Contra la estupidez hasta los dioses luchan en vano. La estupidez de muchos gobernantes, la de los que manejan hilos decisivos desde la sombra, la de los que se creen salvadores de la humanidad, de los locutores y opinadores que marean, que mareamos al personal, no tiene límites y es impredecible.
Dice Alejandro Baricco que ha recreado la Ilíada en una edición de bolsillo que la estupidez tiene los pies ligeros y ni siquiera roza el suelo, pero camina sobre la cabeza de los hombres para su perdición. Y se apodera de ellos, uno tras otro, cuando más le apetece.
La estupidez no necesita talento. Y si lo tiene prescinde de él. Nos sorprende en cualquier esquina, en cualquier decisión, en todo momento. Sólo la detectamos cuando se ha apoderado de nosotros, cuando las acciones estúpidas han sido ya perpetradas.
Recomiendo el distanciamiento ambiental, el distanciamiento de nosotros mismos, ver las cosas desde otra óptica, en otro entorno, en la tranquilidad de situaciones que nos permitan ver nuestra propia estupidez.
A mí me va bien para contemplar mi propia estupidez acudir al campo, a la naturaleza, al ciclo natural de las estaciones, a la observación del comportamiento de los árboles, de las plantas, de los ríos. Recuerdo al excelente actor AlecGuiness que decía en una ocasión que cuando llegaba a un escenario para filmar una película, lo primero que hacía era acudir al zoológico de la ciudad y pasarse horas contemplando el comportamiento de los animales. Muchos de sus gestos y reacciones, decía, los he aprendido observando a los animales.
La naturaleza no entiende de bromas. Siempre es veraz, siempre es seria, siempre es severa. Ella siempre tiene razón, mientras que los fallos y errores tenemos que atribuírselos en todo momento al hombre. La naturaleza, así lo entendía Goethe, desprecia a todo aquel que no esté a su altura, entregándose y revelando sus secretos únicamente a quien es capaz de detectarlos.
Es contemplando la naturaleza cuando la persona puede entrenarse con la razón para ver la estupidez de sus propias actitudes. Es estúpido quien cree que todo lo hace bien. O quien desprecia a los demás. O quien no sea capaz de entender, amar o tener compasión. Es ante la majestuosidad de la naturaleza cuando los valores racionales, morales y emocionales del hombre pueden articularse mejor. El que no cree en el misterio de la vida es bastante estúpido.
La realidada aun que nos duela admitirla es que toda sociedad llega aa su momento de maximo espendor y despues llega su destrucción es lo que pasa en mexico su esplendor ya paso y a hora los pocos intelectuales sobrevivientes ven como la sociedad prefiere leer un na revista de chismes a un libro, prefiere estar 6 hrs. frenta a la caja tonta a salir y hacer algun deporte, los intelectualoides invaden los resintos sagrados, como chacales en busca de carroña, para creer que son intelectuales pero solo son basura y hoy la estupidez rije el mundo que hoy conosemos.