No es fácil ser primer ministro británico sin que los tuyos te arrojen al baúl de la historia en cuanto detecten que ya no sirves para ganar las próximas elecciones. Desde Churchill hasta Boris Johnson pasando por Macmillan, Heath, Thatcher, Cameron y May han sido desplazados por conspiraciones internas de un partido que manda y tiene el poder de forma casi habitual en el Reino Unido.
Liz Truss entró el lunes en el pasillo que conduce al despeñadero del final del túnel al convertirse en líder conservadora y primera ministra. Un gobernante británico tiene siempre presente el camión de las mudanzas que un día se llevará deprisa y corriendo sus cosas personales de la mítica residencia de Downing Street.
Al margen de la liturgia rápida y expeditiva con que se cambian primeros ministros en Inglaterra, la llegada de Truss al poder es la continuación de la revolución conservadora que empezó con Thatcher en 1979 y fue rematada por Ronald Reagan en 1980. En su breve discurso al anunciarse los resultados lo dijo bien claro: “He hecho campaña como conservadora y gobernaré como conservadora”.
El conservadurismo neoliberal ha enterrado a Keynes con toda solemnidad con unas cuantas ideas sencillas pero penetrantes, como “menos gobierno es mejor gobierno”, “bajar impuestos incentiva el crecimiento” o “el mercado por sí solo resuelve los problemas y crea riqueza”. Hay otras palabras icónicas como liberalizar, privatizar y eliminar reglas.
En el caso de los conservadores británicos hay que añadir el repliegue que ha supuesto el Brexit, una idea en que, paradójicamente, no creían ni Cameron ni May ni Johnson, según los días. Liz Truss hizo campaña a favor de quedarse en la UE. Pero qué más da.
El populismo patriotero inglés es inseparable de un pueblo que podría tener motivos para sentirse excepcional, singular y muy bien dotado para influir globalmente pero se ha creído superior a cualquier otro país de Europa. El Brexit contiene fuertes dosis supremacistas que han hecho consolidar el nacionalismo escocés y ha abierto la hasta ahora impensable oportunidad de la unidad de toda Irlanda.
Liz Truss va a combatir cualquier regulación europea que perjudique los intereses británicos, especialmente el tratado firmado con la UE respecto a Irlanda del Norte. Tiene que afrontar los problemas de la crisis energética, la inflación, el general descontento y las derivadas de la guerra en Ucrania.
Pero lo tendrá que hacer sola porque los vínculos con Estados Unidos no son exclusivos y la Unión Europea, por ahora, es la pieza fundamental para cualquier resolución del conflicto que necesariamente se planteará un día en una mesa de negociaciones.
Aquella revolución social conservadora de hace cuarenta años continúa en muchas democracias y ha causado crisis originadas en un individualismo sin freno que está poniendo en peligro el Estado de bienestar que sostiene a trancas y a barrancas las paredes maestras de lo que pretende ser una sociedad más justa y más equitativa.
La creación de riqueza de la mano del capitalismo social de mercado de cuño renano es fundamental. Pero disminuir las desigualdades tendrá que ser prioritario para Truss y para todos los gobiernos democráticos pendientes de un Putin guerrero que no tiene que rendir cuentas ante nadie.
Publicado en La Vanguardia el 7 de septiembre de 2022
El artículo es excelente y muy bien informado.
En este momento no coment, sobre la actuación futura de la Sra. Liz Truss.
Aun no sabemos lo que ará ó lo que, le dajarán hacer
Del dicho al hecho, hay un gran trecho.
Los hehcos y la realidad de las circunstancias económicas, que afectarán a la sociedad humana, serán los mas importante.
Tanto para la Sra Liz Truss, como para Inglaterra, incluidas todas las naciones del mundo.
Ahora toca No Comment, porque es imposible opinar, por lógica.
Es cierto, el neoliberalismo se basa en el individualismo. Nuestra especie es social, ningún individuo puede sobrevivir por si solo. Se suele pensar que algunos pueden pagar su supervivencia, es un error ya que la aleatoriedad de la vida es enorme y se producen situaciones inesperadas.
Además, a medida que la desigualdad aumente las soluciones no democráticas serán más atractivas.
Cambian de chaqueta cuando les conviene. Liz Truss no sera una excepcion en este tobogan hacia…. el neo thatcherismo?
Y todo este carton piedra, hipocreais y cinismo es democracia?
Tiene que rendir cuentas, si, vale…. Y?
Res de res.