Chicos jóvenes que se distraen en modo rotatorio hasta marcar 101 goles al comienzo del segundo tramo del curso. Este podría ser un resumen aproximado tras la exhibición del conjunto de Hansi Flick ante un Valencia impotente y desconcertado en Montjuïc. Pero hay más derivadas para entender la errática trayectoria del Barça, que se ha dejado demasiados puntos ante equipos como el Leganés y Las Palmas que se sitúan en la parte baja de la clasificación. Por el contrario, las victorias contra Benfica y Valencia muestran un entusiasmo colectivo entre jóvenes y maduros con el objetivo de ganar independientemente de las genialidades individuales.
Flick ha logrado imponer un espíritu de disciplina acompañado de la generosidad de jugadores que, como Gavi, prefirieron que en los últimos minutos saliera Pablo Torre en vez de él. O que Lewandowski, Lamine Yamal o Raphinha entraran o salieran ofreciendo un espectáculo de rotación virtual que da la impresión de que al equipo le sobran recursos.
Flick habló de “hambre” de competir y ganar de sus jugadores. De Jong se retiró con aplausos y Fermín hizo un doblete. Szczesny, ¿es suplente o titular? Lo veremos mañana frente al Atalanta. Iñaki Peña es un valor probado.
La temporada es muy larga pero el ambiente que ha logrado Flick entre los jugadores y la empatía hacia la afición son muy remarcables. Cuando el talento y el factor humano positivo se cruzan en un momento dado, que diría Cruyff, los paradigmas cambian y los vientos soplan favorables. Alcanzar al Madrid en la Liga será difícil pero no imposible. En la Champions se pasa a octavos y la Copa es asequible. Deportivamente, la temporada pinta bien.
Publicado en Mundo Deportivo el 28 de enero de 2025