Es bueno recordar que tenemos un sistema parlamentario y no presidencialista. Cada país administra la soberanía nacional que reside en el pueblo del que emanan los poderes del Estado. Las constituciones fijan las reglas. En los sistemas parlamentarios como el nuestro son los diputados quienes eligen al presidente que obtiene una mayoría suficiente para gobernar. El Congreso es el centro neurálgico de la vida política.
El hecho de que el próximo presidente sea el líder de uno de los dos grandes partidos no equivale a que el Congreso de los Diputados y el Senado no sean necesariamente el principal escenario de las batallas políticas. Las mayorías absolutas respaldadas por un solo partido han sido habituales en la democracia. Y la tentación de abusar del poder ejecutivo recorriendo senderos para esquivar total o parcialmente el control del Congreso también se ha producido.
La experiencia del Gobierno de coalición suscrito entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, la primera en democracia, era inevitable si se quería presidir el gobierno pero, a su vez, ha sido un foco de problemas porque se ha puesto de relieve que más que un Gobierno de coalición había dos gobiernos con ideas y planteamientos contrapuestos.
Desde la guerra de Ucrania hasta las leyes de ingeniería social, pasando por la política europea ha habido posiciones contradictorias en el seno del Gobierno, que se han aireado públicamente a la salida de los consejos de ministros.
Estas discrepancias se han detectado en las largas soledades de las dos ministras de Podemos, defendiendo leyes que luego tuvieron que ser modificadas por lo mal elaboradas que estaban. Si Pedro Sánchez hubiera cesado a un ministro o ministra al contradecirle públicamente, seguramente no se habría producido la ruptura de hecho con Unidas Podemos.
Para próximas ocasiones, los gobiernos de coalición habrá que prepararlos con tiempo y atando todos los cabos. Como lo hacen en Alemania, Países Bajos, Bélgica, Suecia, Finlandia… Que tome nota Núñez Feijóo si se encuentra en el trance de necesitar a Vox. No lo puede hacer a cualquier precio ni deprisa y corriendo. La posibilidad de que socialistas y populares hagan un pacto de Estado para no caer en los extremos de derecha o izquierda la veo muy lejana.
Publicado en La Vanguardia el 14 de julio de 2023
Sr. Foix: La posibilidad de que socialistas y populares hagan un pacto de Estado, está exactament igual de lejos que la independencia de Catalunya. Es decir, que seran simultáneas, como causa o como consecuencia.
Por más vueltas que se le dé, el estado español, o sea, más o menos, España, es lo que es. Y el pais Vasco y Catalunya forman parte de él a la fuerza. Y a la vista está lo determinante que este hecho viene a ser en todos los debates y consideraciones.
La alternativa es una dictadura intolerante, querida por muchos pero inaceptable en Europa. Eso llevaria a un «Spaxit» aún más desastroso que su versión británica. El único escenario pacífico y de duración es una España española, en una Península Ibérica con tres estados más, independientes: Portugal, Euskadi y Catalunya. Y los palos aguantando sus velas correspondientes. Y si no, el conflicto será prolongado…
Todo improvisacion, superficialidad e incertidumbre.
La cosa es tener(nos) acogotados.
Los buenos periodicos como el PuntAvui, salvo em temas de alcance, improvisan poco.
El domingo 16 en plan «Tribuna» El Sr. Foix escribe un articulo. Esta previsto.
No se lo pierdan!
Bon cap de setmana