Nos cuenta Ulrich Beck, el célebre autor de Una Europa alemana, que la austeridad germana y los reflejos antialemanes pueden volver a convertir en enemigos a los vecinos. Europa parecía haber espantado los fantasmas que sembraron de muertes los campos de batalla del siglo pasado. La crisis ha puesto sobre el tablero político europeo viejas ideas que se habían colocado sobre los altares de los grandes ideales históricos y que llevaron a multitudes a sacrificarse por la patria.
El problema de la atribulada Europa de hoy, de la falta de sintonía entre las instituciones, los estados, los gobiernos y los líderes políticos, es la siempre recurrente tentación de querer encerrar la diversidad del mundo en doctrinas y sistemas cerrados, obligando a todos a querer lo mismo y a seguir los mismos criterios.
En su biografía sobre Montaigne, Stefan Zweig dice que el pensador francés nada aborreció tanto como el frenesí de los dictadores del espíritu que, con arrogancia y vanidad, querían imponer al mundo sus novedades. Las cumbres europeas ya no son el resultado de una idea positiva de construcción política, de progreso y de libertad para todos los ciudadanos. Se han convertido en batallas sutiles pero abiertas de unos contra otros, de los del norte contra los del sur, de los ricos contra los pobres. No es que no se tolere la diversidad, sino que no se acepta la debilidad, no merecen respeto quienes son frágiles o han cometido errores de bulto. Se acabó la pedagogía. Hemos entrado en la pura defensa de los intereses nacionales y estatales en contra de las posiciones de los otros que no coinciden con las nuestras.
Sin una visión amplia, sin generosidad, sin la idea clara de que la máxima prioridad de Europa es evitar la guerra, tal como dijo Helmut Kohl en Lovaina, corremos el riesgo de volver a no sentirnos en casa cuando transitemos por Viena, Roma, París, Nápoles o Frankfurt.
En Francia se vuelve a culpar a los alemanes, que imponen sus criterios en términos y planteamientos exclusivamente alemanes. El Reino Unido hace lo de siempre, estar y no estar en Europa a la vez. Italia, España, Portugal y Grecia obedecen oficialmente las directrices alemanas, pero sus respectivas opiniones públicas ya no aguantan más. Se ha dejado de confiar en las instituciones europeas y nos hemos entregado a la voluntad de los más fuertes, del más fuerte. Un alarmante precedente.
Publicado en La Vanguardia el 21-05-2013
Siempre devoto de sus grandes ídolos liberadores, por una vez Stefan Zweig, no sin travesura, invierte el papel, y parece sacarse de la manga Grandes Personajes del Espíritu de donde el lector culto no esperaría sino supersticiones (neosupersticiones) y prodigios de prestidigitación circense, y erigirlos en precursores y compañeros de su pensador más admirado.
En su biografía sobre Montaigne, Stefan Zweig dice que el pensador francés nada aborreció tanto como el frenesí de los dictadores del espíritu que, con arrogancia y vanidad, querían imponer al mundo sus novedades. Las cumbres europeas ya no son el resultado de una idea positiva de construcción política, de progreso y de libertad para todos los ciudadanos. Se han convertido en batallas sutiles pero abiertas de unos contra otros, de los del norte contra los del sur, de los ricos contra los pobres. No es que no se tolere la diversidad, sino que no se acepta la debilidad, no merecen respeto quienes son frágiles o han cometido errores de bulto. Se acabó la pedagogía. Hemos entrado en la pura defensa de los intereses nacionales y estatales en contra de las posiciones de los otros que no coinciden con las nuestras.
y a pesar de todo Europa sin el motor de Alemania es poca cosa…recordemos II GM Alemania destrozada, dos años sin ayuda Alemania Europa caput, ayuda posterior a Alemania…Europa se recupera
Los EEUU ayudaron a Alemania de manera muy importante y estratégica. Es cierto que la cultura alemana favorece su recuperación y el mérito que conlleva, pero la guerra fría empezó el mismo día que finalizó la II Guerra Mundial, y Alemania era una pieza clave en el mapa estratégico. Si EEUU hubiera retirado todas sus tropas de Europa en el año 1945 ¿Qué habría ocurrido?
Además la admiración hacia Alemania, que en muchos aspectos está justificada, debe ser más razonable. Los defectos alemanes son muy serios, como los que cualquier país, y su disciplina puede llegar a ser absurda, racional pero no inteligente. La inteligencia y la racionalidad no van, por fuerza, siempre unidas
Sr.Foix: Viendo la entrevista a Aznar que se está produciendo en estos instantes tengo la impresión que volverá en breve…
PER FAVOR……..NOOOOOOOO !!!!
http://siniestro.com/historia/tema/el-regreso-del-hijo-del-zombie-paco/
Un article excel.lent, amb el que estic totalment d’ acord.
Si penso en Catalunya, la independència ens faria un gran favor : deixar de donar la culpa a Espanya. Seriem amos de les nostres decisions i responsables dels nostres propis errors. Si hem de rebre ordres que vinguin directament d’ Europa, perque si aquesta ja és restrictiva, una segona restricció( la de la Administració Central) no ens ajuda gens…..i almenys ens podriem queixar en català.
Sr.Foix: desde la más tierna infancia nos acostumbramos a culpar a otro de lo que nosotros hacemos y nos sale mal, es un mecanismo de defensa, sucede que algunas veces es cierto y entonces no se nos hace caso…en Europa en estos momentos muchos paises, mejor dicho, los ciudadanos de muchos paises, han empezado a plantearse cómo es posible que ahora se les pueda fiscalizar hasta el más mínimo céntimo que gastan y hace dos telediarios el BCE y la Banca Alemana les dieran luz verde para cualquier inversión que se les ocurriera, por muy disparatada que fuese…y con subvenciones de la UE encima…
Sr Foix: Siempre es más cómodo culpar a otro de nuestros propios errores..
La sensación general es: las infúlas imperialistas de Alemania continúan vigentes. Ahora sin sangre, pero con sudor y lágrimas.De
la generación que nació después de nuestra adhesión son muchos
los/las jóvenes que se van a trabajar a ese país. Recuperando
«el favor» que nos hicieron…