Temía que la compleja realidad de la inmigración se debatiera en la campaña. No en términos políticos, sociales o humanos, sino con argumentos exclusivamente electoralistas.
Me parece una frivolidad que se proponga a poco más de medio año de las elecciones municipales que los inmigrantes puedan ejercitar su voto. Sin decir cómo, quién, en qué circunstancias, de acuerdo a qué leyes. Se me antoja una frivolidad semejante la respuesta inmediata y poco meditada de destacados dirigentes de CiU que han insinuado que para que los inmigrantes puedan votar primero deben conocer la lengua, la cultura y la identidad catalanas. Otorgar este derecho a los inmigrantes, según Felip Puig, amenaza el proyecto de país de Catalunya.
La deriva populista de la política es uno de los grandes peligros que atraviesan las democracias occidentales cuyas clases dirigentes escuchan con gran atención las señales demoscópicas de sus sociedades respectivas y dejan para mejor ocasión proponer soluciones razonables.
En Estados Unidos, el 12 por ciento de la población, más de 35 millones, no ha nacido en territorio norteamericano. A esa cifra hay que añadir más de diez millones de gentes que viven sin papeles y sin reconocimiento jurídico, a pesar de los esfuerzos del gobierno en taponar los agujeros por los que penetran en el espacio norteamericano personas que arriesgan abandonan sus tierras y arriesgan sus vidas en busca de un horizonte vital más digno.
El ministro del Interior francés, Nicholas Sarkozy, agita la cuestión inmigratoria y ha propuesto la expulsión de 25.000 familias que viven en Francia de forma ilegal. Es una opción populista que puede frenar el avance de la ultra derecha de Le Pen y le puede conducir a la presidencia.
Los problemas derivados de la inmigración masiva en las democracias occidentales tienen causas muy diversas y profundas. Las enormes diferencias económicas entre los países de salida y acogida son principales. La baja natalidad en Europa es otra. La ausencia de libertades en los puntos de origen hace que el progreso sea imposible y por eso salen los jóvenes y mejor preparados para ayudar a salir de la miseria a sus más próximos.
Veo con mis propios ojos, en las calles que se asfaltan en estos calores de agosto, al pie de las gruas de la construcción que sobrevuelan ciudades grandes y pequeñas, acompañando con sillas de ruedas a nuestros mayores, a personas que hacen un servicio que la mayoría de nosotros no estamos en condición de prestar.
Si es catalán todo el que vive y trabaja en Catalunya, hay que buscar soluciones para que esta definición no quede desvirtuada. La foto del país ha cambiado de forma muy sustancial en muy poco tiempo. Esperar que llegue una campaña electoral para lanzar el debate de la inmigración indica que los verdaderos problemas se orillan y se lanzan sobre la parrilla populista en cuanto llegan las urnas.
Hay que hacerse a la idea de que todos los que están tendrán que tener los mismos derechos y las mismas obligaciones que los que nacimos aquí. Roma dió la ciudadanía a todos los que vivían en lo que hoy es Italia el año 70. En el año 313, el emperador Caracalla la concedió a todos los súbditos del imperio. Lo que ocurre es que al inmigrante no lo queremos tratar como persona sino como un instrumento para suplir nuestras carencias.
El PP aprobó tres leyes de Extranjerías. Zapatero ha regularizado a más de un millón. Y siguen llegando por tierra, mar y aire. Menos demagogia y más racionalidad, más leyes y más recursos para abordar seriamente el problema más complejo al que los sucesivos gobiernos no han querido o no han sabido dar salida.
hola.Ahora y no antes me he sentido confusa, impotente de no poder hacer nada. Poque soy extranjera tengo miedo. LOS INMIGRANTES SON PERSONAS DON DERECHOS Y DEBERES. pensaba eso., pero ahora pienso que solo somos una especie,me siento observada, siento que no estoy segura en lo que me pouede pasar en este paìs. He venido a trabajar y estudiar tener el derecho imigrar a otro paìs, para mejorar mi situaciòn. Dejanos vivir y trabajar tranquilos y aceptarnos como personas y no como algo extraño raro,si los españoles fueran a sudamerica le pondriamos condiciones para que vivan. y siempre encima de uno.