Es discutible la idea que no hay hábito de pactar en la política española. La mayoría de municipios están formados por gobiernos de varios partidos. En las comunidades autónomas el pacto es lo más natural. La cultura del pacto fue lo que inspiró la Constitución de 1978 y de pactos implícitos o explícitos hemos vivido hasta hoy.
El bipartidismo de los últimos cuarenta años ha sido un gran pacto que empezó en los turbulentos tiempos de la UCD de Adolfo Suárez y continuó también en las tres sucesivas victorias por mayoría absoluta de Felipe González al frente del PSOE. En 1993 los socialistas perdieron la mayoría absoluta y fueron sostenidos por la CiU de Pujol. En 1996, el nacionalismo pujolista volvió a pactar, esta vez con el PP de Aznar, que en la noche electoral vitoreaba desde la sede de Génova aquello de “Pujol enano, habla castellano”.
El Pacto del Majèstic fue un pacto entre Aznar y Pujol que tuvo muchas consecuencias. Entre ellas la supresión del servicio militar obligatorio la cesión de la seguridad a la Generalitat con la implantación gradual de los Mossos en todo el país, unos cuantos dineros más y un entendimiento práctico de fondo que llevó a Aznar a proponer por carta una fusión entre el PP y CiU.
Los nacionalistas vascos han pactado con los gobiernos españoles de derecha o izquierda hasta el día de hoy. No es exacto afirmar que carecemos de cultura de pacto. Los debates y discusiones para administrar los resultados de las últimas elecciones han acabado en pactos lógicos o impensables. Me parece más importante mantener lo que se ha pactado que el camino recorrido para llegar a acuerdos. Los pactos se respetan, dice la vieja sentencia del derecho romano, pacta sunt servanda.
Los pactos son laboriosos. En países como Holanda, Bélgica e Italia han transcurrido muchos meses sin gobierno porque no se han alcanzado los acuerdos entre los partidos. Finalmente, por cansancio o por la presión ciudadana, se ha llegado a formar un gobierno en el que todos han tenido que ceder para buscar la fórmula menos mala para administrar los intereses de los electores. Los pactos son incompatibles con las prisas y con las presiones desproporcionadas. Tienen que ser razonables y no pisotear el núcleo duro del programa de los diferentes.
Una cosa son los pactos de gobierno y otra las coaliciones. En la cultura política europea las coaliciones de gobierno son frecuentes y eficaces. En la gobernanza de España se acaba pactando casi siempre pero difícilmente se acepta partidos diferentes en el gobierno. Curiosamente, son una norma generalizada las coaliciones en los municipios y en las comunidades autónomas. Aceptar la cultura del pacto comporta todas las posibilidades que ofrecen los resultados de unas elecciones: pacto de gobierno, coalición para gobernar o, incluso, que un partido monitorice la acción de gobierno con mando a distancia de forma temporal. En cualquier caso, el proceso pasa siempre por una mentalidad abierta, constructiva y comprensiva de la posición de los otros.
Cuando las urnas ofrecen un panorama tan fragmentado los pactos son imprescindibles y también las coaliciones. Si pueden aceptarse en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas, no veo razones de peso para que el gobierno de España pueda ser también una coalición de partidos. Las posibilidades son muchas para formar un gobierno. No tiene sentido ahora lanzar un órdago partidista amenazando con nuevas elecciones si no se consigue formar gobierno. Rajoy gobernó nueve meses interinamente. Puede ser una fórmula pero no es la más aconsejable.
Pactar dentro de la legalidad, pactar sabiendo que se puede pedir a cambio, donde nadie de los dos crea que ha ganado o ha perdido con el pacto.El problema es que en este pais no se quiere pactar en plan estadistista, se quieren cambiar cromos, porque lo que importa es el puesto, el cargo o el ministerio.
Sr. Foix : Como siempre, estoy totalmente de acuerdo con la opinion que nos expresa em su meditado y talentudo artículo…» La inevitable cultura del pacto «.
Para ello, tengo la costumbre de leer, releer y meditar cada artículo y asi mismo mirar, observar y estudiar las fotos adjuntas a cada artículo suyo.
Porque en las fotos, las miradas, los gestos de la cara, de las manos y del conjunto del cuerpo de las personas, puedo apreciar las intenciones reales ocultas en el subconsciente de cada persona.
Mi opinión es de que … » Siempre hemos de respetar la dignidad del interlocutor. »
En esta foto vemos a cuatro personas ( por cierto.. solo hombres ) de las cuales, dos de ellas están sonriendo permanentemente, porque creen que solo ellas, están en posesión de la verdad y de la verdadera solución del problema.
A las otras dos personas, se las ve con el semblante muy serio, acompañado con los gestos de las manos y de los brazos, que expresan por ejemplo :
Pablo Iglesias, expresa meditación y preocupación. Pedro Sanchez con sus gestos de las manos, nos dice que puede escoger entre elegir 2 soluciones posibles, pero las 2 soluciones, le crean problemas con los 2 personajes que están sonriendo y viceversa si escoge a los que no sonrien.
El momento de elegir entre una mentalidad política y la otra es lo más dificil del político. Y lo es aún mas, si son 4 ó más las mentalidades a elegir. Y encima, sin la experiencia de la vida, vivida solo en la sociedad del bienestar, ect. por la edad y por la época de paz y convivencia.
Seguramente esos políticos son incapaces de entenderse, porque no lo creen necesario, mirado desde su mundo de la sociedad del bienestar, de la abundancia y de los placeres mundanos.
Esos sonrientes, estan mentalmente muy lejos de la sociedad del malestar, de la necesidad, de la desesperanza, del hambre, del sin vivienda, del vivir una guerra ó el huir de la guerra, de los bombardeos tipo terremoto, ect.
Por ello presuntamente, algunos de entre ellos, de momento no saben como entenderse, pues no lo ven necesario.
En cambio, para otros personajes, que no están en la foto, su solucion es solo la mas violenta y agresiva del tipo mas bién nazi-hitleriano ó nazi-staliniano.
Para el buen entendedor…
Inevitable y deseable (pactar)
Mas que una cultura, debe ser una actitud.
Una actitud de respeto hacia el otro.
Una actitud de humildad al reconocer que nadie tiene la verdad absoluta.
Y por fin una actitud generosa y amable hacia la ciudadania a la que se debe toda esta clase politica que nos asola y que es en ella misma problema principal.
Bon cap de setmana!