Las campañas nacionales borran el telón de fondo de una Europa de 27 estados votando para elegir el nuevo Parlamento. El lunes se podrán analizar los datos en clave de derecha o izquierda, de extrema derecha o de la fragmentación en la izquierda de la izquierda.
Pero la preocupación sobre la inestabilidad internacional late en la conciencia colectiva de una Europa preocupada por la guerra contra Putin en Ucrania y por los horrores que nos llegan de Gaza con los innecesarios y continuos bombardeos israelíes sobre población civil palestina que huye desde hace ocho meses sin tener un destino ni un refugio. Hay que terminar con esta locura.
Es cierto que el coste de la vida, la escasez de vivienda, la imparable y a la vez necesaria inmigración son preocupaciones primarias de los 330 millones de europeos que están llamados a las urnas este largo fin de semana.
Pero son las chispas de violencia retórica, las expresiones de odio contra el diferente, la incapacidad de encontrar el encuentro entre adversarios o enemigos, lo que convierte estas elecciones en un punto de inflexión entre la guerra y la paz, entre la libertad y la intransigencia, entre demócratas y autoritarios. Es el alma de Europa lo que está en juego.
Ni la guerra de Ucrania ni la de Gaza son conflictos locales, sino retazos de confrontaciones globales que pueden extenderse. De la violencia retórica a la violencia física hay una línea muy fina que se puede traspasar. Este escenario es muy antiguo. Homero y Herodoto nos hablan de ello. César y Augusto también. Se cuenta que Robespierre ejecutó a una media de siete franceses diarios en los aproximadamente dos años que estuvo al frente del Comité de Salud Pública. Stalin, Hitler y Pol Pot están a la cabeza de la clasificación de criminales del siglo pasado.
Las tensiones en el seno de las democracias occidentales indican un cambio de paradigma, la antesala de tiempos convulsos, porque parece que no valoremos la Europa de la paz, el progreso y la libertad y abrimos la puerta a una era de liderazgos populistas, levantamiento de muros, desprecio de las instituciones y discursos que desprecian la dignidad de las personas con políticas de ingeniería social trazadas desde laboratorios ideológicos que pretenden atontar a los más desprevenidos.
Publicado en La Vanguardia el 7 de junio de 2024
Una abstencion de escandalo.
El sistema esta muerto y solo funciona por la respiracion asistida que le dan unos partidos llenos de arribistas, medianias e ineptos.
«Tambors de guerra a Europa» : editorial del PuntAvui de avui dissabte. Celebracio del dia D a Normandia.
Poder si que entre tots lograran un clima de fatalisme i acolloniment general.
I el diumenge a votar. La festa de la democracia. Ole ole!
El atontamiento es general Sr. Foix.
Siempre estamos en guerra lo unico que cambia es el ruido de fondo. En los paises tibios de fondo se oye el clamor sobre la mujer del Cesar y se pasa de esta Europa Occidental que nos acoge y que ha crecido desmesuradamente ofendiendo a la otra Europa.
Esto no lo voto nadie y es cosa de trapicheos de los de arriba.
Nos nos eche la culpa Sr. Foix, no nos riña, no nos asuste. Lo del domingo es un paripe que se nos permite de vez en cuando per estar distrets i acollonidets y sanse_acabo.