Cleveland, Ohio
La historia electoral de Ohio está manchada por las sospechas de anulación o manipulación de votos en las elecciones de 2004 que dieron la segunda victoria a George Bush y privaron a John Kerry de ser proclamado presidente. En Ohio se libró la gran batalla hace cuatro años y en esta recta final de campaña McCain y Obama han desplegado todas sus energías para conseguir los 20 electores que serán decisivos el 4 de noviembre.
Obama y McCain han trillado los condados de Ohio como los pioneros que conquistaron el Oeste desde las orillas de los Grandes Lagos. El sistema electoral americano es tan complejo como injusto. Pero es el que hay y no parece que sea posible cambiarlo. El que gana un estado se lo lleva todo y los demás se quedan sin representación.
Ohio, Pennsylvania y Florida son los tres grandes estados marginales que inclinarán la balanza hacia los demócratas o republicanos. Los matices que existen en cada uno de esos estados no sirven de mucho. Cincinnati, por ejemplo, es republicana y dio un presidente a Estados Unidos, Robert Taft, que además ocupó también el cargo de presidente del Tribunal Supremo. Los Taft han dejado una profunda huella republicana en Cincinnati aunque el último de la saga que aspiró a ser presidente con aspecto de dandy y elitista fue derrotado en su intento para ser designado candidato republicano en 1944.
Pero Cleveland, otra gran ciudad de Ohio, es demócrata y progresista. Un 50 por ciento de la población es negra y tiene una larga tradición obrera. Se llegaron a contar más de mil empresas industriales en su área de influencia que iban desde las fundiciones de acero a la fabricación de naipes.
El centro de Cleveland marca una silueta de pequeña gran ciudad, con rascacielos recientes y de hace ochenta años, centros de convenciones y una espléndida orilla sobre el lago Erie en la que se levantan esculturas notables que desafían los imprevistos efectos atmosféricos que arrojan nieve sobre la ciudad de forma meteórica y esporádica.
Cleveland goza también del triste privilegio de ser la ciudad donde las hipotecas subprime desencadenaron una crisis que ha tenido consecuencias mundiales. Fue en 2006 cuando los tipos de interés hipotecarios se duplicaron, se vendió y se compró a mansalva, se especuló hasta tal punto que una de cada diez viviendas de Cleveland son propiedad del Deutsche Bank Trust que no sabe qué hacer con ellas.
Sobran tantas viviendas y complejos urbanísticos que el ayuntamiento de la ciudad tendrá que invertir más de cien millones de dólares para demoler las que estaban en construcción. No tienen valor porque se construyeron sin dinero y sin avales que respondieran de las inversiones. Nadie las quiere. Fue una gran trampa financiera, urbanística y económica que ha llevado al gobierno de Washington, el más conservador de los conservadores habidos, a invertir 700 mil millones de dinero de los contribuyentes para salvar el sistema financiero y la salud de la economía americana.
No creo en el papanatismo del efecto mariposa pero si en alguna parte del mundo se puede hablar de las causas y efectos globales de acciones concretas locales, ese sería el singular caso de las hipotecas basura que se detectaron por primera vez en Cleveland. Las estrategias de Wall Street de no pedir dinero por adelantado, no presentar avales, no preguntar casi nada sobre los frívolos compradores de viviendas, creó la burbuja financiera que ha arrastrado al sistema hacia una crisis muy seria.
Estos trapicheos de los espabilados ejecutivos de instituciones financieras solventes se han pagado muy caros. Cleveland, a pesar de su modernidad y su empuje de otros tiempos, es la ciudad de sus proporciones más pobre de Estados Unidos. Una información aparecida en el The Plain Dealer , el único diario de pago que queda en la ciudad, estima que el 29.5 de sus ciudadanos son pobres.
Como ocurre en Detroit, los más pobres se quedan en el centro y las clases medias venidas a menos se van a los suburbios que es donde la inseguridad y el crimen han aumentado de forma alarmante. En Chicago los negros residen en barrios extremos formando guetos y en varias grandes urbes de Ohio ocurre lo contrario.
Cleveland no tiene el aspecto de ser una ciudad en bancarrota. La vida continúa. En los bares siguen tomando copas solitarios personajes o grupos de amigos al caer el día. Cerveza tras cerveza, mientras contemplan simultáneamente una colección de cadenas de televisión que casi todas ofrecen deportes.
La CNN y las demás cadenas de información general no son las preferidas gustan y hay que pedir que sintonicen por lo menos una que hable de las elecciones para que amablemente el barman te obsequie con este favor de la casa.
Da toda la impresión de que Cleveland ha votado o piensa hacerlo por Obama. Para qué preocuparse de debates, de impuestos, de Joe el Fontanero, de presionar fiscalmente a los ricos si para estas gentes no tiene mayor relevancia. Han decidido el cambio de partido en la Casa Blanca. Pero Ohio es muy grande y habrá que esperar al día 4 de noviembre para saber hacia donde este estado claramente dividido entre demócratas y republicanos inclina la balanza.
Hace bien en no creer en el efecto mariposa en relación a las hipotecas subprime y la crisis mundial, porque, en efecto, no tiene nada que ver.
Se habla de "efecto mariposa" cuando una fuerza pequeña y azarosa puede desequilibrar un gran sistema en un sentido o en otro. (La metáfora de Woody Allen en Mach Point)
La acumulación de hipotecas subprime, bonos basura, hedge founds, derivados, etc, ni fue pequeña (más bien monstruosa) ni azarosa.
Para ceñirnos a nuestra crisis particular dentro de la crisis global: ¿Que en España se haya construido más que toda la Europa occidental junta, diría alguien que es "efecto mariposa"?.
Salvo que a la desvergüenza de unos y a la incompetencia de otros le llamemos "efecto mariposa", claro.
Lluís, cuando en EE.UU no pueden pagar la hipoteca, entregan las llaves y punto, aquí es más complicado.
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Aqui no hay subprimes, aquí todo es de color de rosa, los pajaritos cantan y las nubes se levantan, esto es Disneylandia.
Sr.Foix: Creo que fue durante el mandato de Bill Clinton cuando se empezaron a conceder las hipotecas basura, después no se supo o no se quiso reconducir la situación que ya presentaba síntomas preocupantes al inicio del mandato de Bush. En nuestro país existe un colectivo que acaba de asociarse por considerarse engañados por esas concesiones de hipotecas, son en su mayoría inmigrantes que ahora se encuentran con una trama delictiva en la que son avalistas uno de otros y se encuentran abocados a la ruina.