En su espléndido ensayo sobre Tolstoi y Dostoievski, George Steiner hace unas lúcidas consideraciones sobre el lenguaje como fuerza que mueve la historia, los sentimientos y la cultura de los pueblos.
Estamos completamente rodeados hoy de un nuevo analfabetismo, el analfabetismo de los que pueden leer palabras ásperas y palabras de odio y de relumbrón, però que son incapaces de comprender el sentido del lenguaje en función de su belleza o verdad. Se habla mucho, demasiado, sin saber exactamente el sentido de las palabras.
La argumentación sufre en estos tiempos precipitados, de pensamiento rápido, de mensajes cortos y de propaganda camuflada en slogans que pretenden ser verdades reveladas. Los intercambios de mensajes en las redes sociales tienen muchas ventajas pero carecen de argumentación. Se expone una idea y te responden contra.
En este sentido la comunicación se ha empobrecido porque se ha perdido la capacidad de razonar y de relacionar con criterios mínimamente comprensibles. Se habla demasiado y se escucha muy poco. Ni siquiera se oye el argumento del adversario. Se le descalifica o se le sitúa en una posición en la que no se encuentra.
Tolstoi y Dostoievski eran radicalmente distintos, pero muy grandes y con capacidad de entender las razones del otro. Tolstoi, escribe Steiner, es el primer heredero de las tradiciones de la épica. Dostoievski, uno de los más importantes temperamentos dramáticos después de Shakespeare. Tolstoi, la mente embriagada de razón y de hechos. Dostoievski, el que despreciaba el racionalismo, el gran amante de la paradoja. Tolstoi, el poeta de la tierra de la escena rural y del tono pastoril. Dostoievski, el archiciudadano, el maestro constructor de la moderna metrópoli en la provincia del lenguaje. Tolstoi, sediento de verdad, en cuya excesiva búsqueda se destruía a sí mismo y a los que le rodeaban.
No me imagino a estos dos gigantes de la literatura universal en el ámbito de las redes sociales. Se habrían cansado de la frivolidad y de la poca sustancia en que, con frecuencia, se utiliza la palabra como si fuera un estropajo para humillar al que piensa distintamente.
O recuperamos el sentido de las palabras, la racionalidad y la argumentación, la paradoja y la ironía, o vamos a perderlo todo. Lástima. Los arquitectos del lenguaje, sin embargo, tienen las de ganar porque el sentido de las palabras no puede ser equívoco.
Sr.Foix: vivimos en una constante lluvia de ideas en las redes sociales, de lo que se trata es de que quienes las reciben hagan suyas dichas ideas, es la mejor manera de que triunfen…
gran artículo. imposible de resumir en los 140 caracteres de un tweet. las redes sociales, más que un instrumento para el verdadero conocimiento, lo son para el entretenimiento y el enriquecimiento de grandes empresas tecnológicas globales que pagan el mínimo de impuestos. vivimos tiempos difíciles para la reflexión pausada y serena. por suerte el sr. foix siempre nos regala artículos para esto último.
Desde el megafono a la alcaldia de BCN, Ada Colau.
Desde una escuela de normalizacion lingusitica a presidir el Parlament de Catalunya, Carme Forcadell.
Nos faltaba la tercera lider, ya apuntaba, pero hoy la hemos visto en plenitud, Eulalia Reguant de la CUP.
Ñoras, ñores, somos capdaventers de todo lo escrito y lo no escrito.
Bamos vien!
La ironia nos salvara y seremos mas librEs con mas librOs, escuchando mas y hablando menos. Malos tiempos para la lirica y para la epica, hay que sobrepasarlos aun y en una pendiente que sigue pero que necesariamente tendra que hacer llano, en el pasaremos lista y revista.
La ironía Dogbert, es el mejor preservativo mental contra tanta y tanta estupidez que nos rodea…