La confrontación entre el Gobierno y Ferrovial por el traslado de la sede de la compañía a los Países Bajos demuestra un nacionalismo económico, que se aparta de la idea de Europa que se ha visto plasmada en los sucesivos tratados que conforman la Unión Europea.
Es un debate de vuelo raso, más retórico que real, que ignora las reglas y los compromisos que tenemos contraídos con Europa. Si empresas alemanas o francesas invierten y se instalan en España, no es un problema que una multinacional española traslade su sede a otro país de la Unión.
El Estado nación no va a desaparecer de hoy para mañana, pero cada vez será más interdependiente. El embajador Juan Antonio March recordaba el miércoles, en una conferencia sobre la situación actual en el mundo, un proverbio chino que dice que “si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres ir lejos, ve acompañado”.
La canciller Merkel decía que a Alemania solo le irá bien a largo plazo si a Europa le va bien. El capitalismo social de mercado, teorizado y puesto en práctica por el canciller Ludwig Erhard (1963-1966), se basaba en dos variables fundamentales: crear riqueza y repartirla de forma generosa y equitativa. Todo ello en un marco de libertades y exigencias en el ámbito empresarial y sindical. El Estado no crea la riqueza sino que se limita a velar para que sea distribuida de forma socialmente justa.
El Gobierno Sánchez lleva tiempo utilizando una retórica más propia de Unidas Podemos que de la socialdemocracia del PSOE. Su precariedad parlamentaria no debería alejarlo tanto del relato que ha caracterizado al socialismo español. Más Indalecio Prieto o Felipe González que Largo Caballero. Cuando habla de los de arriba y los de abajo, o cuando señala por nombre a empresarios que ganan mucho dinero, no tiene en cuenta que para repartir riqueza es necesario crearla primero.
Y son las empresas grandes o pequeñas, que no el Estado, las que crean mayor riqueza. El Gobierno debe crear una sociedad más justa con políticas fiscales que reduzcan las desigualdades. Pero me parece temerario intervenir o coaccionar a empresas si actuan dentro de los marcos legales nacionales y europeos. El Gobierno tiene que moverse en el ámbito de la seguridad jurídica porque no hay nada más asustadizo que los inversores.
Publicado en La Vanguardia el 14 de abril de 2023
Justo estaba haciendo mi ejercicio anual de la declaración de la renta cuando oigo que Ferrovial, una gran empresa que a mí me sonaba que se dedicaba a hacer ferrocarriles, se marchaba a los Países Bajos para pagar menos impuestos. No sorprende que esta iniciativa haya sido mal recibida por el gobierno del Estado. Hace poco tiempo que, eso que se conoce como “las más altas instituciones del estado”, instaron a grandes empresas catalanas a que se marcharan de Cataluña. El presidente de SEAT, un señor muy serio que, además de ser alemán, depende de otra empresa también alemana, les respondió que las empresas privadas son eso, privadas, y pueden hacer lo que quieren dentro de la ley. Debe causar una cierta amargura tener que tomar una dosis de la misma medicina, ¿verdad?
Como se utilice el dinero público para caprichos de quien no tiene mejor ideas me hace repensar mi declaración de la renta. Desgraciadamente, no puedo como Ferrovial, coger los trastos e irme a Holanda: soy mayor, me da pereza y allí tienen un clima fatal. No es tanto pagar o no los impuestos. Hace veinte siglos de lo de «dar al César lo que es del César y a Dios lo que es suyo». Lo que me revienta es lo que hagan con el dinero de los impuestos. Financiar bancos corruptos y caminos de hierro de Alta Velocidad que van vacíos o no van a ninguna parte, es una desgracia. Tampoco se pueden financiar las ideas estúpidas, las ocurrencias y, menos aún, las intenciones que tenga cualquier indocumentado o presunto corrupto.
La cosa sería dar al césar lo que se merezca y devolver a la gente lo que es suyo. Y eso no pasa.
Perfectamente explicado. Yo añado que tampoco se pueden financiar ciertas monarquías.
El capital ni es asustadizo ni res de tot aixo Sr. Foix. El capital sobretodo lo que quiere es seguridad juridica y pocas bromas con las cosas de comer.
Estos neocomunistas pijos y descafeinados que malgobiernan en las españas con sus leyes que pretenden hasta dictar lo que debemos pensar son unos cretinos que de la cueva al salon no han digerido bien lo que es un estado de derecho.
Nadie quiere bromas con las «cosas» de comer. Y el capital tiene miedo, y es normal ya que está en manos de personas humanas que es lógico que sientan miedo y tengan sus intereses. No existen empresas «nacionales «, bueno quizás sí las empresas públicas de Francia y algún país más de la UE. Aquí se privatización las más rentables.
La lista de empresas que cotizan por sus beneficios en España en los paraísos fiscales de Europa es interminable y escandalosa.
Y el problema es Ferrovial?
Eso es cinismo cuando no se defiende lo anterior.
La riqueza no la crean las empresas, la crean las sociedades. El objetivo de una empresa no es crear riqueza para la sociedad, es obtener beneficios y aumentar su capital. Sin el conjunto de la sociedad no existiría riqueza. Ferrovial, como cualquier empresa produce bienes o servicios que compran, y pagan, los ciudadanos. Las empresas para conseguir sus objetivos, por ahora, necesitan trabajadores que crean riqueza para esa empresa.
La UE no tiene un sistema fiscal equilibrado, hay diferencias enormes en las cotizaciones que no están armonizadas. Por otra parte, se parte de una situación de desigualdad enorme en cuanto al poder económico de los países miembros. Y claro que existen posiciones nacionales en todos los estados de la UE, Alemania protegió a su industria con el precio del gas como referencia para el precio de la energía.
El capitalismo neoliberal aspira a la completa desregulación y a la desaparición del estado de bienestar. Si se mantiene es porque se produciría un conflicto importante, se está tratando de cambiar transfiriéndolo al sector privado. Siguen existiendo elementos de la luchas de clases que no han desparecido. Pensar que se ha alcanzado una sociedad justa y solidaria es engañarse. La humanidad no ha conseguido nunca la paz, la justicia y la solidaridad fraternal. Nuestra especie está anclada en la naturaleza biológica que favorece la supervivencia del grupo dominante, no hemos conseguido cambiar esta perspectiva ni con las religiones, ni con ideologías. Y la economía no es una ciencia, es solo política.
Por cierto, las empresas que invierten en España tienen sus sedes en otros países, no solo en los de la UE. La libertad de empresa debe estar regulada, igual que la libertad de las personas lo está. Una persona no puede circular por el mundo como lo hace el capital. Este hecho es categórico y define la calidad moral del sistema. Dentro de cien años se considerará que la esclavitud continuó en el siglo XXI bajo otros nombres.