La cara inmutable del presidente Xi Jinping mientras dos funcionarios invitaban a su antecesor en el cargo a que abandonara la sala del congreso del Partido Comunista de China fue un gesto de autoridad silenciosa, de purga, de cinismo o de escarnio público.
El anciano Hu Jintao, presidente durante diez años de la China moderna y próspera, sin credenciales revolucionarias significativas, era forzado por dos ujieres a que abandonara el cónclave en el que Xi Jinping era proclamado como la única autoridad de China. Las prácticas totalitarias de Mao Zedong, cuyo retrato todavía cuelga a la entrada de la Ciudad Prohibida de Pekín, han reaparecido de otra forma.
Con una diferencia: la China de Mao era pobre, atrasada y campesina. La de Xi es la fábrica manufacturera más grande del mundo, la que más exporta bienes industriales y de consumo, la que consume más teléfonos móviles, la que compra más automóviles y la que dispone de una Armada mayor que la de Estados Unidos. Todavía es solo la segunda potencia mundial.
El éxito económico de China se ha producido y continuará operando en un ámbito sin libertades. En un reciente artículo les recomendaba de pasada la lectura de La era de los líderes autoritarios (Crítica), de Gideon Rachman, en el que se documenta cómo las democracias están cediendo terreno a los autoritarismos a lo largo de este siglo. El auge de los líderes fuertes ha cambiado ya la política mundial. Rachman sostiene que vivimos el asalto global más consistente desde los años treinta del siglo pasado a los valores democráticos occidentales.
Al término de la última guerra quedaban doce países democráticos y al fin de siglo se contaban noventa y dos. Por primera vez en la historia las democracias superaban a las autocracias o tiranías. Hasta que el 31 de diciembre de 1999 Putin se instaló en el Kremlin, Erdogan ganó las elecciones en Turquía en el 2003, Xi Jinping se hacía con el poder en China en el 2013 y Narendra Modi se convertía en primer ministro de la India en el 2014. Trump ganaba las elecciones del 2016, el mismo año en que el Reino Unido se separaba de Europa mediante referéndum.
El estilo de política de los líderes fuertes no hay que buscarlo solamente en los regímenes totalitarios sino que se encuentran en países democráticos donde el culto a la personalidad y el autoritarismo pasa por las urnas, como es el caso de Viktor Orbán en Hungría, de Jaroslaw Kaczynski en Polonia, Jair Bolsonaro en Brasil y López Obrador en México. India, la democracia más poblada del mundo, tiene un primer ministro populista, nacionalista, que prioriza la identidad de los hindúes por encima de los musulmanes, que son más de doscientos millones.
Estos hombres fuertes no son iguales, pero se parecen en muchas de sus actitudes. Todos son nacionalistas, con poca sintonía con los valores democráticos, desdeñan a las minorías nacionales y son contrarios a los intereses de las empresas extranjeras. Es una cierta reacción al fenómeno de la globalización de las multinacionales y su intento de configurar el mundo desde élites situadas en entornos fuera del control patriótico.
Prácticamente todos ellos combaten a la inmigración con políticas muy restrictivas y son particularmente hostiles a la cultura que representan. Otro rasgo común es que todos se consideran imprescindibles y necesarios.
El rechazo a la democracia va implícito en la lógica de estos personajes que tienen aversión a Occidente, al que consideran en declive irreversible como ocurría con los totalitarismos del hombre nuevo o de la raza perfecta hará pronto un siglo en la Unión Soviética y en la Alemania de Hitler. Erdogan lo dijo en una entrevista: la democracia es como un tren del que saltas una vez te ha conducido a tu destino.
Otra característica del instinto autoritario rampante es controlar los tribunales para que la disidencia pueda ser erradicada con leyes y jueces que se encarguen de silenciar a la oposición con penas pertinentes. El dominio de los medios de comunicación es también un denominador común. Con la información y la opinión no se juega porque es el instrumento imprescindible para embaucar a las masas.
Las libertades occidentales no desaparecerán pero corren un grave riesgo porque están en el punto de mira de los líderes fuertes que están fuera pero también dentro de las democracias.
Publicado en La Vanguardia el 26 de octubre de 2022
Leo que Biden no sabe pronunciar el nombre del primer ministro ingles.
Leo que Biden se ha perdido en los jardines de la Casa Blanca.
Lo leo y me lo creo.
China, acusada de tener ‘comisarías’ clandestinas en el exterior para detener a disidentes
INVESTIGACIÓN DE UNA OENEGÉ
Safeguard Defenders afirma que en España hay nueve de las 52 oficinas policiales que el régimen de Pekín opera en 21 países
lollos de plimavela y pato laqueado
La UCE conmemora el cincuentenario de su fundacion y en su dia dijo mil pestes de la URSS y abrazo sin remilgos al regimen chino.
Ya me diran Vds la papeleta de los susodichos a la vista por ejemplo de la escalofriante escena de la ultima jornada del evento del comite del partido.
Ni un pam de net por aqui, por alla y por aculla.
Seamos serios y no nos tomemos nada en serio.
Espero que s’entengui el que vull dir, però crec que, més que de democràcia, s’ha de parlar de defensar l’Estat de Dret: si tothom vota que jo m’he de tirar per la finestra, jo no tinc perquè fer-ho; si el Ji Xin Pin hagués fet votar l’altre dia si el Hu Jintao se’n havia d’anar humiliat, tot el Congrés del Partit ho hagués votat unànimement, però no per això hagués estat just.
Sr. Lluis Foix, estiuc d’acord, en tot el que ens diu en el seu artícle d’avui, titulat
» Instintos autoritarios globales «
De los instintos autoritarios globales, pienso que en todas las naciones del mundo, existen esos instintos que se aplican igualmente en democracia ó en dictadura.
De tpdps ellos distingo a la mentalidad china, porque es sabia y doble.
Ya la definio Mao Tse Tung, cuando dijo : » Un pais, dos sistemas » ( Refiriendose al sistema economico y político, ect. )
Asi, China aplica la dictadura política comunista, del sistema de gobierno, ….al trabajador , al tiempo que permite el capitalismo y la fabricación y el comercio internacional, con todas las naciones del mundo.
Son sabios e inteligentes. Pues sin hacer guerra, se han ido instalando en todas klas naciones delmundo, silencosamente, esrudian y hablan todos los idiomas. No imponen el suyo.
Con su sistema político, fabrican mas barato y compiten con todos los paises democráticos del mundo entero
Estan en todas partes, silenciosamente instalados y competitivos comercialmente, con todo y por todo.
Sin hacer la guerra, sin bombardeos.
Mi opinión es : NO COMMENT .
Pues salta a la vista la sabiduria y la práctica de la REALIDAD de la mentalidad china.
Las democracias occidentales cometieron errores muy serios una vez que la URSS dejó de existir, e incluso antes. El triunfo del neoliberalismo en la década de los ochenta devaluó, y aún lo hace, el poder de las democracias al poner por encima de los gobiernos la economía que era, y es, codicia en perjuicio de la mayoría. Esto ha provocado la percepción de la existencia de poderes que obligan a los estados a tomar decisiones contrarias, en ocasiones, a lo que ha votado la mayoría de sus ciudadanos, sin opciones y poca transparencia.
Según mi punto de vista, Todorov lo explica muy bien en un libro del que usted habló hace tiempo: Los enemigos íntimos de la democracia, todo lo que está ocurriendo.
Los recortes sociales y la carga que han soportado las clases más pobres y las clases medias de muchos países han generado: desesperación, fatalidad y pérdida de la esperanza de que la sociedad mejore. Ciertamente, no existe ninguna sociedad perfecta ni ninguna ideología salvífica, como tampoco existe ningún estado y nación perfecto, más bien todas las identidades e ideologías son cuestionables e incluso falsas por las evidencias empíricas de los resultados nefastos a raíz de su aplicación.
«Otra característica del instinto autoritario rampante es controlar los tribunales para que la disidencia pueda ser erradicada con leyes y jueces que se encarguen de silenciar a la oposición con penas pertinentes. El dominio de los medios de comunicación es también un denominador común».
Sr. Foix, veig que ha descrit perfectament al govern d ‘Espanya en la seva relació amb Catalunya.
Llegin al Sr. Foix, rondinaba escriure un comentari que seria practicament calcat al seu.
Permetim Sr. Piferre confirmar-lo.
Gracies