Un joven británico de 27 años que domina 15 idiomas se hizo famoso en 2012 cuando ganó un concurso como el estudiante con más dominio de lenguas en el Reino Unido. Alex Rawlings investigaba en Oxford y trabaja como profesor de idiomas. El caos político provocado por el Brexit le ha impelido a abandonar su país para instalarse en Barcelona, donde piensa dedicarse a “proyectos con pasión creativa”.
La noticia merecía la atención de este diario el pasado lunes. La razón de fondo era que el Reino Unido está siendo ahora amenazado “por la retórica populista de los políticos y la pereza de los medios de comunicación para no cuestionarlo”. Pero su lamento más categórico era. “No quiero vivir en un entorno en el que tengo que disculparme por creer en la unidad europea”. El joven Rawlings puede que no encuentre una mayoría europeísta en ninguna parte. Su idea de unidad europea es la que expresaron en distintas circunstancias Victor Hugo, Napoleón y Winston Churchill.
La experiencia de los últimos sesenta años puesta en marcha por franceses y alemanes no podía ser más positiva. Europa ha vivido uno de los periodos más extensos de libertades, progreso y paz social, tras dos guerras que devastaron el continente física y moralmente. Cayeron las fronteras y el continente respiró solidaridad y convivencia por todas partes. Las becas Erasmus han sido un instrumento colosal para acercar culturas, lenguas y maneras de ser. Se había conseguido que nadie se sintiera extraño en Praga, Manchester, París, Nápoles, Hamburgo, Sevilla o Cracovia.
Parece como si Europa se hubiera cansado de esta pax civica , alterada por los efectos del rodillo globalizador y por una crisis social que tiene consecuencias en la vida ordinaria de los ciudadanos. Las dos grandes familias europeas están perdiendo la centralidad que ocuparon durante varias generaciones y ahora se han visto desplazadas por corrientes extremas hacia la derecha o hacia la izquierda. El gaullismo y los socialistas en Francia han perdido la hegemonía de la centralidad de la política que ha sido desplazada hacia la derecha extrema, la extrema izquierda y el centrismo radical con las promesas de Macron que están desengañando, según las encuestas, a la mayoría de franceses.
En España, Holanda, Italia y Suecia, los socialdemócratas y los democristianos o conservadores, los dos grandes partidos, han cedido espacio a fuerzas extremas más vigorosas y euroescépticas. Gobiernos con tintes xenófobos se han instalado en Hungría, Polonia y Austria. Portugal es una singularísima excepción, hasta ahora.
Los británicos andan perdidos en su laberinto, del que ni Theresa May ni Jeremy Corbyn saben cómo salir. Los dos grandes partidos son hegemónicos por el especial sistema electoral de representación directa que permite menos fragmentaciones parlamentarias. Lo que ha ocurrido en Baviera este fin de semana muestra una gran participación con la pérdida de la mayoría absoluta de la Unión Social Cristiana (CSU) y una caída en picado de los socialdemócratas, que han pasado al quinto lugar.
Los grandes beneficiados han sido los Verdes y la Alternativa para Alemania (AfD), dos visiones opuestas sobre cómo puede construirse la gobernabilidad en Alemania en los próximos tiempos. Baviera es una de las regiones más ricas de Europa, sin apenas paro y con una gestión de la inmigración razonablemente acertada después de las puertas abiertas de Angela Merkel, que en el 2015 autorizó la llegada a Alemania de casi un millón de asilados y migrantes económicos. La batalla entre los Verdes y la AfD se libraba precisamente en el campo de la soberanía y la integración de los migrantes.
El problema de los dos grandes partidos es que han alterado su discurso inclinándose más hacia la derecha o más a la izquierda, pensando que así salvarían las fugas de votos a los extremos. Se han equivocado. Los Verdes se han mostrado más pragmáticos, comprensivos en los temas sociales y sin ningún ramalazo racista en sus planteamientos. Han ocupado la centralidad que ocupaban democristianos y socialdemócratas desde prácticamente el comienzo de la República Federal al terminar la guerra.
El tiempo de los consensos con gobiernos rotatorios en Europa está dando paso a planteamientos políticos más fragmentados, más nacionalistas y populistas, menos solidarios con los demás y, en definitiva, menos constructivos. Angela Merkel podía haber salido peor parada de las elecciones de Baviera. Sus socios podrán gobernar pero la canciller sabe que su posición será cada vez más contestada desde los extremos, que no son precisamente entusiastas de la idea de Europa.
En 1914 nadie podía sospechar que se avecinaba una gran catástrofe. Se había olvidado la última guerra europea del siglo XIX, la franco-prusiana, que derrotó a Francia y facilitó en 1870 la unidad alemana con el sello prusiano de Bismarck. Si Alemania pierde la estabilidad, Europa irá hacia el precipicio.
Publicado en La Vanguardia el 17 de octubre de 2018
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Lluís Foix
Sr.Foix: es importante saber idiomas, pero igual de importante es saber expresar ideas…
Un pais en el que se conduce por la izquierda, no es serio.
Efectiviwonder tal y como apunta Bet, al Brexit se le culpara hasta de la muerte de Manolete. Una especie de balsamo de Fierabras global.
A todo esto Alemania va flojita, en Francia Macron hace el payaso, en Italia se han olvidado de la «finezza» y en general asoma un facherio de tomo y lomo.
En las españas eso si seguimos siendo el faro de todos los occidentes que son y han sido y particularmente en Catalunya seguimos en lo del folra i manilles que es un gustazo.
Els politics estan fent molt teatre amb el tema del brexit.
El Regne Unit sempre ha estat amb un peu a fora d’ Europa. Estan negociant condicions que els vagi be a uns i a altres. I aquestes condicions anirant variant segons interessi al llarg del temps. Els politics anglesos ja saben el que volen: el millor per ells.
Ara tot es fer por als ciutadans. El proper any tot el que passi de negatiu segur que serà degut al Brexit……
Sr. Foix : Su excelente artículo es premonitorio y clarividente del futuro que se va acercando.
Todo empezó con la codicia, le siguió la corrupción social y la corrupción institucional con el robo descarado a la caja recaudatoria fiscal del propio estado, presuntamente y supuestamente por algunos ( porque no son todos ) de los principales altos cargos del sistema, presuntamente, de la Gobernancia.
Todos somos conscientes y nos damos cuenta de la realidad y de quien ha robado y causado el desfalco y la quiebra del propio estado, pero no podemos hacer nada, pues solo somos cotizantes, que no tienen el PODER.
Y se sabe que : El poder corrompe »
Y ahora le toca ejercer el PODER a la 3ª generación, de desde la terminación de la 2ª guerra mundial.
Asi que tendremos que aguantar su inexperiencia no vivida.
Ellos solo han vivido en la sociedad del bienestar y no saben nada de la sociedad del malestar, donde hay sangre, sudor, lágrimas, hambre y muerte.
VERGONYA !!!…VERGONYA !!! …VERGONYA !!! …