El problema no es únicamente el Barça de Laporta sino lo que venga después. El último partido de la temporada en Montjuïc reflejó el descontento del barcelonismo a pesar de haber ganado por goleada al Rayo Vallecano, quedar segundo en la Liga y asegurarse un puesto en la Supercopa que se jugará en Arabia Saudí a principios de año.
Los jugadores han cumplido medianamente con aportaciones de gran nivel procedentes de La Masia. Lamine Yamal, Cubarsí y Pedri darán muchos días de gloria en el Barça. Xavi consiguió la Liga el año pasado pero no ha sabido coordinar a un equipo cuyos fichajes principales han venido impuestos por decisiones de Laporta, Deco y agentes varios.
El propio Xavi ha sido un muñeco roto en manos del presidente desde que anunció que se iba a finales de junio. Los gritos a favor de Xavi en Montjuïc parecían más una marcha fúnebre contra Laporta que un reconocimiento al que ha sido un histórico jugador y un barcelonista emocional.
Le duele a Xavi que las decisiones sobre su futuro inmediato le han llegado a través de filtraciones a los medios. No sé nada, ha dicho estos días. Lo que seguramente intuye es que no saben cómo desprenderse de él porque no hay dinero. Y aquí se llega al epicentro de la crisis que no está en los jugadores ni en el entrenador que se puede despedir en cualquier momento.
El drama está en la gestión y en la capacidad financiera para afrontar el futuro con autoridad y confianza. Y con recursos. El problema no es el equipo, ni los técnicos. Está en quienes han impuesto un modelo que ha arruinado al club. Solo hay que ver el listado de ejecutivos que han abandonado el barco y han dejado al presidente actuando en solitario.
Publicado en Mundo Deportivo el 21 de mayo de 2024
Mis Buenos Aires querido cuando te volvere a ver…
Estamos en manos de locos de atar y de calzonazos.
Ah! y por cierto en Can Barça tres cuartos de lo mismo.