He pasado unas cuantas horas estivales leyendo a Pedro Olalla, escritor, helenista y cineasta. Sus Palabras del Egeo (Acantilado) es un paseo lúcido sobre el mar que baña las islas esparcidas en lo que hace decenas de miles de años, antes de la crecida de las aguas, era tierra firme entre la actual Grecia y la Anatolia turca que confluye en los Dardanelos, pasa por la supuesta Troya homérica y penetra en el mar Negro por el Bósforo. Cuánta actualidad se deduce de las reflexiones de este estudioso que reside en Atenas desde 1994.
La palabra, el mar, la piedra y el paisaje los sitúa en los albores de nuestra civilización. Los clásicos griegos y latinos no solo no han muerto, sino que son fuente de inspiración para la literatura, la historia y la ciencia modernas. El infinito en un junco, de Irene Vallejo, es un viaje fascinante al mundo de los libros, la palabra y el pensamiento desde el principio de los tiempos.
Los pueblos más civilizados son aquellos que han buceado en la literatura más ancestral con palabras antiguas y viajeras convirtiendo la lengua en una nave volátil de civilización. Uno de los pilares principales de la cultura catalana es la colección Bernat Metge, impulsada por Francesc Cambó, en la que los principales autores griegos y latinos están publicados en la lengua original y en catalán. Es una joya literaria, filosófica y cultural.
Pedro Olalla le explica a su hijo Silvano las reflexiones que elabora sentado en un rincón de una de las muchas islas del Egeo. Habla, naturalmente, del clima como un factor cambiante dado que el giro de la Tierra alrededor del Sol no se realiza sobre un eje estable.
Y a su vez, deduce que el clima de la Tierra cambia no solo por factores terrestres provocados por la acción devastadora de los humanos, sino también por causas astronómicas y por la propia mecánica del universo.
Es una visión literaria, basada en evidencias geográficas e históricas de la inevitabilidad del cambio en un planeta que durante la primera mitad de su existencia fue “un infierno de gases, cataclismos, terremotos y erupciones volcánicas; después hubo momentos en que fue una silenciosa esfera blanca, recubierta total o parcialmente de hielo”. Ha habido siete grandes eras glaciales y ahora, aunque no lo parezca, estamos todavía en la última de ellas, pues la Tierra aún mantiene sus menguados y frágiles casquetes polares. Estima el autor que hace dieciocho mil años los hielos del norte llegaban a las costas del Mediterráneo.
La acción depredadora de la sociedad consumista ha contribuido decisivamente al cambio climático
Que la acción depredadora de la sociedad consumista nadando en la abundancia ha contribuido decisivamente al cambio climático que se puede comprobar en el paso de una o dos generaciones es una evidencia. Pero el cambio se va a producir por muy estrictos que sean los esfuerzos para frenar los abusos de los humanos maltratando la naturaleza.
El cronista de The Washington Post Ishaan Tharoor relataba ayer la peor sequía que ha conocido Europa en los últimos quinientos años y la alarma creada por los ríos secos, los lagos que pierden caudal y los pantanos que enseñan sus entrañas históricas, escondidas hasta ahora bajo las aguas. En el cauce del Tíber romano ha aparecido un puente del siglo primero, seguramente construido por órdenes de Nerón. En la Lombardía alpina, en las orillas del lago de Como, ha aparecido un cráneo de ciervo de unos cien mil años y restos óseos de leones, hienas y rinocerontes.
Las exageraciones térmicas en Europa se están produciendo con mayor intensidad en China y en parte del Sudeste Asiático. Pero paralelamente se están desencadenando lluvias torrenciales en Pakistán, India, Bangladesh y, a muchos kilómetros de distancia, también en Texas. Las inundaciones recientes en Pakistán han causado más de mil muertos y diez millones de personas desplazadas.
El hecho de que algunas partes del Rin, el gran río industrial alemán, no sean navegables puede que sea un fenómeno pasajero, pero evidencia que quedan pocos espacios en la Tierra protegidos de un cambio del clima que tendrá consecuencias insospechadas. Hay que hacer todo lo posible, a medio y a largo plazo, para neutralizar los efectos nocivos del cambio. Pero el universo sigue su curso cósmico y se ha comportado de forma inesperada con la Tierra desde las civilizaciones más antiguas.
Publicado en La Vanguardia el 31 de agosto de 2022
Gracias Luis,
Como sabes, soy entre otros, un payes de la Segarra, y este sentido basico y practico de estar cerca de lo permanente y lo esencial me lleva a algunas reflexiones.
Si no hubiera habido un calentamineto global hace millones de años, los seres humanos, no existiriamos…, al final, nuestra existencia biologica, esta entre unos limites de temperaturas, que no existian en un planeta «helado» hace muchos años, ni existiran dentro de unos miles o millones de años en un planeta «calentado».
Ciertamente nuestras actuaciones y destrozos de nuestro planeta, no son aceptables ni sirve el argumento anterior, es como si a un ser humano que por nacer sabe que va a morir, destrozara su vida y no se cuidara y adelantara su muerte antes.
No soy experto, pero la aparicion de un puente romano, a causa de la presente sequia, puede significar, que cuando se construyo el nivel de agua que permitio su constreuccion era inferior al actual…
Cuidemos del planeta, de nuestra vida, de nuestro entorno…, escuchemos a los cientificos, y a los paranoicos «gurus» sin fundamento…, ni caso.
Buenas noches,
Brunet de Bellmunt
¿Donde está este puente romano?
El que dius, es la pura veritat.
Els Cain, son uns criminals, pero els Abel toleran i permeten tot el que fan els Cain.
Veiem i pensem en el trafic d’esclaus, que va durar mes de 3 segles, amb la tolerancia de la societat i tambe amb la bendicio Urbi et Orbi, de totes les religions del mon.
I ara tenim la esclavit moderna, del trevall, amb sous minms, horaris maxims iamb amesa de despidos inmediats, ect.
Ho deixo aquí.
Quin gran llibre el d’Irene Vallejo!
Sobre l’aigua, crec que als països dits occidentals encara no en som prou conscients del desastre.
Que ha començat un canvi climàtic, em sembla innegable.
Que s’hagi produit per l’acció del ser humà, em sembla més relatiu i, fins i tot, un pecat de sobèrbia: les forces de la Naturalesa són tan enromes que difícilment podem modificar-les. Segurament hi hem influit, però molt menys del que diem.
Crec, en definitiva, que, en lloc de dir que hem de canviar de forma de vida (cosa que no farem), més valdria que ens preparessim per a afrontar la situació que se’ns ve a sobre. Que jo sàpiga, els únics que han fet alguna cosa han estat els venecians, posant el dic mòbil MOSE, per tal d’evitar l’entrada de l'»aqua alta».
El reto para la humanidad es aprender a utilizar la tecnología para el bien común. Dejar de especular para obtener beneficios económicos inmorales y considerar a todos los seres humanos iguales y con los mismos derechos. Esto no se cumple, la codicia y la ambición son el motor de muchos poderes tanto económicos como políticos.
El cambio climático rs ya irreversible, podemos atenuarlo y adaptarnos. Esto implica cambiar el modelo de vida y sacrificios en la comodidad y el placer de tener muchas cosas, y cambiarlas cada poco. La economía actual es un desastre colectivo porque solo beneficia a una minoría. Qué alternativa tenemos? No lo sé, creo que la actual no es adecuada.