No se trata de retirarse a tiempo sino de retirarse cuanto antes porque las posibilidades de controlar Iraq son cada vez más inasequibles.
La muerte señorea por las calles de Bagdad y por todos los rincones del país. Mueren soldados norteamericanos, sunitas, chiítas, kurdos, partidarios del gobierno, miembros de todas las facciones, terroristas extranjeros y locales.
La muerte es una tenebrosa rutina diaria.
La retirada es inevitable antes que se convierta en una expulsión implícita, antes que los electores expulsen a los republicanos en las urnas el año próximo. No es novedad que un ejército poderoso tenga que batirse en retirada. Persas, griegos, romanos conocieron esta amarga experiencia.
Napoleón abandonó Moscú en 1812 después de haber creado la versión rusa de la Academia Francesa nada más llegar al Kremlin. Sentado sobre las cenizas de una ciudad en ruinas y sin haber recibido la capitulación rusa, la Grande Armée emprendió la catastrófica retirada hacia Francia.
Los británicos se retiraron de Gallípoli en 1915 después del fiasco de la batalla de los Dardanelos siendo primer lord del Almirantazgo, el joven Winston Churchill.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, a finales de mayo de 1940, unos trescientos mil soldados británicos y franceses fueron evacuados con miles de bajas a los puertos de Inglaterra, después de haber sido sitiados por las tropas alemanas.
La guerra de Vietnam terminó con una masiva y precipitada retirada de los soldados americanos de Saigón, un espectáculo inmortalizado por la película “The last days” en la que se utilizaron imágenes reales de aquella dramática y agitada huída.
Las grandes potencias se han estrellado en Asia Central muchas veces a lo largo de la historia. En el Gran Juego del siglo antepasado, los británicos fracasaron en tres guerras consecutivas en Afganistán. En una de ellas, no llegaron ni siquiera a retirarse. En la Garganta de Kabul toda la expedición británica fue eliminada. La leyenda cuenta que sólo se dejó en vida a un tal doctor Hamilton que escapó a uña de caballo para comunicar al cuartel general británico en las inmediaciones del paso de Kyber la magnitud de la tragedia.
En Afganistán se estrelló el impresionante imperio soviético que cruzó la actual frontera con Uzbekistán en las Navidades de 1979. Aquella expedición se saldó con una humillante retirada de las tropas que envió Breznev y que supondría el principio del fin de un imperio que comenzó a construir Iván el Terrible en el siglo XVI.
No hay que ser un adivino para vaticinar una suerte semejante a los contingentes de soldados de la Alianza Atlántica, un millar de españoles entre ellos, que tendrán que abandonar aquel extraño país con un gobierno puesto por los ocupantes sin conseguir la pacificación entre los afganos.
La retirada de tropas occidentales de Asia Central llegará más pronto que tarde. Previamente, los principales impulsores de la invasión de Iraq han sido apartados del poder, en el caso de Aznar y Blair, mientras que el presidente Bush espera ansiosamente que termine su segundo mandato con unos índices de popularidad bajo mínimos.
El “The New York Times” de hoy publicab un extenso editorial titulado simplemente “The road home”. La vuelta a casa después de un gran fracaso es una consecuencia lógica de una expedición militar que ha sido más el problema que la solución para la estabilidad en la región.
A pesar de haber criticado siempre la guerra de Iraq por haberse declarado sin una causa verificada, la retirada de la Mesopotamia y de Afganistán, serán una muy mala noticia para la seguridad y credibiliad de las democracias
Isarn-Enric.- de acuerdo con vosotros, la fuerza bruta no suele ir acompañada con la inteligencia, saber las causas de una derrota y analizarlas es imprescindible.
¿Qué coste y qué riesgos tiene ir un paso más allá de las fronteras posibles de defender?, si esto ya lo pensaban los romanos es evidente que hoy a la historia no se le hace mucho caso.
J.Vilá.
De hecho, me atrevería a asegurar que en circunstancias normales el más fuerte suele ser el menos inteligente.
Isarn
///ENRIC///
@Roger mateu, que las guerras se hacen por intereses es sabido, pero que irse ahora de Iraq sería peor que una derrota es algo que como dice Foix no es la mejor solución, la historia se repite, estoy de acuerdo en que no se aprende de las derrotas o se maquillan para que parezcan todo menos derrotas, al final la realidad se impone y los imperios acaban por desmoronarse, ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo, ser el más fuerte no significa ser el más inteligente.
Que las guerras se hacen por intereses es algo que se sabe desde hace siglos, que Estados Unidos quieran aumentar sus intereses de todo tipo también lo sabemos, pero a Nixon la guerra del Vietnam le costó ser el primer presidente en ser expulsado del gobierno y a su país perder una hegemonía que hasta entonces nadie discutía, repetir errores no es de personas muy inteligentes, por mucha fuerza que se tenga la historia demuestra que la fuerza no es eterna, pero la inteligencia sí.
Roger Mateu.-
Alejándome un poco del tema, esta guerra de Civilizaciones es similar a la guerra de los sexos, El Islam que representa a lo masculino, con total control de sus mujeres y familias, defienden su cultura y su posesión, por el otro lado la Democracia que representa lo femenino, la libertad y todos los caprichos que uno puede darse.
Lo uno es extremadamente ofensivo para el otro y viceversa, en los Cibercafés de Peshawar, llevan muchos años navegando por paginas porno en Internet, eso es muy atractivo por un lado pero es mortal para una cultura completamente opuesta.
Habría que estudiar detalladamente la sexualidad de los países islámicos para encontrar una gran carga de represión y frustración canalizadas y sublimadas hacia la religión.
Liberalizar su sexualidad es ta imposible como que acepten la democracia. La familia tribal con sus jerarquías es más influyente que cualquier medio de Occidente.
Me gustaba mucho Kabul en los años 70, las niñas iban con falda corta a la escuela, había una clase media y muchas buenas oportunidades para hacer de Afganistán una meta obligada para los turistas, su hospitalidad, su sencilla cocina, el té verde o negro, visitar algunas de las Maravillas del Mundo el lago Band-I-Mir y la estatua del buda de Bamyan (destrozada por los Talibanes), y muchos otros lugares.
Me hace pensar mucho de que es lo que ha ido mal, en estos años pasados, tal como alguien menciona, es que quizás la Industria del Armamento ha querido quitarle el negocio a la Industria del Turismo y lo ha conseguido.
EEUU no ha aprendido nada de todas esas derrotas, porqué hace tiempo que se sabe la lección, como comunmente se dice, "de pe a pa".
La guerra es lucrativa, poco importa si ganas o pierdes, lo importante es participar, como en los grandes juegos olímpicos.
Yo creo que la única gran mala noticia es que esa pobre gente, la de Afganistán, Irak y en su momento Corea del Norte (aún tengo grabado el documental de Cuatro en la mente) ha perdido la oportunidad de abrazar una sociedad mejor; ya que, no nos engañemos, por muy pútrido que sea el consumismo y por muy desprestigiada que esté la democracia siempre será mejor que la dictadura, la represión y la pérdida absoluta de los derechos humanos.
Isarn
La Casa Blanca desmiente que se haya iniciado un debate sobre la retirada. Ya me extrañaba a mí…
La prepotencia y la incultura.
EE.UU no aprendió nada de su derrota de Vietnam,tampoco aprendió nada de su derrota de Corea y lleva camino de no aprender nada de Iraq, la prepotencia tiene estos problemas.La historia de Roma y de su imperio les suena a Hollywood y Ben-Hur.
J.Vilá.-
Sr.Foix: Lo peor que puede ocurrir a una nación después de una derrota es no sacar conclusiones, sin analizar lo ocurrido y los errores cometidos, las derrotas se repetiran una y otra vez.
Después de la derrota de Allia 387 a C ( ciudad situada a 11 Km de Roma )y del posterior saqueo por los celtas, la República Romana saca la conclusión que "las fronteras con el enemigo cuanto más lejos mejor", después de la derrota de las Horcas Caudinas la conclusión es simple, tecnificar y formar los mandos militares "basta de amateurs y de mandos de fin de semana jugando a ser militares".Cuando se produce la derrota y muerte de Craso en la lejana Carrhae la conclusión es de sentido común.¿Dónde está el límite de la expansión territorial romana? ¿Qué coste y qué riesgos tiene ir un paso más allá de las fronteras posibles de defender?, ¿qué se nos ha perdido tan lejos?.
Sr.Foix, la asignatura de historia de las derrotas y su análisis debería ser obligatoria para muchos dirigentes.