Ha caído el diario de más venta en Inglaterra. Pero ha caído algo más. Se ha derrumbado el falso prestigio montado por The News of the World que en los últimos 30 años introdujo la mentira, el soborno y la perversión en la forma de influir en la opinión pública.
Rupert Murdoch, de 80 años, es el autor intelectual y material de un modo de hacer periodismo que ha causado una gran perturbación a la libertad en Inglaterra. El periódico, y se supone que todos los medios que Murdoch controla y domina en Estados Unidos, Canadá y Europa, implantó un régimen de miedo y terror en la clase política y en cualquier personaje que asomara a la fama.
Compró información, silenció a policías, también a políticos. Contribuyó a la victoria de Tony Blair y a la David Cameron. Con el poder del The News of the World y la del que fue venerable The Times, también del The Sun, otra pieza de gran valor del sensacionalismo sin escrúpulos de la prensa de Londres, Rupert Murdoch se aseguraba la llave de la puerta trasera del número 10 de Downing Street.
La libertad en un país que la ha practicado consistentemente a lo largo de los siglos ha sido secuestrada en cuestiones fundamentales. Ha sido el diario The Guardian el que ha destapado el entramado de abusos, delitos y amenazas para obtener información. David Cameron no tuvo más remedio que debatirlo en el Parlamento y habrá más sesiones sobre el caso.
El que fue director del The News of The World, Andy Coulson , fue nombrado jefe de prensa en junio de 2010 pero tuvo que dimitir cuando empezaron a publicarse informaciones sobre prácticas sospechosas mientras era director del diario. El cierre de un semanario de 168 años de historia ha causado un cierto sentido de liberación en la opinión pública británica. Un australiano con fuertes intereses mediáticos en todo el mundo condicionaba también la política británica.
Su hijo, James Murdoch, dijo en Edimburgo hace dos años que “la única garantía fiable, durable y perpetua de la independencia de un diario es el beneficio”. Se olvidó de mencionar el beneficio a cualquier precio y con cualquier medio.
Trabajé muchos años en la misma calle de The News of the World, una salida de Fleet Street que se llama Bouverie Street. Muchos sábados me quedaba hasta las 12 porque el semanario seguro que iba a publicar algo que sería noticia al día siguiente. Ya lo había comprado Murdoch y los prejuicios habían desaparecido.
El periodismo no es un laboratorio perfeccionista. Dicho de manera más directa, el periodismo no coincide siempre con la verdad. Muchas veces porque la verdad se resiste a manifestarse en toda su complejidad y simplicidad. Otras porque los que intentamos atraparla y transmitirla no conocemos todos los datos.
Me comentaba en una sobremesa el antiguo director del “The Times”, William Rees-Mogg, que un periodista ha de estar abierto a todos los puntos de vista lo que no significa que sea indiferente a todas las actitudes. Un periodista ha de ser fiel transmisor de hechos, declaraciones y comentarios. Pero es mucho más que todo esto. Ha de saber situar todos sus conocimientos al nivel de los códigos de conducta que son norma general en cualquier otra profesión.
Hacer apología de la trampa, del mal, del terrorismo o del engaño sería un mal servicio a la sociedad y a la opinión pública. Es obvio que lo tiene que explicar y comentar todo, con pelos y señales, pero sabiendo que hay unos límites que no se pueden traspasar. Uno de esos límites es la mentira o, lo que es peor, las medias verdades, conseguidas por medios inconfesables.
El veterano periodista polaco, Rudyard Kapuscinski, gran viajero y sutil observador de la vida de la gente normal en situaciones extremas, cuenta que estamos en un momento en el que los medios ya no observan lo que pasa sino que participan en los hechos. Y los manipulan con sus mentiras y sus informaciones inciertas. Dice Kapuscinski que es frecuente que los medios participen en el capital financiero en circulación sin preocuparles demasiado la ética periodística y sí las cuentas de explotación y los resultados.
Nos encontramos ahora en que el mundo capitalista, en su versión más radical, ha socializado la información. No lo han hecho los comunistas o los socialistas. Lo han hecho los capitalistas en nombre de la libertad de expresión y del servicio a la sociedad. Bienvenido sea este nuevo instrumento del conocimiento y de la comunicación. Siempre y cuando sea en servicio de la libertad. Nos encontramos en que cada vez más son menos los que deciden lo que se dice o se calla, lo que se emite o no se emite, los que fijan los criterios de lo políticamente correcto en cada momento y circunstancia.
Escribía hace unos meses que este monopolio de la información y de la opinión no puede tener larga vida. Por una razón muy sencilla. En este mundo comunicativo cada vez más socializado ya no son los periodistas y las empresas los únicos que tienen el privilegio de decidir lo que hay que decir o no decir. Hay cientos de miles de ciudadanos en todo el mundo que hacen de periodistas porque tienen los instrumentos imprescindibles para crear y difundir información y opiniones en tiempo real por todo el planeta.
Rupert Murdoch autorizó a que los periodistas de muchos de sus medios traspasaran muchas líneas continuas. Cometieron delitos que no pueden pasar desapercibidos por la ley. Nada garantiza que lo que ha ocurrido en The News of the World no esté pasando en los centenares de medios que Murdoch tiene en todo el mundo. José María Aznar, miembro del consejo del grupo mediático de Murdoch, podría decir algo al respecto. Muchas gracias.
Lluís, els teus articles són exhaustius, son classes magistrals, sempre benvingudes, aprenem tots, és un bàlsam per l’esperit llegir-te de bon matí; encara que prefereixo llegir els articles sobre la Vall del Corb, en donen més pau. El tema d’avui em fa sentir » verguenza ajena «, com es possible ? No m’acabo de creure com es pot anar pel món sense moral, podriem dir sense cap més valor que el diner a «mansalva». A casa de petits ens van inculcar altres valors que per cert aquest no hi figurava. L’avia sempre que sortia de casa em deia – que Déu et façi bo». La Biblia diu que la millor herència que pot deixar un pare es un bon nom ! Aquest Sr. Murdoch encara es pot esforçar, mai es tard, però li costarà. M’atreveixo a dir que coses com aquesta no ajuden a minvar l’estat d’indignació de la població.
Hace unos años leí un libro «Ciudadano Max», sobre la muerte en alta mar de Robert Maxwell, que se ve era la cara B de Murdoch. Hay que leer los diarios pero lo más importante es que el café sea bueno el croissants del día y los camareros simpáticos, el resto puede ser todo una patraña.
Por algun sitio he leido que la realidad, la verdad, la justicia, la ley son cosas distintas y por esoempleamos palabras distintas.
Especificamente hay una notable distancia entre la verdad y la verdad publicada, pero eso es evidente porque lleva un adjetivo.
Las prácticas periodísticas irregulares tuvieron su tiempo. Desde W. Hearst declarando guerras por su cuenta hasta las horrososas mentiras de PRAVDA.
En este siglo XXI ya no caben en la realidad mundializada y con las redes sociales abiertas.
Saludamos el cierre de «News of The World» por higiene.
Sr.Foix: El control y manipulación de la información por determinados medios tiene sus días contados. Hace ya unos treinta o cuarenta años, Herbert Schiller escribió The Mind Managers, una obra que analizaba los mecanismos utilizados por los medios de comunicación para manipular a la opinión pública, una obra que resultó premonitoria; años más tarde la retransmisión en directo y exclusiva mundial por la CNN del inicio de la guerra de Iraq, bombardeo de Bagdad, marcó un punto de no retorno en las prácticas de manipulación, aquello fue algo tan evidente y vergonzoso que la credibilidad de los grandes medios quedó afectada y en esas estamos…
Sr. Foix: Tal como Vd. titula el artículo : » El periodismo de mentiras y chantajes.» … añadiré… y al servicio de los codiciosos, ambiciosos y corruptores que están al servicio, a su vez, única y exclusivamente de los grandes amasadores de capital a mansalva.
Y que así especulan enlas finanzas y en todas las bolsas mundiales, para enriquecerse sin limites.
Y que tampoco les importa provocar la perdida de millones de puestos de trabajo y la misería por doquier. Con tal de enriquecerse.
Estos seres no tienen ética, honradez ni humanidad.
Albert, sería bueno empezar a pensar si las Agencias de Des-Calificación de Riesgo que nos frien un día sí y otro también, son lo que deberían ser o si deberían ser lo que dicen que son…
BartoloméC, pienso lo mismo. De hecho, tengo el presentimiento de que en realidad pertenecen a los mismos dueños.
Que no son presuntos estafadores dentro de la ingeniería financiero-económica y bursatil, si no que son reales y auténticos.
Supongo que son como auténticos jugadores de la ruleta de casino, pero a lo grande y globalmente.
Supongo que se les debería tratar como enfermos psicopatas del tema.
Gran artículo, documentado y denunciatorio, Sr. Foix.
Realmente, «The News of the World» ha hecho un triste servicio al buen nombre del Periodismo. Y también al mundo del Cine, donde Murdoch está asimismo metido.
Con el más cordial saludo de
J. M. Caparrós Lera
Catedrático de Historia Contemporánea y Cine (UB)