Una escueta nota de agencias daba cuenta a primera hora de ayer de que Ravil Magánov, presidente de Lukoil, la segunda mayor petrolera rusa, había muerto tras caer desde una ventana del sexto piso de un hospital de Moscú. Se informó oficialmente de que había sido un suicidio. El hecho es que un personaje importante del sector energético ruso ya no está.
En tiempos agitados es difícil obtener información fiable sobre lo que ocurre en un país que está en guerra. La propaganda es prioritaria. En octubre de 1939, cuando la Rusia de Stalin estaba todavía aliada con la Alemania de Hitler, Winston Churchill hablaba en una radio sobre la guerra que acababa de empezar. Dijo: “No puedo adelantarle las acciones de Rusia. Es un acertijo envuelto en un misterio, dentro de un enigma, pero quizás haya una clave, que es el interés nacional de Rusia”.
En el documentado libro Los hombres de Putin, de Catherine Belton (Península), se suceden asesinatos, desapariciones y persecuciones de hombres que alcanzaron poder y patrimonio y se esfumaron misteriosamente de la escena, supuestamente por desafiar a Putin.
El poder ruso neutraliza a cuantos lo desafían. Todavía es objeto de discusión histórica hasta qué punto fueron envenenados Iván el Terrible en 1584, Rasputin en 1916 o Maxim Gorki en 1936. Sabemos que Trotski fue asesinado en México por orden de Stalin con el piolet que le clavó en la cabeza el catalán Ramon Mercader.
El soplo de libertad efímera que representó Gorbachov para los rusos lo promovieron también históricamente personajes que fueron perseguidos por el poder. Pushkin fue asediado por la policía, Dostoyevski fue condenado a Siberia, Tolstói luchó desesperadamente contra la censura y Borís Pasternak pudo filtrar un manuscrito de El doctor Zhivago que fue publicado con gran éxito por Feltrinelli en Italia en 1960.
La cultura europea y la occidental deben mucho a Rusia. El siglo pasado sería más pobre sin la aportación de los grandes disidentes en la era soviética: Solzhenitsin, Sájarov, Shostakóvich, Grossman y tantos personajes que pagaron muy cara su oposición al estalinismo. Lo cierto es, sin embargo, que la Rusia autocrática de siempre ha condicionado la política mundial desde Napoleón hasta hoy mismo. La guerra de Ucrania lo prueba.
Publicado en La Vanguardia el 2 de septiembre de 2022
Me respeto cantidad David y no me beso porque no me llego.
Cuidate mucho y se bueno.
Dejo aquí mi último artículo:
Mijaíl Gorbachov en clave histórica – por Francesc Sánchez
https://www.elinconformistadigital.com/2022/09/03/mijail-gorbachov-en-clave-historica-por-francesc-sanchez/
Saludos
El Sr. Foix aun y con un epigrafe de su articulo de hoy que no tiene nada a ver con el fatal accidente de Ravil Maganov, tiende todo un tejido de sospechas que considero inapropiadas y fuera de lugar.
lo que es inapropiado es que te respetes tan poco a ti mismo como para pensar que nadie mínimamente normal te va a tomar en serio cuando, con toda la cara dura, te atreves a hablarnos de «fatal accidente». todos sabemos (y tú también) que entre los opositores declarados del genocida putin el destino más habitual es la cárcel, el veneno, una bala, supuestos accidentes (que no son tales, evidentemente) o el «suicidio». tu indisimulado, intencionado, y habitual blanqueamiento del genocida putin y tu silencio ante sus innumerables y atroces crímenes contra la humanidad no hacen más que dejarnos bien claro (una vez más) la clase de estercolero ideológico en el que habitas.