Son improbables nuevas mayorías absolutas en el panorama político español. El PSOE y el PP han sido desbordados por los extremos a los que han tenido que cederles parcelas de poder. Esto es normal en cualquier gobierno de coalición. La novedad es que tanto socialistas como populares han comprado total o parcialmente el argumentario de sus socios más a la izquierda o más a la derecha.
Pedro Sánchez ha perdido las elecciones del 28 de mayo en buena parte porque se hizo suyas las iniciativas legislativas presentadas por Unidas Podemos que no cuadraban con la tradición socialdemócrata. A su vez, Núñez Feijóo se encuentra ahora en el trance de ceder el protagonismo que le exigen los de Vox y tener que decidir entre meterlos en los gobiernos autonómicos en los que son imprescindibles para tener una mayoría o plantarse y arriesgarse a unas nuevas elecciones.
La cuestión es que el discurso de los dos grandes partidos españoles no son compartidos por una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Pedro Sánchez se coaligó con Unidas Podemos y consiguió la investidura espigando en partidos de diversa procedencia ideológica y territorial.
Núñez Feijóo solo puede ir a pescar a su derecha, en los caladeros de Vox, que le piden el peaje de entrar en gobiernos, presidir parlamentos y, sobre todo, en confundir al PP y a su electorado. Si en Valencia se puede entregar lo que pida a Vox, también cabría hacerlo en Extremadura. Feijóo puede aplicar la geometría variable y recurrir a lo que se ha denominado “matemáticas de Estado”.
El problema de los dos grandes partidos es que no consiguen una mayoría suficiente para gobernar por sí solos. Necesitan aliados. Los de la izquierda radical y los nacionalistas periféricos son aceptados como compañeros de viaje por la corrección política vigente. Los populares no pueden lucir ni pedir la compañía de Vox.
En estos prolegómenos de campaña se pone a prueba el liderazgo de Feijóo para imponer un único criterio respecto a las relaciones con Vox. Pero también se plantearán problemas para el PSOE si no consigue igualar los 120 escaños de que dispone hasta ahora.
El voto es líquido y soberano. La incógnita es si la derrota de Pedro Sánchez el 28 de mayo se corregirá en menos de dos meses y si consigue que Sumar de Yolanda Díaz es una muleta segura y suficiente para formar gobierno.
La base del análisis es errónea, tremendamente errònea.
El problema de los dos grandes partidos no es que no consigan una mayoría suficiente para gobernar por sí solos. Esto se arregla modificando la ley electoral.
Necesitan aliados con la periferia esto salva la Constitución del 78 y la democracia en España.
Parece que Buxade que viene de falange autentica esta barriendo al nucleo fundacional de vox incluido Ivan Espinosa de los Monteros, IV marques de Valtierra.
Por el otro extremo donde estas Yolanda, va sumando a base de dividir y se queda con el nucleo comunista, Enrique Santiago incluido en el pack.
A todo esto el guaperas total ha montado un set televisivo en la moncloa para el personalmente entrevistar a los ministros de su gobierno.
Tot plegat es de una catadura y una caradura inconmensurable.
Tenim que escampar la «Boira» de tot aquest maremagnum ja per una cuestio de higiene,