El Barça tiene que saltar los muros de Europa hasta llegar, por lo menos, a la semifinales de Champions para que no dé por fallida la temporada. Es un reto loable pero accesible solo de vez en cuando. Los espectros de Sevilla, Roma, Liverpool y Lisboa le persiguen sin descanso sin tener en cuenta que en cinco ocasiones ha ganado el trofeo máximo.
El primer choque con el PSG, uno de los equipos patrocinados por Estados que invierten más en fútbol que en derechos humanos, es importante para no quedar atrapados en el pánico. Por eso valoro mucho que Piqué pueda alinearse, superada la lesión.
Me ha interesado la nota de optimismo realista de Gerard Piqué cuando dice que “estamos muy vivos” al festejar los títulos de este fin de semana, uno de ellos, la victoria contra el Madrid en la Copa del Rey de baloncesto. El otro es la séptima Copa de la Reina del Barça femenino conseguido el sábado en Málaga. Es el equipo de mujeres con más títulos oficiales de España. Y va a más.
El tejido competitivo de las secciones del Barça es formidable. Sí, el Barça está vivo, y Ronald Koeman ha conseguido mezclar la renovada ilusión y gran calidad de Leo Messi con los valores de juventud, inteligencia y fuerza de los jóvenes que han saltado al primer equipo con una solvencia notable.
Pedri, Trincao, Riqui Puig y el lesionado Ansu Fati son ejemplos probados. No hay que olvidar a Ter Stegen, Busquets, Dembélé, Griezmann... La cita de esta noche es una oportunidad para que el Barça continúe en la órbita de los vencedores. El próximo presidente tendrá que administrar este patrimonio.
Publicado en Mundo Deportivo el 16 de febrero de 2021
Sr.Foix: esto tan sólo acaba de empezar…