El público estuvo entregado incluso cuando al empezar la segunda parte Luis Enrique tenía que remontar un 0-2. Y lo siguió estando hasta después de que Messi marcara su gol 500 que no servía ni para arrebatar un punto. El público arropó al equipo a la manera inglesa, aunque se pierda, aunque se esté en posición de la emergencia de un aterrizaje forzoso.
El público sabe lo que Messi, Suárez, Piqué, Neymar, Busquets y Mascherano le han dado al Barça. Pero el barcelonismo se acostó el domingo con una sensación de impotencia insoportable. Un punto de los doce perdidos en los últimos cuatro partidos de Liga es una miseria para quien aspira todavía a ganarla. Y la puede ganar. ¿Jugando mejor? Posiblemente. No se trata de mejorar el juego. Hay que ganar sí o sí los próximos cinco encuentros para ser campeón.
Quiero compartir la seguridad de la victoria de Gerard Piqué en las horas más bajas de la temporada. Sí, se puede. Pero la orquesta ya no toca con la precisión ni la belleza que lo hacía hasta dejarse empatar en Villarreal. Allí debían de haberse encendido todas las alarmas. El tridente que fue temible es ahora una delantera que queda bloqueada ante el bosque de piernas del área pequeña del adversario. De repente han dejado de brillar aquellas chispas de genio que resolvían los encuentros. Messi, Neymar y Suárez. Ya no dan miedo. Simeone y Zidane han atrapado al Barça.
Un empate o una nueva derrota puede entregar la Liga a cualquiera de los dos equipos de Madrid que, incidentalmente, también aspiran a ganar la Champions. El Barça puede superar las turbulencias de las próximas cinco jornadas. Por calidad y por experiencia. El público está con ellos. Sólo hace falta que Luis Enrique les convenza que apearse voluntariamente del título de Liga va a tener consecuencias ingratas para todos ellos. Si los males anidaran en el vestuario, a estas alturas, sería muy deplorable.
Publicado en Mundo Deportivo el 19 de abril de 2016
Hay posibilidades reales. El Español les hundirá la Liga.
Desgraciadamente dinámicas perdedoras co esta en la que ha entrado el Barça no se corrigen fácilmente. Ya había habido señales de aviso como los empates con el Deportivo, el Villarreal y el Valencia en partidos que estaban ganados, o la manera en que nueve del Atlético tuvieron al equipo contras las cuerdas y pidiendo la hora. El cansancio es parte del problema, pero algún día se contará la historia de lo que ha pasado de verdad en el vestuario. Nos hemos preocupado demasiado de récords, vaselina, sombreros y caños, pero todos los goles de Messi y Suárez y todas las filigranas de Neymar no habrán servido de nada, porque la liga la ganará un equipo de Madrid, y de ser la admiración hemos pasado a ser el házmerreir del planeta fútbol. Prepotencia e indolencia.
«»Algún día se contará la historia de lo que ha pasado de verdad en el vestuario»»… Ardo en deseos que alguien se atreva a contarlo Rafael…
Sr.Foix: deciamos ayer que el bajón físico del Barça era de libro y ha llegado Sant Jordi…