Tiempos para silenciar conciencias

Escribe George Steiner que “es un tópico más antiguo que Tucídides que, en el ejercicio del poder político, la especie humana puede y quiere volver a la animalidad. Las matanzas han salpicado los milenios con estridente monotonía”. Un lema al final de la Gran Guerra de 1914 fue era la guerra que pondría fin a todas las guerras. Nunca la humanidad se había entregado con tanta furia a la eliminación masiva de tantas personas como ocurrió en el siglo pasado.

Gadafi, aspecto de un tirano

La guerra de Iraq fue una calamidad estratégica y moral de dimensiones históricas, comenzada a partir de hipótesis falsas, que significó la cerilla que prendió en una gran hoguera que está teniendo consecuencias dolorosas en una región intervenida por Occidente, precisamente después de la Gran Guerra.

El siglo empezó con los atroces atentados en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Nunca la gran potencia del momento había recibido un ataque en su propio territorio de forma inesperada y desconocida. La reacción del país herido fue inmediata y rotunda. Dos guerras todavía abiertas, en Iraq y en Afganistán, han demostrado que con la fuerza únicamente no se consigue reducir a un enemigo. Paradójicamente, la época de mayores avances en la ciencia ha provocado directamente el desarrollo más grande y terrible de los instrumentos de violencia.

En Túnez y Egipto las dictaduras cayeron con la participación masiva en las manifestaciones en contra del régimen. Los ejércitos decidieron no aplastar a los cientos de miles de hombres y mujeres, de todas las clases sociales, que se atrevieron a salir a la calle para pedir el fin de situaciones injustas. Sin el ejército y la policía no hay tirano que pueda permanecer en el poder.

No es el caso de Libia donde el coronel Gaddafi está dispuesto a destruir a la oposición con un ejército de soldados fieles y mercenarios que han sido bien recompensados con los dólares acumulados en la inmensa fortuna del dictador. El hijo de Gaddafi, Saif al Islam, doctor con fraude por la London School of Economics, lo dijo desde el primer día. Habrá guerra civil en Libia si los opositores quieren derribar al régimen de su padre.

Es lo que está ocurriendo en estas horas dramáticas en los enclaves que habían sido conquistados por la oposición. Son trágicas las imágenes de libios con mosquetones y pistolas pretendiendo hacer frente a la artillería y la aviación del régimen. Europa y Estados Unidos contemplan los hechos desde la duda. Una intervención militar podría abrir un nuevo frente bélico interminable en un país musulmán. La no intervención sacude las conciencias occidentales que han flirteado con esas “buenas” dictaduras y con cuyos dirigentes se dejaban fotografiar y agasajar hace sólo unos meses. Tienen presente que una potencia militar puede vencer a un enemigo pero no puede llevar a la rendición política total a un pueblo que se subleva, sobre todo cuando el ejército que interviene pertenece a un estado democrático.

En 1831 se publicó en París la Historia de la Revolución Francesa de un joven historiador, Jules Michelet, cuyo prólogo se iniciaba así: con el mundo empezó una guerra que debe terminar cuando acabe el mundo y no antes: la guerra del hombre contra la naturaleza, del espíritu contra la materia, de la libertad contra la opresión. La historia no es más que el relato de esta lucha interminable.

Son muy infrecuentes las guerras entre naciones libres. Allí dónde exista un poder totalitario se acaba con la caída del tirano por sus propios súbditos o bien por la intervención de fuerzas aliadas con los que sufren las brutalidades del opresor.

El problema que se plantea en Libia es que Occidente no tiene credibilidad después de haber fraternizado largamente con quienes ahora son despreciados porque el pueblo se ha hartado de ellos. Lo que ha ocurrido en estos meses en las dictaduras de Oriente Medio es una rebelión de las gentes contra sus corruptos dirigentes. No cabe otra opción que la de ayudar a quienes se han atrevido a decir basta y, a continuación, dejarles que sean ellos mismos quienes se organicen para reconstruir moral y políticamente unas sociedades que viven en la miseria y la ignorancia.

No es necesario recordar que los crímenes los han cometido los dictadores pero también han contribuido los regímenes democráticos, responsables de cínicas hecatombes en el pasado más lejano y en el más reciente. Sólo cuando la televisión nos ha mostrado el clamor de tantas personas heridas en su dignidad, es cuando despertamos con medidas de urgencia para silenciar nuestra conciencia.

  6 comentarios por “Tiempos para silenciar conciencias

  1. El hombre es un lobo para el hombre…parece que hemos nacido para devorarnos los unos a los otros, cuando la máxima de Jesucristo es otra. AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS…..mientras existan en el mundo quienes se adoren como ídolos a si mismos habrá guerras y destrucción. No podemos confraternizar con ningún mal Josep

  2. Como siempre hay grandes intereses de grandes compañias detras.
    Esta claro que interesa un relevo en Libia, y estara encima la mesa cuando encuentren a un lider que se comprometa asegurando los contratos con dichas compañias.
    Todos recuerdan el caso de Iran donde las empresas de extranjerons se nacionalizaron.

    Estamos en el tema de siempre la gobernanza mundial requiere de una instititcuion de justicia potente a nivel global

    • Desde la perspectiva económica, la sociedad cooptada se caracteriza porque:
      -se beneficia de rentas-privilegios y tiene un alto grado de contratación con el Estado, de tal manera que termina usándolo en favor de sus intereses.
      La frontera entre la sociedad cooptada y la ilegal es muy frágil.
      Los mesocontratos son el fundamento del poder y privatizan la intervención del Estado. En otras palabras, generalizan la corrupción. Distorsionan las reglas de juego.

      La moderna teoría de juegos ha incorporado conceptos como el equilibrio de Nash. Estos modelos reconocen la importancia de mercados imperfectos, donde conviven los sindicatos, los monopolios, la información asimétrica, las expectativas, etc., parten del supuesto de que las reglas de juego no se alteran. Que ninguno de los jugadores las puede cambiar a discreción. Sin este prerrequisito es imposible el juego.

      Nuestra desgracia es que ante la mirada impasible de la sociedad civil, algunos jugadores se sienten con el derecho de cambiar las reglas del juego.

      Para superar la crisis política del país, anota el profesor Revéiz, debemos avanzar hacia la gobernabilidad, hacia la creación del consenso.

      «La gobernabilidad se puede entender como crear consensos. Menos tensiones sociales. En este caso puede tener gobernabilidad económica y política democrática, o sea, es un sistema donde se mantienen los valores democráticos, donde hay libre competencia, donde los mercados pueden funcionar, donde no hay clientelismo, etc.,»

      La democratización política y económica es un problema vital. Sin la democracia económica y política nuestra sociedad no sobrevive: «Democratizar para Sobrevivir».

      Para que la globalización tenga éxito y se consolide en el siglo XXI es inaplazable poner en marcha una segunda etapa que esté fundamentada en el desarrollo social.
      – Las élites dirigentes internacionales y nacionales -deben enfrentar con decisión y con la participación de la ciudadanía los graves problemas de inseguridad y de violencia, de fragmentación social y pobreza, así como la acción depredadora que la corrupción ejerce en los países, y que pone en jaque a la justicia y a la democracia.

      – El clima psicológico es cómo lo señaló un importante filósofo: “Silencio, Se Miente”.

      extracto de trabajos del profesor Revéiz

  3. Sr. Foix: Ja es ben veritat al refrany que diu: » El comerç no te entranyes »

    Todos aquellos personajes que han comerciado con Gadafi han sido colaboradores y cómplices de su comportamiento. Se trate de gobernantes ó simples hombres de negocios, empresarios, ect.

    Pero el negocio y la codicia por los beneficios ha contado y cuenta más que la conciencia y la honradez.

    Porque bién que sabían y no ignoraban los atentados de diversa clase ordenados por Gadafi.

    Ahora ¿ Como lavarán la suciedad ? Pues muy sencillo no lavarán nada. Jugarán a Rey muerto Rey puesto. Y suma y sigue. Y si te he visto no me acuerdo.

  4. El hombre, a diferencia de los animales, posee como característica exclusiva la racionalidad. Por ello puede pensar, evaluar y actuar de acuerdo a ciertos principios para satisfacer algún objetivo o finalidad con los recursos que tiene a su alrededor.
    Con esta pequeña introducción quiero hablaros de algo bastante común: Lavar nuestras conciencias.
    Intentamos actuar con precaución, según nos dicta nuestra conciencia, algunos lo hacen mejor que otros dependiendo de las cualidades que poseemos como personas.
    Es un hecho que cada cual es un mundo aparte, que cada uno de nosotros posee formas diferente de actuar.
    Y éste actuar depende de la situación, de las personas que nos rodean y del momento de proceder.
    No puedo creer que haya gente que haga mal por el simple hecho de fastidiar, de hacer daño al otro; quizás sea demasiado ingenua o humilde.
    Pero pienso que hay gente que vive tras una máscara, gente que no se da a conocer porque no le interesa expresar sus sentimientos, sus defectos y sus sensaciones.
    Están ocultando su “yo” verdadero.
    Y lo peor es que ellos mismos viven en un mundo ficticio; no se dan cuenta del disfraz que visten.
    Cuando estas personas comenten errores intentan echarle la culpa al otro para lavar su conciencia sin ser conscientes del mal que puedan estar haciendo.
    ¿Quién no se ha equivocado alguna vez?, ¿Quién no ha cometido errores? Pero lo más leal es responsabilizarnos de nuestra metedura de pata, pero nunca jamás lavar nuestra conciencia a costa de otros.
    Si actuamos así podemos estar culpando a alguien de algo que no ha hecho y por ello esta persona puede sentirse con un amargo sentimiento de culpabilidad, de no saber el por qué, buscando respuesta sin hallarlas y haciendo que su vida pierda la armonía.

  5. Sr.Foix: La conciencia, nuestra conciencia, es la única via que tenemos para alcanzar la justicia, todos los demás caminos que nos buscamos son vias muertas.

Comentarios cerrados.