El parón de selecciones invita a la masa crítica mediática a considerar aspectos no relacionados con la marcha de los equipos nacionales. No son tiempos muertos. En el caso de España, la racha de victorias de la mano del entrenador Luis de la Fuente no es un capricho del destino sino el aprovechamiento oportuno de una quinta de jóvenes que han situado el equipo nacional a las cotas de 2010, cuando Vicente del Bosque conquistó el campeonato del mundo en Sudáfrica.
Entonces y ahora, los seleccionadores no se han dejado impresionar por las preferencias de la prensa de Madrid sino que han llamado a los que consideraron mejores. En los dos casos, fue el Barça el mayor y más decisivo proveedor de la selección nacional. El semillero de La Masia, instaurado por Núñez y continuado por Laporta, Rosell y Bartomeu, ha sido probablemente la aportación de más calidad al fútbol español y europeo.
Aprovechando el parón, el presidente Laporta ha pasado varios días de viaje a Mongolia y Azerbaiyán acompañado de varios directivos y de Alejandro Echevarría, el hombre de más confianza del presidente. El club no ha ofrecido información oficial sobre esta gira asiática limitándose a enmarcarla en un viaje privado. Por lo que sabemos de lo que se ha publicado en los dos países anfitriones, ha habido algo más que encuentros de cortesía con las autoridades locales. Se ha hablado de negocios pero no sabemos cuáles.
La transparencia informativa del club es inexistente. Los socios y la opinión pública tienen derecho a saber. Laporta se perdió el Clásico femenino. La buena marcha del equipo de Hansi Flick, mientras tanto, tapa cualquier agujero informativo de una institución identificada emocionalmente con millones de seguidores en todo el mundo.
Publicado en Mundo Deportivo el 19 de noviembre de 2024
