La migración ha latido sin grandes debates de fondo en la campaña. El Parlament tiene a once diputados de Vox y a dos de Aliança Catalana que han construido sus discursos sobre las restricciones severas hacia los que han llegado recientemente, a los que siguen llegando y a los que llegarán de forma continuada en el futuro.
Los sociólogos irán desentrañando los datos de las elecciones catalanas del domingo. Ya sabemos que no hay una mayoría independentista y que por primer vez en los últimos 44 años el PSC de Salvador Illa ha ganado en votos y en escaños en unas elecciones autonómicas. Lo que no sabemos es cuántos migrantes latinos, africanos y del resto del mundo con nacionalidad española adquirida han acudido a las urnas y a quién han votado. No son pocos y cada día serán más en una sociedad cada vez más heterogénea.
El factor migratorio tiene ya una gran importancia en la política catalana. Hace unos años éramos seis millones y ahora pasamos de los ocho. Los necesitamos para mantener el ritmo de la actividad económica y para sostener el crecimiento demográfico, que estaría prácticamente estancado si no existieran los recién venidos. Más de un 15% de la población es inmigrante y ha llegado en este siglo. Si se fueran, el país se hundiría. La mayoría se queda y va adquiriendo la nacionalidad con los derechos y deberes respectivos.
Los movimientos populistas y de extrema derecha en Europa y Estados Unidos tienen el denominador común de las restricciones a los ilegales extranjeros. En los Países Bajos ganaron las elecciones aunque no han podido formar gobierno, pero condicionan la política nacional como en Finlandia, Suecia, Dinamarca, Francia, Italia, Bélgica y Austria.
Sostengo que el independentismo perdió su hegemonía en las elecciones del domingo porque hace un discurso que cada vez se distancia más del país real. La demógrafa Anna Cabré tiene escrito que unos catalanes se hacen por filiación y otros por importación. Así ha sido durante casi dos siglos. Los catalanes que no descendemos de la migración española del siglo pasado o de la latina de este siglo puede muy bien ser que descendamos de la francesa de los siglos XVI y XVII. La frase lapidaria de Cabré es que “el sistema de hacer catalanes con gente de fuera es nuestra manera de hacer”.
En el subconsciente colectivo flota la idea de que siempre vendrá gente de fuera y se quedará. Jaume Vicens Vives abunda en esta idea al afirmar que somos un país de paso y como tal somos propensos a las negativas intransigentes y a las claudicaciones afectivas, a los odios primarios y a los abrazos cordiales. Esto explicaría el constante cambio en el mapa político de Catalunya en el último medio siglo y su influencia en España.
Después de grandes explosiones emocionales que han fomentado un orgullo a veces insoportable, Catalunya vuelve siempre al pacto, al entendimiento, a los puentes y al respeto al otro que piensa diferente. No sabemos quién conseguirá formar un gobierno después de las elecciones del domingo. Se da la paradoja de que el partido que más ha perdido, ERC, tiene la llave para la investidura de Illa. Otra fórmula es que Puigdemont quiera forzar su investidura con la improbable ayuda del PSC. La independencia voluntarista del procés ha ido mal para todos, una aventura fracasada. Los catalanes han pedido un periodo de calma y de buen gobierno desde la centralidad y lejos de utopías que nos han conducido emocionalmente a una distopía.
Publicado en La Vanguardia el 15 de mayo de 2024
«…unos catalanes se hacen por filiación y otros por importación.» L’he trobat una observació interessant.
Despres de la Ejecutiva extaordinaria de ERC, Oriol Junqueras anuncia que fará una declaració oficial del seu futur, avui dijous, a les 9. Dintre de 1 hora.
Este «orgullo insoportable» que apunta el Sr. Foix a veces lo he percibido como una chuleria racista que me ha avergonzado como catalan.
Ya esta bien de fantasias fracasadas. Ya esta bien de dar la matraca.
Aneu desfilan cap al no res que es on os toca estar.
Oriol Junqueras dice :
Hemos entendido el mensaje. Me veo con fuerzas y corazón para seguir dirigiendo el partido.
¿Porqué no prueba con la cabeza?