La misión china de Sánchez

Pedro Sánchez y Xi Jinping en una visita previa del presidente español a China.

Las visitas de presidentes españoles a China han sido una constante desde que Felipe González se entrevistó en 1985 con Deng Xiaoping en Pekín y compartieron el proverbio ancestral chino de que no importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones.

Aznar, Zapatero y Rajoy visitaron Pekín. Pedro Sánchez lo hace por tercera vez. En total serán trece los viajes de un presidente español a la China posmaoista. Recuerdo la histórica visita de Nixon a China en 1972 y los brindis inacabables entre el presidente norteamericano y Mao Zedong. Vi despegar, qué tiempos periodísticos aquellos, desde los jardines de la Casa Blanca el helicóptero que llevaría a Nixon al aeropuerto que lo trasladaría a Pekín. Fue el comienzo de la apertura occidental a un país que tenía más de 800 millones de labriegos y todos los chinos de las ciudades circulaban en bicicleta y vestían el uniforme gris de Mao.

Desde la dictadura de un partido comunista con más de 80 millones de afiliados que han controlado el país a partir de 1949 se ha construido un imperio económico, tecnológico y militar que rivaliza con el de Estados Unidos de Trump. Al frente hoy está Xi Jinping, un autócrata que nadie se atreve a hacerle sombra y cuyas redes industriales y comerciales han penetrado en Europa y en el mundo.

Sánchez realiza su tercer viaje a Pekín en el punto álgido de la tormenta perfecta de la cruzada arancelaria de Donald Trump con el mundo, pero especialmente con la China de Xi Jinping. Rodríguez Zapatero le ha roturado la tierra para esta delicadísima visita.

La audacia de Sánchez nunca defrauda. Juega mejor al póquer que al ajedrez. La operación china tiene ventajas, pero también riesgos que desconocemos. Comercialmente puede ser beneficiosa para España y para Europa ante la obsesión tarifaria de Trump, que ha roto por su cuenta las reglas del juego globales. Pero Trump pasará y China seguirá siendo la gran fábrica del mundo con un sistema autoritario y sin libertades. Lo importante en estos tiempos raros es no confundirse de aliados, estar pegados a Europa y nunca lejos de lo que ha sido y es la democracia y la civilización occidental.

Publicado en La Vanguardia el 10 de abril de 2025

  7 comentarios por “La misión china de Sánchez

  1. No se si han notado Vds. que «Barcelona huele a tenis». Es el titular del editorial de hoy del director de LV, Jordi Juan.
    Se refiere al trofeo Godo. En paginas interiores, Margarita Puig nos habla de la exclusividad del evento (selectivo) en un articulo que titula «Cita en la zona noble»
    Como huele la naftalina?
    Feliz Semana Santa para todos.

  2. «China no quiere dominar el mundo, sino que quiere que nadie les domine»
    Rafael Dezcallar – «El ascenso de China»
    Embajador en Pekin, 2018-2024

    La UE necesita garantizar socios comerciales fiables frente a la improvisacion de Estados Unidos.
    Editorial de El Periodico.

  3. El senyor Xi Jinping, a la seva visita ara fa un parell d’anys a l’estat espanyol va dir al seu discurs que «…la ruta de la seda arrivaba fins a Tàrraco…» ara fa dos mil anys. Ho me mirat una mica i consultat al meu entorn arqueològic i no he trobat cap evidència d’això (no escrits, cap ceràmica o làpida).
    Potser era una figura retòrica preparada pels assessors…»Si non è vero…»
    En tot cas, si alguna cosa hem d’aprendre del passat és que el comerç obert beneficia a tothom. I que les lleis dures de l’oferta i la demanda sepre acaben imposant-se

  4. Pues el Sr. Foix nos descubre a Rodriguez Zapatero como (buen) roturador para este viaje a China.(?)
    No ho veig gens clar.
    Lo que si veig clar es que tota aquesta parafernalia de institucions supranacionals no serveixen per res mes que per ferse la foto, roda de prensa, comisio i a repartir.
    Cuan arriba un punt critic, son de la llarga.
    Y lo de negociar el aranzel del fil dental ja es de traca.

  5. Y por qué no probar a lamer el culo de las civilizaciones orientales? Viendo lo que vemos, cualquier camino puede ser mejor (y peor). Sin arriesgarnos nunca lo sabremos.

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