Al final de las guerras napoleónicas se repartieron el poder la Santa Alianza formada por Gran Bretaña, Rusia y Francia que, por cierto, no tuvo un papel decisivo en la guerra contra Napoleón. Pero Talleyrand, que pasó de obispo católico a protagonizar todo el proceso revolucionario francés, estuvo en el relato de principio a fin. Cambió de camisa cuantas veces hiciera falta para, finalmente, representar una Francia que ni él mismo reconocía.
El encuentro entre Sánchez y Torra en la Moncloa fue un gran despliegue de formas y de sobrentendidos. Se trataba de escenificar que el diálogo es más fecundo que la confrontación. Y se consiguió a pesar de que las declaraciones resumiendo el contenido de la reunión difieran entre la ministra Calvo y el president Torra. No importa. Si las formas prevalecen, la reunión fue estupenda. Y me alegro que así fuera. Entre aquella pared de Rajoy y la permeabilidad de Pedro Sánchez me quedo con el segundo.
El discurso de Torra sigue la línea independentista mientras que su gobierno empieza a comportarse con los parámetros autonómicos. Qué más da. La retórica y la fantasía van por una parte y por otra transcurren los intereses que afectan a una amplia mayoría de catalanes. Que el president Torra dijera que el 90 por ciento de las más de dos horas de reunión con Sánchez se dedicaran a temas soberanistas da una pista por dónde va a transcurrir la legislatura.
Sánchez le ofrece reparar los incumplimientos del Estado respecto a Catalunya en los últimos años, muchos años, y Torra le responde con visiones culturales basadas en las esencias de la ratafia y en su propósito de implementar la república catalana. Unas buenas relaciones con Sánchez, entiende Torra, pueden ser compatibles con poner en marcha un proceso de separación de España hecho de las instituciones catalanas.
Esta incongruencia puede durar unos meses o unos años pero es un camino que lleva a un enfrentamiento institucional en el que el Estado, que no es solamente Pedro Sánchez, se verá impelido a actuar. Ninguno de los dos presidentes reunidos se dio cuenta, me parece, qué jardines pisaban. Son los jardines de las esencias patrias que no admiten tergiversaciones. Bueno es el deshielo pero los hechos son tozudos y no se pueden revestir de retóricas para satisfacer a las clientelas respectivas.
Ha empezado una época nueva pero sin que los argumentos de fondo cambiaran. El decorado es distinto pero el guión no se ha alterado.
No se puede judicializar la política. En una democracia madura la política debe poder judicializarse: significa que vivimos en un Estado de derecho y no sujetos al arbitrio de nadie. El origen del conflicto es la sentencia del Estatut. El error fue querer encajar a martillazos un estatuto confederal en la Constitución. La sentencia no es causa, es pretexto. Podemos rescatar los artículos anulados. Bien anulados están: nada bueno había en ellos. Hay que dialogar. Pero respetando la ley, que es lo previamente dialogado (Savater). Bueno, pero dialoguemos. Y tanto, pero teniendo en cuenta también las preferencias de los catalanes no nacionalistas. ¿O ellos no son catalanes? Hay que hacer política. La política de la cesión es la que ha fracasado. Existen otras políticas: la desconcentración de sedes (distinta de la descentralización) o la gestión federal de las lenguas. Hay que blindar las competencias identitarias. El federalismo no «blinda» competencias y, menos aún, identitarias: si habla usted de convalidar políticas de signo excluyente —como el monolingüismo— no cuente conmigo. El federalismo es la solución. Pero federalismo racional, no confederalismo identitario. La lengua española no está perseguida. No lo está. Está excluida, con el propósito antifederal de adelgazar esa parte de su acervo identitario que los catalanes tienen en común con el resto de españoles. Hay que proteger las lenguas. No a costa de los derechos: cuidando a los hablantes, las lenguas se cuidan solas’lugares comunes,autor Juan Claudio de Ramon
https://elpais.com/elpais/2018/07/07/opinion/1530984257_652566.html?id_externo_rsoc=FB_CC
Al Sr. Foix no li fa el pes el panorama. A mi tampoco. Aun asi estamos de acuerdo en que ha mejorado.
Ahora toca este balon de oxigeno cuando ya parecia que ibamos al pedregal.
Seguimos yendo al pedregal pero pasando por la fuente de Machado en los jardines de moncloa.
Todos hemos visto las imagenes de un estanque hecho unos zorros y un surtidor de pena. El poeta se quedaria perplejo ante este abandono de sus paisajes con este paisanaje en este bendito pais.
En el pati dels tarongers esperemos, cuando llegue septiembre, que todo sea un poquito mas frondoso. Oremus
https://elpais.com/elpais/2015/02/07/opinion/1423331636_138863.html?id_externo_rsoc=FB_CC
«Si tengo algo de razón, la causa del unilateralismo está más en una parte de la sociedad que en la política. Mientras esos sentimientos de ira, impaciencia y nihilismo no cambien, no será fácil que los dirigentes políticos nacionalistas viren del soberanismo unilateral a un independentismo democrático que combine la negociación política con Madrid con un nuevo marco de convivencia para todos los catalanes». A.Costas
https://www.lavanguardia.com/opinion/20180711/45825157918/ira-impaciencia-nihilismo.html