El gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, ha dimitido antes de que fuera obligado a dimitir por haber traspasado los límites de la confianza pública. Spitzer construyó su carrera política exigiendo a los demás unos comportamientos éticos que él vulneraba pensando que su posición comportaba una cierta impunidad.
No es el primero ni será el último personaje público en el mundo anglosajón que es obligado a abandonar su cargo al revelarse sus relaciones con el mundo de la prostitución. Me viene a la memoria aquel ministro de Defensa del gobierno Macmillan, John Profumo, que tuvo que abandonar el gobierno al haber negado que mantenía relaciones sexuales con la joven Christine Keeler que, a su vez, compartía lecho con el agregado naval soviético.
Fueron los servicios de espionaje de Londres y Moscú los que descubrieron el enredo que acabó derribando al gobierno conservador. Profumo se retiró de la vida pública y se dedicó a causas benéficas y filantrópicas.
El gobernador Eliot Spitzer había sido cuatro años fiscal general del Estado de Nueva York. Era conocido como el “sheriff” de Wall Street imputando a ejecutivos, empresas y a redes de prostitución. Su campaña para ser elegido gobernador se construyó sobre la imagen de una persona que acabaría con la corrupción en Albany, la capital del Estado de Nueva York. Políticos de medio pelo del partido demócrata y periodistas de varios medios le ayudaron a obtener la victoria.
Tal como se ha descubierto, Eliot Spitzer era un cliente habitual de una red de prostitución que opera en varios estados norteamericanos. Era conocido como el “Cliente 9” que respondía al nombre de un amigo suyo, el financiero George Fox, que nada sabía de lo que se estaba tramando con su documento de identidad.
El lunes afirmó que no dimitiría pero al saber que sería objeto de una investigación y de un posible “impeachment”, Spitzer dimitió, pidió disculpas acompañado de su mujer e hijos y abandonó la sala de prensa sin aceptar las preguntas de la prensa. Es el primer gobernador neoyorkino obligado a dimitir en los casi cien últimos años.
No se ha ido por haber cometido los mismos delitos que denunció enérgicamente cuando fue fiscal general. Se ha ido por hipócrita y por haber exigido conductas a los demás que él mismo se saltaba a la torera. Arruinó la vida de muchos conciudadanos por las mismas razones que ahora es arruinada la suya.
El poder de un político democrático es grande. Pero no es ilimitado. Como decía Heródoto hay ciertas cuestiones en la vida que son evidentes, como la de que el orgullo precede a una caída, que el exceso de buena suerte conduce a una debacle o que una conducta realmente ofensiva recibe a menudo su merecido castigo. Goodbye, Mr. Spitzer, tiene tiempo para reflexionar sobre los límites del poder.
@africa-Los candidatos políticos son personas públicas con todas sus consecuencias,sus mujeres no son ajenas a ello, el electorado muchas veces los conoce mejor por quienes tienen a su alrededor que por ellos mismos. La imagen de Rajoy con su mujer le da una dimensión que antes no tenía, otra cosa sería que hubiesen puesto a su mujer hasta en la sopa, cosa que no sucedió. Estoy seguro que hasta en esto la sombra de Aznar y su mujer estaba sobre Rajoy.
Un saludo. J.Vilá.-
No estoy de acuerdo,creo que Rajoy hizo bien en no utilizar a su mujer.Forma parte de su intimidad y está bien que la proteja,en cambio me pareció perfecto que ella estuviera a su lado en un momento difícil,dándole apoyo y transmitiéndole una gran ternura y cariño.Un saludo.
Estoy de acuerdo en que Rajoy habría hecho mejor acompañandose de su mujer que con la historieta de la niña y toda la gaita.
Un saludo.J.Vilá.-
Es que el Estado se mete en todo y luego, claro, no cumple ni el que hace las leyes .
Sr.Foix: Han habido dos fotografias de mujeres estos días que me han impactado, la primera es la que Vd comenta de la mujer del gobernador de Nueva York, la mirada perdida, ausente, traumatizada, consciente del papelón que le estaban haciendo hacer junto al impresentable de su marido. La otra ha sido la de la mujer de Rajoy, desconocida para mi hasta entonces,en el balcón de la calle Genova,abrazada a su lado en los peores momentos y dando una sensación de serenidad y apoyo muy fuerte. Si en lugar de sacar a su famosa niña, Rajoy hubiera sacado a su mujer del brazo,entonces Rajoy habría dado otra imagen más cercana y menos dura, a veces la solución la tenemos al lado y no nos damos cuenta de ello.
Sr Foix:Hipocresía del gobernador,de la esposa y los hijos-los más afectados-y la de los norteamericanos que consideran más grave una infidelidad conyugal que la atrocidad de declarar una guerra,Guantánamo o las miles de injusticias que existen en el país.Lamentable….Un saludo.