Una moción de censura contra el gobierno, una querella contra el president de la Generalitat y una declaración institucional de Maragall en un solo día indican que Catalunya está en medio de una crisis política sin precedentes. Todo empezó con una frase, la del tres por ciento, que pronunció Maragall inesperadamente en el pleno del accidente del Carmel.
Una frase enigmática que podía referirse a la inflación, al producto nacional bruto o a los tipos de interés. La frase fue interpretada por todos los diputados como una acusación en toda regla a los anteriores gobiernos de CiU. Artur Mas también lo entendió así y pidió una inmediata rectificación si se quería aprobar el Estatut. La legislatura, dijo Mas, se ha “ido a hacer puñetas”. Maragall, que todavía no se había dado cuenta de la piedra que había arrojado, rectificó porque se tenían que hacer muchas juntos y Mas contestó que la disculpa le honraba.
Pero tras arrojar esta piedra sobre el estanque dorado de la política catalana la crisis fue adquiriendo dimensiones desorbitadas hasta llegar a la situación de hoy con presentación de querella, mociones de censura y declaraciones para todos los gustos.
Maragall reconoció la legitimidad de la moción presentada por Piqué por considerarla como “meramente instrumental” invitando al PP y a los demás partidos que expongan sus ideas y propuestas lo que entra dentro de la normalidad democrática del sistema político.
Pero la presentación de la querella de CiU lo consideró un hecho “gravísimo” que no tiene precedentes. No considera aceptable Maragall que el president de la Generalitat tenga que hablar bajo la amenaza de una querella.
Este es el mapa político catalán en este viernes invernal, muy cercano a los Idus de Marzo que hace siglos presagiaban la tragedia que acabó con Julio César. Se pueden avanzar algunas hipótesis en el drama por etapas que está viviendo la política catalana.
Primera: la moción de censura no la ganará Piqué porque no puede. Pero desde la distancia y desde una cierta marginalidad podrá señalar con el dedo las carencias del tripartito y la reacción de CiU disputándole parte de su electorado.
Segunda: la querella de CiU seguirá el curso judicial en espera de que la sala correspondiente de la Audiencia tramite la acusación. Si es admitida tendrá que acogerse a las correspondientes peticiones de aforamiento y el juicio, en cualquier caso, va para muy largo.
Tercera: Maragall no ha dado signos de reconocer el error, rectificar y pedir disculpas como le ha pedido Artur Mas. No sólo no ha pedido perdón sino que ha considerado la querella como un hecho gravísimo. No es previsible que este choque frontal entre los dos grandes partidos catalanes se neutralice de forma tan sencilla como le pide Artur Mas al president.
Cuarta: El tripartito no tiene intención de detener la legislatura convocando elecciones anticipadas. Las actitudes de Esquerra y de Iniciativa indican que, a pesar de criticar en privado la frívola acusación de Maragall, no van a dejarle de apoyar en los próximos meses.
Quinta: Las relaciones entre el gobierno catalán y el de Zapatero van a entrar en un periodo de turbulencias. Se pondrá en peligro la financiación y la aprobación del Estatut, dos objetivos clave de esta legislatura. Catalunya ha perdido muchos quintales de crédito en una semana. Y el que ha provocado esta crisis es principalmente el president de la Generalitat. Él también ha dilapidado mucho patrimonio político.