Se agradece el sentido del humor y la ironía fina que endulzan la existencia de la diaria monotonía. El humor sobre los políticos y la política tiene el éxito asegurado. El programa Polònia es un ejemplo. Y los dibujantes que reducen la realidad a una caricatura o a un gesto tienen más fuerza que un editorial o una larga crónica. Una sociedad sin humor sería irrespirable.
El problema se plantea cuando son los políticos los que hacen chistes sobre sus colegas o sobre sí mismos. Churchill llegó a ser cruel con el que fue su inesperado sucesor, Clement Attlee, después de la guerra. El señor Attlee es un hombre modesto que tiene muchas razones para serlo o el célebre chiste, también de Churchill, que hablaba de un taxi vacío que se detenía delante del número 10 de Downing Street y de él descendía Clement Attlee.
Es famosa la sentencia de Harold Macmillan al perder el gobierno y preguntarse en los Comunes sobre si “hay vida después de la muerte”. Se cuenta que lord Salisbury estaba soñando que hablaba en la Cámara de los Lores y cuando se despertó se dió cuenta que, efectivamente, estaba hablando ante los mismos lores.
George Bush ha recurrido al humor en la última cena de gala con la prensa extranjera acreditada en Washingon. Disparó irónicamente contra Hillary Clinton mencionando que no había podido entrar en la fiesta por el cruce de disparos en la puerta. Se refería al inventado episodio de la señora Clinton en una visita a Bosnia que decribió como un peligro serio para su vida por el tiroteo del fuego enemigo. También se dirigió a Barack Obama y excusó su asistencia a la cena por estar en la iglesia, escuchando, se entendía, al racista reverendo Wright.
Lo que dijo de McCain no era una broma sino una verdad. Bush vino a decir que McCain no ha venido porque le quito votos. Seguramente. Desde que el Instituto Gallup elaboró los primeros sondeos hace 70 años nunca ningún presidente había alcanzado una cota tan alta, el 69 por ciento, de desaprobación. El candidato McCain se mantiene alejado del presidente viendo cómo los demócratas se despellejan vivos.
Pero su ausencia de los focos públicos no le beneficia. Humorísticamente no está mal aquella reflexión de Reagan: he dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más mezquina y me he dado cuenta que guarda una estrecha similitud con la primera.
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La política no es mezquina, en todo caso lo son los políticos que actuan mezquinamente. Los políticos se acaban creyendo ser el centro del mundo cuando tienen poder, les fabrican un personaje y se lo acaban creyendo, les escriben hasta los chistes y se creen chistosos, pero hay pocos que tengan personalidad propia, por no tener no tienen ni cultura ni capacidad de hacer un comentario inteligente, en este mismo blog leo cosas que tienen mucho más interes que la mayoria de lo que escucho a diario de los políticos, podrían aprender un poco.
Lluís, el sentido del humor de Bush me produce escalofrios.
Africa; teniendo en cuenta que Laura Bush era bibliotecaria, tuvo que ser un milagro el conocer a su marido.
Sólo le faltaba añadir"más claro..el agua!)
Sr.Foix: A Bush le gusta reírse de sus contrincantes y a mi recordar sus frases más inteligentes, como aquella vez que dijo.«No es la contaminación la que amenaza el medio ambiente, sino la impureza del aire y del agua»…
Sr Foix:Si Bush no fuera tan desgraciado quizás la broma hubiera tenido su gracia.Un saludo