Se celebraron elecciones en Alemania y Angela Merkel intenta formar un nuevo gobierno con la alianza de socialdemócratas que finalmente se han puesto de acuerdo para empezar a negociar y eventualmente gobernar coaligados.
Al vivir en tiempos de impactos informativos, tiempos demoscópicos, de cambios vertiginosos, se nos escapan las consecuencias de momentos interesantes que pueden cambiar el curso de la pequeña o gran historia europea.
Merkel tendrá que gobernar con la ayuda de quienes tienen una idea diferente de Alemania, de Europa y del mundo. El apoyo de los socialdemócratas es mínimo pero lo van a vender caro. Alemania ha dado larga vida a sus cancilleres desde Konrad Adenauer hasta Ángela Merkel pasando por Helmut Kohl y Helmut Schmidt. Han sido personajes que han gobernado desde la centralidad pensando que la fragilidad de la Alemania derrotada no les permitía levantar la cabeza políticamente por encima de Francia o de Inglaterra.
Merkel es la primera canciller que no puede esconder el poder que representa. Pero sabe que lo tiene que ejercer con mesura y contención porque gobierna con la vista en el retrovisor, en la historia, en lo que ha ocurrido en Europa y en Alemania siempre que su musculatura militar, expansionista, política o económica ha intentado interpretar en solitario la partitura de la política continental.
Aquí andamos con nuestras cosas, como aquellos personajes de Tolkien que discutían sobre quien tenía los pelos más largos en los dedos de los pies. Si la referencia es Europa tendríamos que observar con mayor atención lo que ocurre estos días en Berlín y si el nuevo gobierno seguirá la política de austeridad agresiva de Merkel o bien se buscarán soluciones más humanas, menos dramáticas y más prácticas para mantener un cierto equilibrio entre el norte y elsur de Europa.
Hay que ver qué políticas de crecimiento y de creación de empleo se van a seguir por el nuevo gobierno y cómo influirán estas decisiones en la política general de la zona euro. La deuda no puede reducirse si no hay creación de riqueza. Será difícil vivir con el constante presentimiento de que el euro puede romperse y la Unión Europea pueda perder muchos de los avances sociales conseguido hasta ahora. En buena parte, depende de Alemania.
Sr. foix, Espero que no se decida en Alemania la política a seguir en Europa. Alemania es importante, pero nosotros también somos europeos y no votamos allí. De todas formas, siempre será beneficiosa la inclinación un paco más a la izquierda del poder alemán, sobre todo para ellos.
Sr.Foix: los alemanes han dejado de mirar a los paises europeos y empiezan a preguntarse qué está ocurriendo en Alemania y a qué les conduce tanta austeridad…
Esa cierta música de que Frau Merkel rige y dirige como si no estuviese condicionada no suena afinada.
«…no puede esconder el podrque representa…» de los bancos alemanes y tambien, un poquito de los bancos suizos que negocian en la bolsa de Frankfurt… y de los imperios industriales de Düsseldorf o Munich. Angie ejecuta politicas elaboradas por los estados mayores de los poderes reales.
Si ahora anda con dificultades para formar coaliciones no es poque no quiera sino porque necesita la coartada de los socialistas del SDU que le sujeten los sindicatos…
Los «avances sociales», el estado de bienestar europeo también está en riesgo en Alemania. Y es que los poderes reales se han cansado y, además, ya no sienten en sus cogotes el frío aliento de las divisiones del ejército rojo estacionadas al otro lado del «telón»… Sólo la también fría mano de Putin sobre el grifo del gas…
Senyor Foix, més que dependre d’Alemany depèn de la pressió que puguen fer els socialdemòcrates, sempre eixint al rescat dels avanços socials que la dreta vol minvar, però sense que la societat ho entenga així i els acabe votant.