La subasta por la investidura de Pedro Sánchez sigue al alza y puede alcanzar mayores cotas. El presidente en funciones tiene prisa y los socialistas también. Se supone que es para que el precio de ser investido no se dispare y para que nadie se desdiga de la palabra dada, un valor a la baja si se tiene en cuenta lo dicho por unos y otros en tiempos recientes.
Las trepidantes reuniones entre ministros del Gobierno con Junts y ERC, con llamadas o reuniones presenciales de Pedro Sánchez con los máximos interlocutores, no son o han sido para el reencuentro y la concordia de los catalanes ni tampoco para encauzar definitivamente el encaje de Catalunya en España. Es solo un pacto de investidura que, ironías del destino, necesita los siete votos del partido de Carles Puigdemont, que ha pasado de ser un político tóxico a convertirse en el rey de la baraja.
Nunca un partido cuyo objetivo es irse de España ha tenido tanta influencia en la conformación de un gobierno para toda España. Esto va de poder y de investidura. Y Pedro Sánchez está procediendo como un político pragmático y audaz, que cambia de opinión en grandes temas con el bien entendido de que es para el bien de España haciendo de la necesidad virtud.
Es arriesgado promover una ley de amnistía con la mitad aproximada de la población en contra, a cambio de otra legislatura en la que la subasta al alza seguirá por parte de los independentistas. Ni Sánchez ni Puigdemont ni Junqueras van a corregir el rumbo de su estrategia. El problema es que los tres marchan en direcciones contrapuestas y después de la investidura cada uno va a defender ideas difícilmente reconciliables.
Sánchez tendrá que gobernar con el apoyo imprescindible de Esquerra y Junts, que, a su vez, tienen formas, talantes y estrategias distintas sobre quién tiene la hegemonía del independentismo.
No es un compromiso histórico, sino un pacto de conveniencia para la investidura de Pedro Sánchez. Ya no hay vuelta atrás. Se entra en una nueva etapa en la que el PSOE ha negociado desde la necesidad y los independentistas han puesto un alto precio sin que ofrecieran a cambio nada sustancial. Los socialistas gobernarán, pero el relato de estos días cruciales en España y Catalunya lo han escrito los independentistas.
Publicado en La Vanguardia el 3 de noviembre de 2023
El problema es que el PP lleva 23 años siguiendo la política anti-catalana dictada por Aznar y sin sacar ni un voto catalán. Además se alian con Vox y asustan a los vascos. No se puede ser más bruto.
Cain y Abel y Abel y Cain o el bien y el mal y el Mal y el Bien y la guerra despiadada y cruel e inhumana por los siglos de los siglos y ademas en nombre de Dios Todopoderoso.
Me pregunto ¿ Que dice ó diria Dios Obnipotente del uso que hace la insignificante humanidad de su nombre ?
Resultado …NADA de NADA.
Lo mejor “la palabra un valor a la baja”
Mi preguta es: para que perder un día festivo para ir a votar?
El espectaculo es tremendo. Tot plegat dejara señal.