La política tiene que ver con los consensos, con las cesiones, con el diálogo y con la búsqueda de soluciones pactadas a cuestiones en principio insuperables. Abraham Lincoln decía que los problemas creados por los hombres pueden ser resueltos por los hombres. Nadie se puede proclamar vencedor de las elecciones del 23 de julio porque ninguna fuerza puede gobernar sin la ayuda de uno o varios socios, con los que tendrá que negociar concesiones. La cultura del pacto es normal hoy en países europeos tan distintos como Finlandia, Alemania, Suecia, Países Bajos o Italia.
La gran coalición entre socialistas y populares no está sobre la mesa, aunque voces autorizadas insisten en que sería una salida temporal e interina para garantizar la estabilidad política.
Las elecciones se plantearon desde la confrontación entre dos bloques con visiones antagónicas sobre políticas sociales y, sobre todo, sobre el concepto de organización territorial del Estado. El litigio viene de antiguo. El hispanista John Elliott lo situa en los Austrias que, desde Felipe II hasta Carlos II, no consiguieron ganarse la complicidad de los viejos reinos y regatearon el jurar sus constituciones.
La decisión del Conde Duque de Olivares de acabar con la singularidad catalana llevó a la Guerra dels Segadors de 1640, que le costó el cargo a Olivares, pero Catalunya perdió aquella confrontación con España. La obsesión por la España única fue una de las causas que llevaron a Felipe V, el primer Borbón español, a promulgar el Decreto de Nueva Planta, después de haber derrotado lo que quedaba de los ejércitos austracistas, que se rindieron el 11 de septiembre de 1714.
Empezaba otra larga etapa de agravios que, de muchas maneras y en distintas etapas, se han prolongado hasta hoy. Nunca las armas acabaron con el conflicto en Catalunya. Y tampoco nunca Catalunya ha salido victoriosa de sus enfrentamientos con España.
Jaume Vicens Vives dibuja estas dos visiones que surgieron dentro del estado borbónico, impulsadas por los intentos del reformismo popular del siglo XVIII y de las bayonetas napoleónicas de 1808. Se propusieron dos soluciones, dice Vicens. Una “abstracta, jacobina y uniformista de los intelectuales castellanos y andaluces y otra, la real, historicista y pluralista de los pensadores del norte, desde Catalunya hasta la montaña santanderina”.
La historia no se repite, pero es bueno conocerla para tener en cuenta que estas dos visiones siguen presentes en la vida política española en estos días de debates sobre la investidura y la gobernabilidad en el mandato que se acaba de inaugurar.
He encontrado esta dedicatoria que Ernest Lluch escribió en su último libro publicado en vida y que lleva por título La alternativa catalana : “Al amigo Lluís Foix, este libro que he escrito en homenaje a unos catalanes que defendieron nuestras constituciones, que nos habrían podido permitir una evolución a la inglesa o a la holandesa, y no a la francesa, a la prusiana o a la rusa, que les llevaron a la muerte o al exilio viviendo a fondo los problemas de un país no muy grande”.
Fueron mentes catalanas las que inspiraron la llegada de una monarquía democrática laica en 1869, con la venida de Amadeo de Saboya de la mano del general Prim, y los que introdujeron la república federal en 1873. Las dos aportaciones fueron muy breves y fracasaron dando paso a la Restauración de Cánovas y Sagasta, que también acabó de mala manera en 1923 con el golpe de Primo de Rivera anunciado desde la Capitanía general de Barcelona.
Catalunya no puede conseguir la independencia contra España y sin Europa. Pero la estabilidad política y social españolas serán muy frágiles sin establecer pactos y complicidades de todo tipo con Catalunya y Euskadi. Los partidos del procés han perdido votos y representación parlamentaria como lo demuestran las dos últimas elecciones.
Pero la aritmética parlamentaria hace que los escaños independentistas, más en concreto los siete que obedecen a Carles Puigdemont, que dirige Junts per Catalunya desde Waterloo, sean imprescindibles para mantener con vida al próximo gobierno. Hay otra forma de articular la realidad plural y compleja que permita a todos sentirse a gusto sin perder la identidad cultural y obtener mayores cotas de autogobierno bajo el paraguas de Europa.
Publicado en La Vanguardia el 16 de agosto de 2023
»Tocat de la tramuntana» es una bona expressió, que ves a saber el qué vol dir…
Vaya Vd. (Joan) a saber…
Es com la marinada de la Terra Ferma del Sr. Foix pero amb rampell gironi.
No se si ho explico be (?)
Ja tenim una boveda a la catalana Sr. Foix!
I la Francina de can Armengol, mirala! Ja em semblava a mi que no es quedaria a ses Illes.
El nivel sigue bajando i no llueve!
Diuen diuen diuen… que poder el decembre tornarem a votar les generals. Sugereixo ja directament el 28 dels inocents!
Pau, yo también quiero continuar en la Unión Europea, aunque en mas de una ocasión me ha defraudado.
Nunca, repito nunca Europa expulsará de su seno a Catalunya.
Lo siento. Este comentario debía ser una respuesta a Pau Comes.
El Sr. Foix nombra a Ernest LLuch que fue asesinado por los padrinos de un partido que ahora apoyara a Sanchez.
Esto de entrada ya es espeluznante.
Otro espeluzne añadido es que tot plegat dependa de un fugado tocat per la tramuntana.
Nos hemos acostumbrado a esas «paradojas» tal como califica nuestro anfitrion a estos baches ya demasiado frecuentes de nuestra historia reciente.
Malas costumbres!
Habra que construir una carretera nueva.
Copio un párrafo…..confrontación entre dos bloques con visiones antagónicas sobre políticas sociales y sobre todo en el concepto de organización territorial del Estado.
Creo sinceramente que en la organización territorial del Estado, también están totalmente de acuerdo.
Lo estuvieron en NO APROVAR EL ESTATUT que prometió Zapatero. También en la aplicación del ARTICULO 155. en no cumplir por LEY las INVERSIONES en Catalunya.
Y por último y muy importante en la SAGRADA UNIDAD DE ESPAÑA, bajo la figura de la MONARQUIA BORBÓNICA.
También están de acuerdo en no permitir un REFERENDUM habiendo firmado España el Tratado de Derechos Universales de la ONU.
No Sr. Foix. Son tots dos iguals.
Hemos de empezar a pensar en contribuir a crear los ESTADOS UNIDOS de EUROPA.
Albert, estoy de acuerdo.
¿ Quien se apunta ?
Si Catalunya no es un estado de la UNIÓN EUROPEA NO MES INTERESA ste federalismo-