Trump-Musk, el cambio que viene

El presidente electo Donald Trump y su aliado Elon Musk, el hombre más rico del mundo, están poniendo en marcha una batalla politica y cultural en el seno de las democracias occidentales.

Pocas veces habían sido tan desconcertantes las expectativas creadas por las declaraciones de un presidente que en unos días jurará el cargo en la gran avenida del Mall de Washington. Donald Trump repetirá el juramento con la mano sobre la Biblia frente al presidente saliente de la Casa Blanca, un Joe Biden que tras medio siglo de transitar por los pasillos del poder en Washington se va por agotamiento físico y cognoscitivo.

Los que vivimos en directo la revolución conservadora de Thatcher y Reagan en los años ochenta, el desmembramiento y caída de la Unión Soviética en 1991, la revolución de Teherán de 1979 y el fortalecimiento y ampliación de la Unión Euro­pea no imaginábamos que llegaría un día en el que un presidente norteameri­cano no solo anunciara sus intenciones de cambiar la relación con sus aliados sino que además propusiera verbalmente el cambio de fronteras y de gobiernos en países amigos con los que comparte intereses militares, económicos y de modelos de vida.

El MAGA (“Make America great again”) de Trump no se refiere a un repliegue de Estados Unidos en el mundo como el que diseñó su antecesor James Monroe, quinto presidente del país, desde 1817 hasta 1825, con su eslogan “América para los americanos”. Las circunstancias son bien distintas, y Europa salía de las guerras napoleónicas y emprendía un proceso de colonización que se extendió durante más de un siglo en África y Asia. Pero no en América, donde imperaba la doctrina Monroe.

Trump no piensa rehacer las alianzas con los viejos socios que en el siglo XX hicieron que los norteamericanos salvaran a Europa de sus fantasmas internos y guerracivilistas. Primero, en la Gran Guerra, luchando contra los imperios centrales; segundo, en la guerra contra Hitler, y después, en la guerra fría contra la Unión Soviética. Europa y el mundo serían otra cosa sin el posicionamiento firme de Estados Unidos contra los autoritarismos.

La novedad que anuncia Trump, por el momento, es hacer grande Estados Unidos a costa de debilitar a gobiernos aliados democráticos.

Ha propuesto la compra de Groenlandia, una autonomía danesa desvinculada de la Unión Europea desde 1985; ha invitado a Canadá a que se convierta en el 51.º Estado de EE.UU. refiriéndose a su hasta ahora primer ministro como el “gobernador Justin Trudeau”, y ha amenazado con recuperar el control del canal de Panamá alegando “tarifas exorbitantes” en el tránsito marítimo. Desde hace un cuarto de siglo el canal es propiedad de Panamá.

Esta intromisión anunciando intervenciones en la política de otros países, aliados y amigos, se mueve por ahora en el terreno de la retórica y del verbo fácil de Trump. Acaba de denunciar a México de convertirse en caballo de Troya de los productos chinos que pasan a Estados Unidos.

Trump no camina solo. Le acompaña Elon Musk, el personaje más rico del mundo, que tiene más de doscientos millones de seguidores en su plataforma X, antes Twitter, y que difunde su apoyo al partido Alternativa para Alemania (AfD) que va segundo en las encuestas para las elecciones federales del 23 de febrero. El presidente Macron se lo ha recriminado.

El magnate de las nuevas tecnologías también ataca descaradamente al Gobierno británico acusando al primer ministro de hipotéticas malas prácticas cuando era fiscal y pidiendo al rey Carlos III que convoque nuevas elecciones.

Si fuera Pedro Sánchez, no estaría tranquilo, porque en cualquier momento puede distribuir un mensaje en la plataforma de su propiedad pidiendo cualquier cosa. El problema es que tanto Trump como Musk tendrán un gran poder y quieren cambiar el mundo con criterios no compartidos por amigos y aliados. El desconcierto es considerable en una Europa frágil políticamente frente a una Rusia autoritaria y guerrera y una China que dis­puta la hegemonía militar y tecnológica a Estados Unidos.

Trump ha tendido puentes con la Europa de Giorgia Meloni, Viktor Orbán, Robert Fico y muchos partidos de derecha radical que pretenden cambiar el paisaje político y social de Europa. También está en marcha una batalla cultural en el seno de las democracias occidentales.

Publicado en La Vanguardia el 8 de enero de 2025

  4 comentarios por “Trump-Musk, el cambio que viene

  1. El pollo panocha asi por la cara y de entrada quiere anexionarse Panama, Canada y Groenlandia.
    Y dos huevos duros!
    Encara en tenim que veure de tots colors Sr. Foix i per si de cas aqui celebran els 50 anys de la mort de ffb
    Sort que em entrat al any jubilar de la Esperança!
    Bon any!

  2. La Europa fruit del liberalisme, no ha sapigut crea una societat forta culturalment produint dirigents estrafalaris que han permès resucitar les ideas fanaticas de las dretes.Recullim lo que sa sembrat.

  3. Excelente artículo, durísimo por su claridad y realismo. Si su autor no fuese el admirado Foix, diríamos que es una de esas «fake news» que invaden el universo digital. Pero no, corresponde con exactitud a la más cruda realidad. Votamos con total inconsciencia a populistas diversos que, a su vez, dan vía libre a poderosísimos millonarios con proyectos de lo más estrafalarios. No tenemos ni idea de cómo va acabar todo esto, pero que comporta un debilitamiento pavoroso de Occidente, no hay duda alguna.

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