Intransigencias atávicas

Una pancarta en una de las muchas manifestaciones celebradas en los últimos meses como consecuencia del proceso de independencia

Mientras no se desactive el pulso al Estado por parte del independentismo será difícil rebajar la tensión que vive la política catalana y, como consecuencia, la española. El Gobierno Rajoy ha dejado una cuestión de naturaleza política en manos de la justicia y ahora es la justicia la que dicta las reglas hasta el punto que los jueces no quieren responsabilizarse de las cuestiones que puedan interesar al Gobierno o al Estado.

La justicia alemana, la belga, la suiza y la británica están actuando al margen de lo que puedan ser los intereses de los gobiernos de sus respectivos países. Por sorprendente que parezca, tampoco los jueces españoles que instruyen el conflicto catalán hacen necesariamente caso a las instrucciones del Gobierno. Respecto a la decisión del tribunal de Schleswig-Holstein que dejó en libertad cautelar a Carles Puigdemont, hemos asistido a unos ataques desenfocados y desproporcionados a Alemania por los que daban por cierta la entrega a España del expresident detenido en suelo germano. Se relacionó la detención de Lluís Companys por la Gestapo y su entrega a Franco que lo acabaría ejecutando en Montjuïc en 1940 con la posi- ble extradición de Puigdemont. La demonización alemana por parte de algunos radicales del independentismo se transmutó en elogios a la justicia de Schleswig-Holstein al conocerse el auto que lo dejaba en libertad. Cuánto daño hacen las trincheras periodísticas.

Por parte del nacionalismo español más rancio la reacción fue grotesca e injusta contra Alemania. Un locutor madrileño trató de nazis a quienes habían puesto en libertad a Puigdemont y amenazó a las decenas de miles de alemanes que viven en España. La imbecilidad no tiene fronteras.

Los gobiernos europeos y también las instituciones de Bruselas llevan meses afirmando que se trata de una cuestión interna española. El Gobierno de Merkel lo volvió a repetir el lunes.

El debate desde los frentes mediáticos ha sido impropio de una sociedad madura. Y la complicidad entre sectores de la judicatura y de los medios ha hecho que el conflicto no pueda ser tratado desde el punto de vista político. El carro sigue por el pedregal sin que ninguna de las dos partes reflexione sobre los errores que hayan podido cometer, reconocerlos, poner el contador a cero y, a partir de ahí, negociar una salida a un desencuentro que afecta, en un sentido u otro, a los catalanes y a los españoles.

Decía Felipe González en su entrevista a Jordi Évole que hace tiempo que no vemos un proyecto de España. El Estado no se atreve a mover pieza y desde su inmovilismo ha entregado la suerte de todos a una especie de gobierno de los jueces que son los auténticos gestores de la política porque los políticos no quieren interferirse en las cuestiones judiciales. Es el pez que se muerde la cola. Muy absurdo. Rajoy, desde su fragilidad política, cuenta con el entusiasmo de Ciudadanos y con el visto bueno de los socialistas porque la catalanofobia ha subido muchos puntos desde que se inició el proceso y se puede traducir en votos.

La historiografía británica ha observado con ojo crítico la política española de todos los tiempos. Es frecuente que se refieran a España como un unfinished country, un país inacabado, que no encuentra su equilibrio interno. Los hispanistas John Elliott, Hugh Thomas, Antony Beevor, Paul Preston y un poco tangencialmente George Orwell han construido un relato sobre España en el que la intransigencia interna y externa ha sido el hilo conductor durante varios siglos. No se ha sabido construir una réplica sólida a las visiones académicas y políticas que han impuesto un discurso negativo y pesimista sobre nuestro pasado.

El conflicto actual está encallado porque el independentismo no quiere aceptar los errores cometidos ni tampoco Rajoy reconoce que se puede haber equivocado al entregar a la justicia un litigio de naturaleza política.

La intransigencia la vivimos en Catalunya entre quienes quieren romper con España por las bravas y los que quieren más autogobierno sin romper con el Estado. Si nadie cede, puede ocurrir de forma inmediata lo que advertía Felipe González en la mencionada entrevista al afirmar que “están más cerca de perder la autonomía que de conseguir la independencia”.

Para establecer un diálogo con España hay que empezar por reconstruir los puentes rotos en Catalunya en los últimos tiempos. Es tal la fractura interna en Catalunya que ni siquiera las tres fuerzas ­independentistas son capaces de formar un gobierno viable.

Sería lamentable, como recordaba Joan Herrera el otro día, que tuviéramos que salir a la calle con una pancarta reivindicativa que repitiera aquello de “llibertat, amnistía i Estatut d’Autonomia”. Si llegáramos a este punto habríamos perdido tontamente 40 años.

Publicado en La Vanguardia el 11 de abril de 2018

  10 comentarios por “Intransigencias atávicas

  1. Sr. Foix y compañeros/as del blog :

    Como dicen los alemanes …» Los españoles son unos … bugos » y añado… » catalanes incluidos también »

    En este grave conflicto de intereses y sentimientos existe solución, pero no les da la gana. Solo saben decir : » Pita, pita…como no te apartes tu «…

    Repito hay solución beneficiosa para los intereses económicos y sentimentales para todos los españoles.

    Solo hay que tener talento de estadistas y mirar para el beneficio de las generaciones actuales y las del futuro.

    Pienso que negarse a dialogar y negociar una solución lógica, real y sensata, es una forma de terrorismo, porque el no hacerlo provoca sangre, sudor y lágrimas.

  2. En este punto yo tambien pienso que lo primero a recuperar es el Estatut de Autonomia, la regresión de los estados autonómicos va a ser dura.
    Nunca, nunca es bueno despertar al león herido.
    Si seguimos en el mantra de que la culpa es de Madrid «tan de dia com de nit» nos espera un futuro incierto.

  3. No hay un proyecto a medio y largo plazo para España, pero es que no lo hay tampoco para Catalunya….
    La Fundación Konrad Adenauer asegura que el tribunal alemán se ha excedido en el caso Puigdemont
    ..
    La Fundación Konrad Adenauer ha expuesto, en un artículo publicado en el Frankfurter Allgmeine Zeitung, que el Tribunal Superior de Justicia de Scheleswig-Holstein se ha excedido en sus competencias con la Euroorden de detención y entrega de Carles Puigdemont emitida por España y elogia la democracia española que no sólo permite al fugado de la Justicia presentarse a las elecciones en España, sino que además le paga, algo que “en Alemania sería impensable”.

    Es necesario recordar las palabras de John F. Kennedy en 1962, cuando se vio obligado a intervenir militarmente en el estado de Mississipi frente a la desobediencia del gobernador contra una ley del Supremo sobre integración racial: «Los estadounidenses son libres, en resumen, de estar en desacuerdo con la ley, pero no de desobedecerla. Pues en un gobierno de leyes y no de hombres, ningún hombre, por muy prominente o poderoso que sea, y ninguna turba por más rebelde o turbulenta que sea, tiene derecho a desafiar a un tribunal de justicia. Si este país llegara al punto en que cualquier hombre o grupo de hombres por la fuerza o la amenaza de la fuerza pudiera desafiar largamente los mandamientos de nuestra corte y nuestra constitución, entonces ninguna ley estaría libre de duda, ningún juez estaría seguro de su mandato, y ningún ciudadano estaría a salvo de sus vecinos»

  4. Si veinte años no son nada como dice el tango, cuarenta ni le cuento Sr. Foix.
    No lios hemos perdido pero los hemos vivido de una manera ficticia, irreal, nos han vendido gato por liebre y ademas capado. Ahora se le ve el trampantojo a tot plegat y reaparecen cual zombies personajes y actitudes que creiamos superadas.

    Por las españas reaparecen canticos tenebrosos e imagenes en blanco y negro, mientas por aqui el despiste es general, la intemperie es total y la sensacion de cul de sac es agobiante.

    No se le ve salida honrosa y viable al tiempo que nos hemos dado de bruces con una realidad autonomica de la srta Pepis que no aguanta ni un bufido del imperio arrogante, antiguo y casposo.

    Ho tenim fatal.

  5. En el seu relat sempre posa en primer lloc els errors dels independentistes, i en el segon lloc els del govern Rajoy. Algun cop estaria bé alternar l’ordre.

    Per reconstruir ponts, seria descabellat renunciar a la independència i als unilateralismes? I agafar com a punt de partida l’Estatut de Miravet tal com va sortir el 2006 del Congrés? Em temo que ni el PP ni C’s acceptarien… és allò de vèncer i no convèncer, sotmetre enlloc de seduir, imposar enlloc de pactar. Bon article avui de’n Puigvert a LV.

    Tornem al bucle. Mentrestant 9 persones injustament segueixen a la PRESÓ preventivament i sense judici.

  6. «Es tal la fractura interna en Catalunya que ni siquiera las tres fuerzas­independentistas son capaces de formar un gobierno viable».
    Sr. Foix, les tres forces independentistes no poden formar govern perquè al «Gobierno de Madrid» no els hi agraden les tres persones que s’han proposat: Puigdemont, Turull i Sánchez.

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