Temores fundados

Seguimos enfrascados en lo que somos olvidando lo que tenemos que hacer

Las campañas electorales en tiempos convulsos generan más desconcierto que confianza. Según los últimos sondeos publicados, un 40% de los posibles electores catalanes no había decidido su voto a ocho días de la jornada electoral. No sé si los debates, los mítines y el contacto directo con los electores influirá en aclarar dudas.

El hecho es que las elecciones del domingo están enmarcadas en un ambiente de confrontación que viven todas las democracias liberales. No es una anécdota que Donald Trump esté siendo juzgado en Nueva York y que los cargos que pesan sobre él no sean una rémora para ser elegido nuevamente presidente, sino que se conviertan en un activo para volver a la Casa Blanca. Es insólito.

La confianza, la sinceridad, la responsabilidad y la solidaridad de los políticos cotizan a la baja. Las campañas contienen más táctica emocional que propuestas que conecten con las preocupaciones de los que conocen en sus carnes las consecuencias de la precariedad laboral, económica y humana.

La desconfianza o la desconexión entre la política y la sociedad desorientan a mucha gente, que es golpeada por cantidades indescifrables de información sin conocer su significado. En Catalunya continuamos enfrascados en lo que somos sin centrarnos en lo que tenemos que hacer.

El presidente Macron nos pinta un negro horizonte en el que la seguridad y la competitividad europeas están en grave peligro. El que más intimó con Putin en la larga mesa del Kremlin es ahora el que plantea la posibilidad de enviar tropas a Ucrania para combatir a Rusia. Habla con el lenguaje de De Gaulle, pero es incapaz de tejer una relación fluida con el canciller Scholz. Es contrario a los nacionalismos, pero sigue aplazando o bloqueando las conexiones energéticas y ferroviarias con España.

Los temores colectivos son fundados. Estamos en guerra contra Putin y en Gaza mueren miles de inocentes. Pasamos de la crítica al Gobierno Netanyahu a negar el derecho a existir del Estado de Israel alimentando un antisemitismo trasnochado.

En estas circunstancias, que cada uno vote al que considere menos malo, al que sea constructor de puentes rotos, al que respete la cultura propia y no rechace la del otro y al que promueva una sociedad más justa y con menos desigualdades.

Publicado en La Vanguardia el 10 de mayo de 2024

  3 comentarios por “Temores fundados

  1. Tampoco podremos decir esta vez «Que jueguen todos y que gane el mejor». Ni siquiera el menos malo porque no va de maluras. ¿El menos inútil, quizá?
    Los constructores de puentes eran los pontífices, una denominación que ha pasado de moda y perdido su significado. Creo en muy pocas cosas, pero menos que nada en las encuestas. Ni siquiera en las tendencias…
    Em penso que no se’n sortiran i haurem de tornar a votar, després d’unes eleccions europèes encara més confuses… (Ai!, Senyor!, quina tristor…)

  2. Buenas tardes
    Su articulo es sensato, racional y positivo. Ojalá más personas tuvieran su sabiduría, su experiencia.
    Saludos

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