Cuando Joe Biden fue elegido senador en 1972 muchos de los líderes occidentales no habían nacido. Lleva más de medio siglo en Washington y tiene una experiencia política inmensa. Pero su fragilidad está en que tiene 81 años y la percepción es que es un anciano, un viejo, con la movilidad deteriorada y pérdidas visibles del sentido de la orientación. La memoria de un joven John Kennedy que fue elegido presidente a los 42 años en 1960 es el reverso de la medalla.
La juventud y la vejez han convivido siempre. Pero la discriminación del edadismo no ha sido nunca motivo de una campaña electoral en Estados Unidos. Se podría decir que Kennedy significaba vigor y entusiasmo y Biden transmite inseguridad. No es la edad sino la capacidad.
Pero el adversario no es una joven promesa. Donald Trump puede transmitir seguridad en la manera en que se salta las más elementales reglas del protocolo pero tiene 78 años. ¿No hay dos candidatos de generaciones más cercanas? La edad persiguió a Ronald Reagan en las elecciones de 1984, tenía 73 años, cuando echó mano de su ingenio para decirle a un joven Walter Mondale que no quería explotar con fines políticos la juventud y la inexperiencia de su oponente.
La campaña norteamericana es tan bronca y tan falsa como las que hemos vivido en Europa recientemente. A Adenauer le llamaban “el viejo” porque fue canciller hasta los 87 años y Churchill dimitió porque se dormía en las reuniones del gabinete a los 78 años.
La edad no es un problema, pero sí una limitación y una pérdida de memoria y de reflejos. La experiencia te concede autoridad pero no necesariamente potestad. La percepción de mortalidad viene dada por la caducidad de la condición humana.
La paradoja más cruel es que el líder de las democracias liberales será un anciano con experiencia pero con pasos y reflejos desnortados o bien otro anciano que actúa como si fuera un joven desenfrenado que quiere cambiarlo todo sin saber nada. Trump se equivoca en sus discursos lo mismo que Biden. Los dos necesitarán cuidadores día y noche.
El dilema político existencial no lo tienen solo los norteamericanos sino que nos incumbe a todos. El tiempo pasa, pero la caducidad es implacable en el declive de los humanos.
Publicado en La Vanguardia el 28 de junio de 2024
Mientras la violencia de genero o machista o vicaria como la quieran llamar bate records y la gente se tira por el hueco de la escalera ante el deshaucio que viene.
Y los malpartidos (malparits) no se paran en barras y sacan lo mas oscuro de su cienaga como señalar el alzheimer… Y no no son los de la meseta, son dels «nostres»
Quin fastic xD
Y Sunak en el Reino Unido… Ni un pam de net
Tot plegat en una atmosfera de incertidumbre y kangelo general.
Y lo de Macron ya me diran Vds!
El espectaculo de la nacion lider del primer mundo es preocupante.
La democracia la han convertido en un esperpento.
Han petado el sistema.