Sin desmerecer las posibilidades de Croacia y Marruecos para llegar a la final e incluso hacer historia ganándola, la lógica indica que el título se lo van a disputar la Argentina de Messi y la Francia de Mbappé. Pero las predicciones pertenecen al periodismo prospectivo y metafórico.
Qatar será recordado por muchas cosas. Un día se sabrá cómo y cuánto costó en 2010 conseguir ser la sede de 2022. Cuando se están jugando las semifinales ha saltado una sospecha de escándalo que ha costado el cargo a una vicepresidenta del parlamento europeo relacionada con sumas estratosféricas de euros en efectivo procedentes de Qatar.
Pero el Mundial será recordado también por si las inversiones de Qatar en el fútbol europeo se traducen en la consecución del Campeonato del Mundo si se tiene en cuenta que tanto Mbappé como Messi juegan en el PSG parisino-qatarí. La irrupción de Marruecos en las semifinales ha agrupado el sentimiento árabe-musulmán y ha puesto al continente africano en un merecido mapa de excelencia futbolística mundial. Es una consecuencia lógica de la procedencia africana de los tres miles de jugadores que compiten en equipos europeos.
Un total de 14 de los 26 jugadores marroquíes no han nacido en Marruecos pero el sentimiento de pertenencia ha definido su nacionalidad futbolística. El encuentro Francia-Marruecos será también una confusa pugna de identidades con connotaciones políticas. Por último, ¿será el reconocimiento oficial de Messi como el mejor de todos los tiempos? El domingo lo sabremos.
Publicado en Mundo Deportivo el 13 de diciembre de 2022
Tot esta molt empastifat Sr. Foix.
El fútbol es política en estado puro, e identidades nacionales. A través de él se puede saber que identidad principal tiene una personal, lo cual no es negativo es un hecho. Messi ya no es el jugador que fue en el Barcelona. Es dudoso que algún jugador sea el mejor de todos los tiempos. Messi contó con la ayuda de un equipo fabuloso: el Barça de la época de Guardiola con unos jugadores excelentes, irrepetibles. Es decir un jugador es tan bueno como las circunstancias que lo rodean. Por ello siempre es relativa su excelencia al tratarse de un deporte de equipo, no individual. El comportamiento de Messi en el mundial difiere del que tenía en el Barça. Los gestos hacia Van Gaal lo hacen completamente humano, no es un dios como ya sabíamos.