Me cuentan que el general Juan Prim i Prats es el único español que mantiene una estatua en México. El militar de Reus estaba casado con una acaudalada mexicana, Francisca Agüero, a la que conoció en París donde Prim y la familia mexicana vivían exiliados en el entorno de las intrigas y maniobras de la corte de Napoleón III, casado con la española María Eugenia de Montijo.
La figura de Prim, el único catalán que ha presidido un gobierno español, siempre me ha cautivado por la cantidad de cosas que un hombre con proyección pública puede hacer en 56 años de vida.
La biografía de Pere Anguera es imprescindible para penetrar en las contradicciones de este militar nacido en Reus que moría asesinado en la calle del Turco de Madrid, un 27 de diciembre de 1870, el mismo día en que Amadeo de Saboya zarpaba de Italia para ser proclamado rey de España que cambiaba otra vez de dinastía.
Otro libro interesante sobre este brillante militar catalán del siglo XIX, vizconde del Bruc, marqués de los Castillejos, conde de Reus y demás títulos conseguidos por méritos de guerra, es el que acaba de publicar el general Luis Alejandre Sintes sobre la aventura de Prim en tierras mexicanas que se prolongó desde diciembre de 1861 hasta primeros de mayo de 1862.
Como militar español de más prestigio fue enviado a México en una expedición de tropas francesas, británicas y españolas para recuperar la deuda externa de México que se había declarado en bancarrota bajo la azarosa presidencia de Benito Juárez.
La novedad que aporta Alejandre es que no existieron discrepancias entre Prim y el general Espartero, a la sazón capitán general de Cuba, sobre la expedición española que Prim vió cómo ya había partido hacia Veracruz por órdenes de Espartero. Fueron las contadictorias órdenes del gobierno de Madrid las que causaron el desorden.
Prim hizo algo más importante. Se opuso a que Napoleón III entronizara a Maximiliano como emperador de México. Retiró sus tropas de la expedición vaticinando el fracaso de una monarquía impuesta por Francia. Al cabo de cinco años Maximiliano fue fusilado por los propios mexicanos que han agradecido el gesto de Prim.
Los dos estuvieron muy relacionados con Cataluña. Espartero bombardeó Barcelona desde Montjuic con 1.014 proyectiles en 1842. Prim lo hizo en 1843 con 2.500 bombas. Los dos pertenecían a una generación en la que los militares hacían la política y salvaban patrias. Afortunadamente, hoy se dedican a lo suyo, a estar a las órdenes de gobiernos democráticos.
Pi i Margall també va ser president no?. Ho dic perquè hi visc a prop, i per molt que no arribés al mes, doncs alguna cosa faria l'home.