Fue un partido singular el del Barça-Sevilla la noche del domingo. El equipo de Michael Robinson y compañía seguían diciendo en la retransmisión, cuando el Sevilla perdía por cuatro a cero, que habían disfrutado más viendo jugar al equipo de Lopetegui. Las opiniones son libres y los gustos incuestionables. En la primera parte los sevillanos tuvieron más ocasiones de marcar y jugaron mejor que el Barça.
La objetividad es imposible. Pero los goles de Suárez, Vidal, Dembelé y Messi no fueron de chiripa sino que demostraron el buen juego del equipo de Valverde que vuelve a aspirar seriamente a la Liga. La singularidad máxima la aportó el árbitro Mateu Lahoz que se despachó con siete tarjetas amarillas y las dos rojas a Araujo y Dembélé, cuando faltaban tres minutos para el final. Son ganas de ser protagonista en un encuentro que ya estaba decidido. El motivo de la expulsión de Dembélé, según consta en el acta, es que el francés le dijo “malo, eres muy malo”. Hombre, pero si es una expresión que ni siquiera roza el insulto. Tampoco puede ser considerado un taco.
La reacción de Valverde es irónica y sarcástica. Dijo que la expulsión de Dembélé le parecía un misterio porque “es muy difícil sacarle palabras en castellano”. Sería un despropósito que la sanción le privara de ser alineado contra el Madrid. No hay para tanto. La Liga está abierta y parece que este año el Madrid, viendo sus dos primeros partidos de Champions, pone un poco más de interés en la competición de la regularidad.
Publicado en Mundo Deportivo el 8 de octubre de 2019