El Barça de Xavi Hernández consiguió su primer título en un Clásico librado en las tierras desérticas de Arabia. Vencer al Madrid en una final es más gratificante si la victoria es incuestionable y reconocida por el gran rival. Los de Ancelotti tienen por costumbre crecerse en las finales pero el domingo fueron planchados por un Barça coral entre una mezcla de juventud y veteranía. Gavi, Pedri, Balde y Araujo pusieron entusiasmo y talento. Los cuatro vienen de la cantera y la apuesta por ellos la hizo Koeman en busca, posiblemente, de un sustituto en potencia del irrepetible Messi.
Esta juventud se complementó con el oficio de profesionales de primer nivel como es Lewandowski, el hombre-gol experimentado, un Busquets que ordena el juego con lógica aristotélica y un De Jong que Xavi ha sabido aprovechar mejor que ninguno de sus antecesores. Dembélé exhibe su estilo inesperado y veloz corriendo libremente como los galgos. Desconcierta tanto como descoloca al adversario. Ter Stegen está demostrando ser algo así como una póliza de seguros para tapiar la portería.
Habrá que ver si esta Supercopa de España es un punto de inflexión que vuelva a situar al Barça entre los más grandes de Europa. Descabalgado prematuramente de la Champions opta a otros tres títulos que, de ganarlos, devolverían la moral de victoria que ha exhibido el club desde que fue despertado por Frank Rijkaard en 2003 hasta Ernesto Valverde (2020) pasando por Pep Guardiola, Luis Enrique y Tito Vilanova. Xavi Hernández lo vivió como jugador y ahora lo quiere revalidar como entrenador. Está en sus manos y en las de sus hombres.
Publicado en Mundo Deportivo el 17 de enero de 2023
Jo crec que anirem be, pero si no fos aixis la veritat es que no patire gaire. Al igual que el Xavi Hernandez Creus que sempre fot la mateixa cara d´aburrit i sobrat. Cero grais: ni fred ni calor.