En plena euforia futbolística, con Campeonatos del Mundo y Juegos Olímpicos en los próximos años, Brasil ha resultado que tiene una conciencia cívica que va mucho más allá de los estereotipos que nos hacemos de todos los países.
Cientos de miles de personas protestando casi cada día en las principales ciudades del país no lo aguanta un gobierno democrático, de izquierdas, salpicado por la corrupción y criticado duramente por los fastos de organizar eventos deportivos de escala global.
La presidenta Dilma Rousseff, ha anunciado este martes por la noche que propondrá una consulta popular para hacer una reforma política en el país. A grandes protestas, grandes retos. «En este momento quiero proponer un debate sobre la convocatoria de un plebiscito popular que autorice un proceso constituyente especifico para hacer la reforma política que el país tanto necesita», declaro la presidenta en la apertura de una reunión con gobernadores y alcaldes en la sede presidencial.
«Brasil está maduro para avanzar y dejo claro desde ahora que no debe quedarse parado donde está. También debemos dar prioridad a la lucha contra la corrupción de forma todavía más contundente», dijo la presidenta.
En circunstancias de paz social, de tranquilidad cívica, esta iniciativa habría parecido revolucionaria. Pero hecha ante un movimiento de protesta en contra de la corrupción política y de los gastos desmesurados para los acontecimientos deportivos, puede ser insuficiente.
No estamos ante una revolución. Simplemente asistimos en muchas partes del planeta cómo las gentes salen a la calle para protestar contra la corrupción política y pidiendo una vida más digna. Menos desigualdades y más equidad. Son los tiempos que corren y hace falta dar respuestas a sociedades que ven la gran riqueza de sus países respectivos pero observan con indignación la mala distribución de los recursos.
Brasil, paradójicamente, está creciendo. Se moderniza y el ex presidente Lula sacó de la pobreza a más de treinta millones de brasileños. Pero no es suficiente. La distancia entre los muchos que no tienen y los pocos que tienen mucho es abismal.
La capacidad de organizarse, de pedir justicia, de señalar la corrupción de la política es extraordinaria en estos tiempos de mensajes inmediatos, de twitter y de las nuevas tecnologías que penetran hasta los tuétanos las realidades de los gobiernos y los estados. Esta nueva realidad tiene sus inconvenientes y contraindicaciones. Pero es lo que hay y no se puede echar marcha atrás.
La presidenta Rousseff ha sido hábil. La cuestión es si ha llegado a tiempo.
BartoloméC, como hemos sido tan políticamente correctos no nos
han tomado en serio, creyendo que somos débiles, como bien apuntas.
Quienes han ido de «malas maneras» han salido muy bien parados.
BartoloméC, es cierto que el que guarda las formas en cualquier circunstancia siempre es el más fuerte, pues saberse dominar es
todo un entrenamiento vital, pero tanto dominio…
Si ahora la Sra. Rouseff reacciona y propone -entre otras muchas cosas- un referendum…
pues no sé si merece la pena ser tan «formales y respetuosos»
como somos los catalanes y sí «fer una miqueta de soroll»
Hoy en día Elena la educación y las buenas maneras se ven como un síntoma de debilidad…por desgracia…
Potser és insuficient, potser és un tallafocs, potser arriba tard,…i potser no s’arribarà a fer res i tot quedarà en paper mullat…..però al menys, alguna cosa es mou….
Aquí no passa res. La única cosa que passa és que no solament ens retallen diariament recursos econòmics, sino que estem assistint a una recentrelització encoberta de l’ administració……amb tot el que això significa…..
I continuem quiets i callats……
Aqui no pasa nada Rosamaria ya que no hay el nivel de protestas sociales que hay en Brasil…efectivament, continuem quiets i callats……
Sr.Foix: La presidenta Rousseff ha sido hábil, sí…pero ahora hace falta que los brasileños se crean su propuesta…
Sinceramente, «»»proponer un debate… sobre la convocatoria… de un plebiscito popular… que autorice… un proceso… constituyente especifico… para hacer la reforma política… que el país tanto necesita»»»… suena a una farragosa forma de no decir nada y ganar tiempo…