Joaquim Ibarz, uno de los grandes

Se ha ido uno de los grandes del periodismo internacional. Un corresponsal trotamundos que salió de La Vanguardia para cubrir América Latina. Era el otoño de 1982 y tenía 39 años. Joaquim Ibarz venía de la escuela de Tele/Expres, el diario fundado por Jaime Castells en 1964, que sería una de las primeras rendijas de aire fresco en el periodismo de la dictadura.

Joaquim Ibarz

Joaquim Ibarz ha sido el corresponsal que ha conocido más tiempo y mejor el cambiante escenario político de América Latina durante 40 años. Se estableció en México y viajó muchas veces por todos los países latinoamericanos. Informó sobre golpes, elecciones, revoluciones, guerras y todo tipo de noticias en el continente.

Era un corresponsal de los que llega y se queda. ¿Qué llevaba en el periplo interminable por un continente en constantes convulsiones? Lo que suelen transportar los periodistas de raza: una maleta con camisas sucias, una gran carpeta con recortes de diarios, un cepillo de dientes y una máquina de escribir. Joaquim no era de los que se creían la propaganda camuflada de tantos políticos.

Recuerdo el día en que Alberto Fujimori ganó la primera vuelta de las elecciones peruanas de julio de 1990. Estábamos los dos en la sala de prensa del hotel Sheraton de Lima. Fujimori se proclamaba vencedor a la espera de la segunda vuelta. Apareció inesperadamente Mario Vargas Llosa, le abrazó y dijo que arrojaba la toalla proclamando prácticamente la victoria del que llamábamos “el chinito”. La aventura política del último premio Nobel de Literatura terminaba aquel día.

No me gusta el personaje, me dijo Ibarz, en medio de la euforia de la prensa internacional. Siguió a Fujimori y denunció los abusos que años más tarde le llevarían ante la justicia. Su visión progresista de la vida tropezó durante muchos decenios con todos los salvapatrias que conoció en el continente americano. Fue expulsado de Cuba por Fidel Castro y Hugo Chávez le llegó a señalar con el dedo como responsable de las agitaciones políticas en contra del caudillo bolivariano.

La propaganda de los tiranos colgaba en la red todo tipo de insultos e improperios contra un periodista que informaba a pie de calle, hablando con la gente, durmiendo en la selva o viajando en autobuses destartalados por los rincones más apartados del poder y de la policía. Ibarz estaba, veía, oía, compartía, pensaba y luego escribía. Conseguía muchas exclusivas que molestaban a los poderosos. Había sido expulsado de muchos países o se largaba antes de que le echaran.

Tenía el hábito de explicar lo que veía y no formulaba teorías sobre lo que tenía que ocurrir. Joaquim fue simplemente un testigo de su tiempo en un continente convulso. Era una referencia para los corresponsales internacionales de la zona. Su casa era un museo de pequeñas cosas recogidas en los lugares más insospechados que ahora van a ser expuestos en la fundación que había dispuesto que tuviera su sede en Saidí, su pueblo aragonés, de la franja, en la que se habla un catalán singular. Allí ha muerto en el día de hoy.

Llevó a cuestas su catalanidad aragonesa, su seguimiento infatigable del Barça, sus muchos amigos de todos los ámbitos del continente y de la «miserable tribu de los corresponsales», según apostilló William Howard Russell, hace muchos años.  Cuando pasaba por Barcelona contaba historias increíbles, nos íbamos a comer caracoles en los sitios más insospechados de la ciudad, recordando viejos tiempos compartidos en México, Colombia, Perú o Venezuela.

Era un viajero infatigable y su llegada a Quito o La Paz era como una parada de metro en la larga línea que recorría toda América Latina. Se nos ha ido sin dejar unas memorias siguiendo la pauta de Eugeni Xammar que tampoco escribía libros y se limitaba a relatar los borradores de la historia, que eso es el periodismo.

Su reconocimiento internacional lo recibió en Nueva York en octubre del año pasado cuando la enfermedad ya había hecho mella irreversible en su cuerpo. Recibió el premio María Moors Cabot por su trabajo en América Latina, concedido por la escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. Estaba muy contento. Era un premio a una vida dedicada al periodismo.

Hace dos meses le llamé por teléfono. Me preguntó si era el Foix de toda la vida. Me invitó a visitar el museo que preparaba en Saidí y me recordó aquel otoño de 1982 cuando le propuse que se hiciera cargo de la corresponsalía de América Latina.

Se ha ido uno de los grandes corresponsales de La Vanguardia del último medio siglo. Vivió, conoció, escribió y compartió el sufrimiento y las alegrías de tantos latinoamericanos con los que se tropezó durante casi cuarenta años.

  11 comentarios por “Joaquim Ibarz, uno de los grandes

  1. Conocí a Joaquim en Panamá, cuando cubria en la década de 1980 la crisis de ese país, en aquellos días de Noriega. Pasaba religiosamente por la sede de EFE en Panamá para ver a los colegas y, de paso, buscar algunos insumos para sus historias. No cabe duda de que era un infatigable viajereo, escuchaba con atención y sabia llevar con pulcrirud todo lo que veía y escuchaba. Lamentable pérdida para el periodismo.

  2. Sr. Foix: Homes aixi com ell, sense por a comunicar la veritat tal cual es produeix, ens fan molte falta. El trobarem a falta. Per sort encara en queda algun ó alguna.

    Encara que existeixi Internet, ect. el trevall de camp fet amb imparcial-litat, com ell el feia, encara es molt necessari i apreciat. De fet no ha cambiat res tant.

  3. Mi más sentido pésame a la familia y amigos de este gran periodista.

  4. Pregaré per el repós i la felicitat eterna d’en Joaquim Ibrarz. Pau i Bé. Que reposi en pau de totes les seves correries pels camins del món de la informació arriscada, compromesa i sincera. Si calleu els periodístes de la veritat parlaran les pedres. Bon i sant diumenge Primer de Quaresma. J o s e p

  5. Un magnífico periodista y una bellísima persona a la que tanto debemos muchísimos en la profesión. Descanse en paz.

  6. «Hugo Chávez le llegó a señalar con el dedo como responsable de las agitaciones políticas en contra del caudillo bolivariano.»
    Escribes…
    No se si esto llegó a ocurrir también. Nunca lo había escuchado. Lo que si tengo certeza es de algo, muy parecido, que ocurrió con Noriega. Que lo «señaló» y la turba casi se le viene encima.

    Uno de los grandes, en verdad. Cada vez son menos los que quedan.

  7. Sr.Foix: Llevamos años viendo latinoamérica con los ojos de un periodista oscense que tenía la virtud de escribir siempre lo que veía sin importarle mucho que otros les molestase ver lo que escribía,en todos los paises de los que fue expulsado hemos visto después como los ciudadanos expulsaban a quienes Joaquim Ibarz molestó con sus cronicas. Descanse en paz el Ibarz de toda la vida…

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