Ningún viaje es demasiado largo y peligroso, si te devuelve a casa. Es la reflexión que se hace Ulises al volver de su expedición militar y turística por el Mediterráneo. El viajar era privilegio de los diplomáticos, los aventureros, las cortes itinerantes, los caballeros andantes, los colonizadores, los comerciantes, los perseguidos y los perseguidores, los periodistas y escritores.
El mundo era conocido por unos pocos que contaban sus experiencias oralmente o por escrito a los sedentarios cuyos horizontes terminaban en lo que hoy conoceríamos como los límites de la comarca o de la nación.
Ya no se viaja. Se hace turismo. Un turismo de masas que convierte a los aeropuertos en campos de concentración humana, colas impresionantes, maletas amontonadas y llenas de objetos superfluos, prisas y aglomeraciones. Las carreteras transportan millones y millones de gentes de un lugar a otro. Los trenes ruedan a velocidades superiores y los cruceros arrojan miles de turistas en los puertos más emblemáticos del recorrido masivo habitual.
El viajero no se moviliza por topofobia huyendo de cada lugar en vez de ir al encuentro de lo que busca. Viajar saboreando las cosas y las gentes que salen al paso, observarlas, entenderlas y valorarlas desde la perspectiva del otro, es todo lo contrario del turismo de masas que pone una cruz en París, Moscú o Roma con la idea de que alguna de estas ciudades históricas es ya conocida.
No me imagino esperando en puntos de salida atestados de personal a Joseph Conrad, a Goethe, a Kapuscinsky, a Kaplan o a Winston Churchill viajando por mundos desconocidos dejando piezas literarias que perduran en el tiempo. El viajar comporta hacerse una cierta idea de lo que se ve, descender a los detalles, fijarse en los hábitos de las gentes que uno se encuentra.
Leí hace años un relato de Josep Pla en un viaje que realizó en autobús desde Washington a Baltimore. Hice este trayecto en los ochenta y no podía creer cómo el escritor empurdanés llegara a describir con tanta precisión, con tantos adjetivos exactos, con los colores y los olores que perduran.
Viajar no pide prisas. Hacer turismo es una experiencia precipitada y más o menos caótica con la preocupación de no perder las maletas, encontrar el hotel previsto y visitar los lugares previstos en las guías. El turista no llega sino que huye hasta regresar al lugar de partida.
Si se ha socializado la información, si la globalización ha acortado el espacio y el tiempo, si lo que ocurre en cualquier lugar del planeta se nos entrega en directo por cualquiera de los soportes que nos bombardean de noticias, es lógico que los humanos nos hayamos puesto en marcha por el simple placer de trasladarnos de un lugar a otro.
Los bajos costes y la expansión de la industria hotelera en entornos plácidos y pacíficos facilitan este formidable trasiego de hombres y mujeres de todos los países con una capacidad adquisitiva media. El turismo masificado es una revolución que era impensable hace sólo treinta años.
Es un fenómeno extraordinariamente positivo que nos pone al alcance las maravillas de los más apartados lugares del mundo. La revolución digital ha permitido que se deje constancia gráfica de lo que se ha visto. Se fotografía todo y en todas partes. En unos segundos las imágenes pueden estar en poder de los que se han quedado o en una web para que las puedan ver cuantos quieran.
El problema es si el turismo multitudinario es simplemente la consecuencia de una sociedad opulenta que construye crisis absurdas en los aeropuertos y carreteras o es más bien una oportunidad para conocer a otras tierras y culturas
Llego un poco tarde para hablar sobre "El Turismo Perdido" pero ahora,dentro de nada y según decorativos,llegan las "Navidades Perdidas".
Todo esta metido en el mismo saco,pero sólo nos atrevemos a decirlo a los amigos entre copas o escribir blogs de protestas que leemos nosotros mismos.
No se puede comparar el pasado con el presente, porque no es lo mismo.Hay nuevos agentes externos que nos obligan a ser diferentes ,pero es cierto que todo tiende a volverse superficial.
Cuando alguien viaja ya sea en la Tierra,en la Luna o en el tiempo, lo bonito es la interacción de culturas,sentimientos,visiones,etc.Con esto aprendes a ser más tolerante y sirve para amar más al mundo , a los que nos rodean.Incluso te diría que uno se llega a conocer mejor ,que es propio del aprendizaje de la vida.
En definitiva nos abre la mente y dejamos de ser los catetos de pueblo por un momento; es ese momento en el que todo el mundo se respeta.Estas fuera de "tu casa" y hay que respetar las reglas y ser tolerante y fuerte a la vez. Somos por un instante lo que siempre queremos ser ,pero lo que el vecino de abajo no nos deja ser.
Otro asunto, es la moda.Ahora todo el mundo viaja para mostrar que lo hace, que tiene poder adquisitivo y que ha recorrido paises exóticos.Si se pusiera de moda comprarse un yate en Madrid para ponerlo a tomar el sol en los áticos,veríamos a los astilleros navales echando humito por las orejas.
España tiene muy poca cultura viajera y hay personas que son incapaces de admitir ante esta masificación ,que no les gusta viajar….
La teoría que yo me aplico es que esté donde esté ,soy siempre extranjera y veo las cosas de una forma especial.
Una vez escuché que el único lugar que realmente existe ,es el que está dentro de tu corazón.
Viajar es precioso si te organizas bien.Si le echas huevos y eres capaz de arrancarte el móvil de la oreja y escuchar la brisa,oler,dejarse llevar,perderse y desear no encontrar el camino de vuelta y descubrir más…
Sólo esa simplicidad .
divendres, setembre 14, 2007
A POCKET HISTORY OF IRELAND
Fa uns quinze anys que a l'estiu la meva filla anava a Irlanda i li vaig demanar que em portés un llibre petit de la història d'Irlanda. Em va portar aquest de Breandán, editat per The O'Brien Press, Dublín, 1989. 109 pàgines.
Ma filla la va encertar perquè era just el que aleshores volia i vaig llegir. Arran, però del viatge a Irlanda el mes passat l'he tornat a llegir i m'ha plagut doblement perquè encara que el turisme avui estigui tan criticat, com va fer Lluís Foix a La Vanguardia del 14 d'agost, el cas és que jo no sóc ni millor ni pitjor viatger que Josep Pla, la diferència està en què ell era un home de posibles i a més, això sí que és un mèrit, escrivia moltíssim més bé que jo; tanmateix, en les meves limitacions no treu que mirant i escoltant, alguna cosa en trec.
I no és cap casualitat que moltes de les coses que he llegit en aquest llibre se m'han fet més reals i clares, és a dir, aquest llibre ara és menys abstracte que quan el vaig llegir el 1993.
Són moltes les coses que, gràcies a la meva ignorància, m'han cridat força l'atenció. Evidentment la que més de totes, car és la dominant en el llibre, és el tractament de colònia que ha rebut Irlanda de l'Imperi britànic, que queda simbolitzada en quan la Reina Victòria va ser a Irlanda i es va sentir ofesa perquè no se li va deixar posar la seva signatura en el Llibre de Kells. Val a dir que els monjos irlandesos eren els més experts d'Europa en l'art o tècnica d'il.luminar llibres.
Ara que vivim en una època en què es confonen les coses i no sabem ben bé què és pitjor, si una guerra o terrorisme seguit per una banda o un atac bèlic o un atac terrorista. I quin va ser el primer acte terrorista o l'últim de guerra declarada i com es diu tot el que hi ha pel mig. Doncs avui que uns miren amb enveja i altre amb menyspreu el que es fa a Irlanda, no està de més assenyalar que la primera vaga de fam no la va fer Mahatma Gandhi, sinó Terence MacSwiney el 1920, de la que va morir.
Un llibre petit, però com es diu ara, un compacte en el que ens diu l'essencial, des de l'arribada dels primers pobladors per Larne fa uns 8000 anys fins a Margareth Thatcher i el no resolt problema de la llengua, entre altres.
Com a català és inevitable tenir especial esment amb el tema de la llengua, una llengua que va tenir la gran caiguda a causa de la Gran Fam (1845-9), però també val a dir que pel fundador del nacionalisme irlandès, Daniel O'Connell, la llengua no era el problema i tot i que dominava l'irlandès era un ferm defensor de l'ús de l'anglès. O sigui, un Prat de la Riba en castellà…
Recuerdos
///ENRIC///
El problema Africa es que no vamos, nos llevan, nos dicen dónde y cuando debemos irnos, aunque pudiesemos elegir veriamos sitios repletos, hasta los lugares más alejados y reconditos están siendo ya pasto de los touroperadores, es lo que hay.
Es evidente que lo ideal es hacer vacaciones fuera de temporada pero…cuántos afortunados tienen ese privilegio? pues eso, a hacer de borreguitos.Un saludo a todos!
-absolutamente de acuerdo en lo de las fotos-
Por cierto , yo es septiembre declino cualquier invitacion a cenar en casa de amigos , si quieren cenar a Restaurant , que luego se te hacen la tres de la mañana mirando fotitos .
///ENRIC///
Si, en verdad todos somos individualistas, pero por lo que veo todos naufragamos en el mismo sitio, el mismo día y a la misma hora.
El problema no es tanto el turismo como el hecho de parar el mundo en Agosto y que todo el mundo quiera hacer de turista los mismos 30 dias .
Si un dia viene un extraterrestre alucinara en coleres , todos concentrados en casas pequeñas , mismos horarios , metro y coches , tocan el pito y te dan treinta dias , donde vas ? donde van todos , apartamentos pequeños , aeropuertos , playas sin espacio y luego lo mejor : El problema es que la sociedad es individualista . Individualista ?
Todos huimos de una forma o de otra para acabar naufragando en el chiringuito playero de cada año, luchando por nuestra supervivencia a la hora de cojer sitio en la playa o mesa en el restaurante. ¡¡Si Ulises levantara la cabeza…!!
J.Vilá.
Oh! Benvinguts..escriviu, escriviu que us hem trobat a faltar.Salutacions
En una ocasión, el pensador mediático Alain de Botton, trató de explicar la diferencia entre el viajero y el turista. Para establecer un cambio de perspectiva sustituyó las cámaras de un grupo de turistas japonenses por un cuaderno y un lápiz. Trataba de explicar la diferencia entre el mirar y ver, actividades que, según él, diferencian al turista del viajero.
Me encantó este recurso, pues me entusiasma la idea del cambio de mentalidad que implica la definición de viajero frente turista. Por este motivo me ha fascinado leer en el tren esta mañana el artículo del Sr. Foix, que nos recuerda a todos lo difícil que es, hoy en día, viajar para ser y conocer, en lugar de para "tener" un ciudad más en la lista.
Sin embargo, me resigno ante esta idea de que hoy en día sea tan difícil ejercer de viajero. Me gustaría pensar que es posible hacerlo a pesar de la globalización, aunque sí que es cierto solemos iniciar un camino obsesionados por el destino… (una pena)
Sr.Foix:"Cuando partas hacia Itaca
pide que tu camino sea largo
y rico en aventuras y conocimiento". Konstandinos Kavafis hace casí un siglo empezaba así sus versos sobre el viaje a Itaca de Ulises. Hoy,Joaquin Sabina, nos quiere convencer en su canción peces de ciudad, de que ya no quedan islas dónde naufragar, pero Sr.Foix eso es falso, estoy viendo en el mediterraneo las islas llenas de miles de náufragos, pueden estar miles de esos náufragos en una misma playa e ignorarse unos a otros con total tranquilidad.
"No apresures el viaje,
mejor que dure muchos años
y viejo seas cuando a ella llegues,
rico con lo que has ganado en el camino
sin esperar que Itaca te recompense.
A Itaca debes el maravilloso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
y ahora nada tiene para ofrecerte.
Si pobre la encuentras, Itaca no te engañó.
Hoy que eres sabio, y en experiencias rico,
comprendes qué significan las Itacas."
Tambien existe el turista hiperactivo, que viene a ser lo contrario del "contemplativo". Este tipo de turista (según unos misioneros dicen en su blog) se va de vacaciones a Africa por poner un ejemplo y en medio de la selva rodeado de los animales más exòticos, entretiene su tiempo tomando fotos exaustivamente y cuando se cansa de tomar fotos se siente con los compañeros a jugar una partida de cartas. Sin pararse a contemplar con sus ojos extasiados toda belleza que le rodea. Esto de ser "contemplativo, consiste en la capacidad de quedar maravillado, lo que realmente no le debería dejar ni un solo minuto enmedio de la Naturaleza para matar tiempo libre jugando partidas de cartas, y el tiempo tan valioso se lo pierde inútilmente para desfogar su hiperactividad jugando partidas.
se me hace extraño que cargue las vayonetas contra los turistas como lo hace.
El turista es una persona que quiere tener una experiencia fuera de su hogar, que quiere visitar un lugar alejado de su cotidianidad o directamente quiere tomarse unas vacaciones de si mismo apartándose de todo aquello que lo define.
El turista no desea las colas, ni la masificación, ni que se le trate como un delincuente por el mero hecho de tomar un avión. El turista no quiere que los taxistas de todo el mundo le timen, o que le hagan pagar por ver algo que, por condición humana, le pertenece históricamente y que encima no pueda disfrutarlo en soledad si no que le obliguen a formar parte de un escuadrón de visita guiada.
El turista se deja hacer, y los que hacen… lo hacen mal.
Isarn