Dos objetivos salvarían la temporada de Xavi Hernández: pasar a cuartos de final de Champions superando al Nápoles y clasificarse para la máxima competición europea en las diez jornadas de Liga que quedan. Es una ambición modesta pero realista y asequible. Todo lo demás sería propina y ganas de construir utopías que satisfacen al mercado de futuros del imaginario colectivo.
Las especulaciones se acaban en cuanto termina un encuentro que se presenta decisivo. Esta noche sabremos si el Barça de Lamine Yamal, Cubarsí, Vitor Roque y Araujo entran en el sorteo en el que estarán, entre otros, el City, el Bayern, el PSG y el Madrid. Menciono estos nombres porque me parecen los más destacados de un equipo que puede situarse entre el núcleo de las elites europeas pero todavía le falta rodaje, experiencia y un proyecto que, de verdad, esté en condiciones de ganar títulos como en la era Messi.
Qué poco se habla del jugador más grande de la historia, que jugó más partidos, marcó más goles y cosechó más títulos en la más que centenaria trayectoria del Barça. Se fue de mala manera, se le echó, y alguien tendrá algún día que rendirle el homenaje que se merece. El barcelonismo se volcará en la reconciliación.
Hoy toca entrar en cuartos de Champions venciendo al Nápoles y el domingo ganar al Atlético de Cholo Simeone. Paso a paso. Soñar es gratis y Xavi no arroja la toalla de la Liga ni de la Champions. Su paso como entrenador en tiempos de cambios y turbulencias económicas será valorado positivamente. No había presupuesto para fichajes estelares y sacó diamantes de la cantera que están dando excelentes resultados. Pero Ter Stegen y Lewandowski pueden ser hoy también decisivos.
Publicado en Mundo Deportivo el 12 de marzo de 2024
Tocar de peus a terra.
3 a 1. Esta prou be per un club apalancat