La escala del sufrimiento humano en Siria es difícil de cuantificar. Un millón de refugiados han abandonado sus tierras y malviven en campos abarrotados e insalubres en Jordania, Líbano y Turquía. Los que se atreven a navegar por el Mediterráneo y alcanzan el sur de Europa son recibidos con indiferencia y hostilidad.
El Estado Islámico no es fenómeno localizado en un país ni un conflicto como el que enfrenta a israelíes y palestinos desde hace medio siglo. Es el intento de crear un califato que aglutine a cuantos musulmanes hay en el mundo. No se sabe cuántos son ni con qué fuerza cuentan. Pero se han apoderado de zonas de Siria e Iraq, han borrado fronteras, matan a cuantos no son como ellos y destruyen los vestigios de la civilización antigua y todo lo que tenga relación con Occidente.
El día de Pascua destruyeron una iglesia del siglo XIX en el norte de Siria. Hace unas semanas decapitaron a 21 cristianos coptos en una playa de Libia. Colgaron las ejecuciones en internet. En la ciudad de Lahore, en Pakistán, la del escritor victoriano Rudyard Kipling, se atacaron otras dos iglesias en los últimos días. En muchos territorios musulmanes se encarcela a cristianos por distribuir biblias o por acudir a una iglesia. El papa Francisco ha hablado nuevamente del silencio cómplice del mundo ante las atrocidades cometidas contra creyentes.
Lo más inquietante de Estados Islámico es que se ha universalizado. Con distintos nombres pero con una franquicia que les permite actuar en nombre de un supuesto califato. El movimiento Boko Haram que actúa en el norte de Nigeria ha asesinado a cientos de personas, ha secuestrado escuelas enteras y ha puesto en estado de alerta máxima la mayor potencia económica y demográfica del continente africano.
Los conflictos armados en el mundo musulmán tienen causas muy diversas pero hay un denominador común que se mueve en las pugnas entre las dos grandes facciones de la religión del Profeta: los chiíes y los suníes.
Se ha pasado página en Occidente de la matanza monstruosa de 143 estudiantes, tres policías y tres militares en el ataque de terroristas en la Universidad de Garisa, a pocos kilómetros de la frontera con Somalia. La aviación de Kenia ha bombardeado varias bases de la organización Al Shabab en el interior de Somalia. No hay datos sobre los daños ni bajas causados.
Los relatos de supervivientes de la matanza en la universidad de Garisa hablan de la crueldad de los ataques y de la selección de cristianos a la hora de matarlos. Los conflictos entre cristianos y musulmanes en la frontera entre Kenia y Somalia no son nuevos. Pero nunca habían alcanzado la fase de confrontación abierta que ha llevado a la última matanza.
Al Shabab ha matado a miles de musulmanes en Somalia y en el norte de Kenia. El Gobierno de Nairobi no ha sabido responder a los terroristas y tampoco ha propiciado políticas para que la minoría musulmana sea tratada con equidad.
El problema nuevo que se plantea es la ruptura conceptual de fronteras y los distintos focos de enfrentamiento en lugares como Siria, Líbano, Yemen, Kenia o Nigeria. Desde que empezaron los enfrentamientos en Yemen el 19 de marzo han muerto 540 personas y se calcula, según la ONU, que más de cien mil yemeníes han sido desplazados desde que Arabia Saudí decidió encabezar una coalición militar para frenar a los rebeldes que consiguieron forzar el exilio del presidente del país. La milicia chií sigue avanzando en la ciudad de Adén y la coalición liderada por los saudíes pide ayuda a Pakistán para derrotar a los rebeldes.
De estos relatos de sangre y violencia se puede deducir que en la mayoría de los casos se perpetran al margen de la acción occidental. Es cierto que Europa y Estados Unidos han metido las arpas en toda la zona desde la descomposición del imperio otomano al terminar la Gran Guerra.
En los últimos años se ha intervenido militarmente en Kuwait, se ha invadido parcialmente Iraq y, como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre del 2001, se ha declarado una guerra en Afganistán y otra en Iraq. La primera era una respuesta a los ataques terroristas en EE.UU., pero la segunda fue el capricho de Bush y Blair, con Aznar y Barroso en la foto, para borrar del mapa a Sadam Husein y controlar Iraq. De hecho, las dos guerras se han perdido y Occidente se ha retirado militar y políticamente de la región.
Obama se ha dedicado al poder blando y ha alcanzado un pacto nuclear de mínimos con Irán que tendrá que superar las negativas del Senado y la resistencia del gobierno Netanyahu, con tantos tentáculos en Washington. No se prevé la intensificación de acciones militares occidentales en la región.
Rusia hará acto de presencia política y diplomática, pero no tiene capacidad para tomar iniciativas militares. China seguirá con sus inversiones y adquisiciones de tierras en buena parte de África, al margen de los conflictos étnicos, religiosos y políticos. Lo que no estaba en el calendario político es Estado Islámico y su internacionalización. Ni tampoco que fueran las distintas facciones musulmanas las que se enzarzaran en contiendas civiles, étnicas y religiosas. La porosidad de las sociedades globales permite que los conflictos más lejanos puedan incubarse y afectar a nuestro país y en la ciudad en que vivimos.
Publicado en La Vanguardia el 8 de abril de 2015
Hace más o menos un año que empezó ha implantarse contundentemente el Estado Islámico en Iraq, aunque su existencia se remonta unos cuantos años atrás cuando el grupo se llamaba Estado Islámico de Iraq (con las siglas ISI en inglés), y eran a la practica la franquicia local de Al Qaeda. Es lo que tiene el vacío de poder creado por la destrucción del estado y el ejército iraquíes después de una guerra de última generación que no tuvo una ocupación y un cambio de régimen efectivos: cuando se llenó el país de soldados y mercenarios occidentales acudieron todo tipo de terroristas para combatirles enarbolando la bandera de la legitima resistencia al invasor. Luego vendría la democratización que se tradujo en la persecución de los baazistas pero también en la marginación de la mayoría de cuadros funcionariales adeptos al anterior régimen (mayoritariamente sunitas). Mientras los estadounidenses ante una opinión pública desfavorable al conflicto, más preocupada en sus cuentas corrientes (mermadas por la crisis financiera) e impresionada pos las catástrofes naturales (el huracán Katrina) preparaban su retirada, los atentados terroristas contra la población en Iraq se convirtieron en algo frecuente, porque los soldados occidentales entre otras cosas no fueron capaces de controlar las fronteras del país.
Entonces tenemos que entre agosto de 2010 y diciembre de 2011 el ejército norteamericano da por terminada sus operaciones militares (es decir la guerra que se había iniciado con la invasión) y decide retirarse del país sin haber encontrado las armas de destrucción masiva. Ha habido un mínimo de 100.000 muertes entre los civiles iraquíes causados por la guerra (hay fuentes que las elevan al medio millón y hay que cifran las indirectas en el millón) y 4.500 soldados norteamericanos muertos. El país está hecho unos zorros: no se cubren ni los suministros ni las necesidades básicas, la violencia común no ha hecho más que crecer (incluido el secuestro de mujeres), ha habido un éxodo de un millón de personas hacía Siria y otros países, y el gobierno desde las primeras elecciones se ha confesionalizado: los sunitas al principio se automarginan de un gobierno y un Parlamento que no van con ellos, luego participan del proceso transitivo, y al final desaparecen.
En el 2011 llegó la revuelta árabe (muchos lo llamaron revolución o primavera árabe porque algunos consideraban que era más estético: digámoslo claro muchos pensábamos que por fin el mundo árabe con las protestas de Egipto y Túnez podía ir hacía mejor y había lo posibilidad de una democratización, y los que no lo pensaban, normalmente eran personas que establecen una deficiencia congénita entre los árabes para democratizarse.) y de una u otra manera esto funcionó en la mayoría de países de la cornisa africana y Oriente Medio donde ya las cosas no estaban nada claras y se ha demostrado que en muchos países han terminado mucho peor de lo que estaban: incluido Iraq aunque apenas se informó porque solo se levantaron los iraquíes de Bagdad para arriba que mayoritariamente son de confesión sunita y encontraron una brutal represión por parte de un ejército regular iraquí controlado ahora por los chiítas. La revuelta en Siria encontró una brutal represión por parte del régimen y degeneró en una guerra civil en la que el ejército regular se enfrenta a todo tipo de milicianos armados y financiados desde el exterior: en el momento en que Barak Obama suspende sus planes de bombardeo sobre el régimen por haber utilizado armas químicas contra los rebeldes y su propia población irrumpe en este país el Estado Islámico de Iraq, que se convierte en el Estado Islámico de Iraq y Levante, y rompe definitivamente con Al Qaeda que mantiene desde hace largos meses la marca del Frente de Al Nusra.
Los grandes medios empezaron a alertar a principios del verano pasado cuando este ejército del ISIS había conquistado Mosul (sin pegar demasiados tiros y pasando a recoger el armamento de un ejército iraquí en desbandada) y estaba a las puertas de Bagdad, mostrándonos las barbaridades que llevan a cabo contra los soldados y civiles que ellos mismos nos publicitan para asustarnos (no se sabe bien si para que occidente no se atreva a una guerra terrestre o precisamente para provocar eso). Pero la historia viene de más atrás y no aparecieron por generación espontánea. Han creado un califato, un verdadero estado islámico (no se rasguen las vestiduras: en cada casa hay lo mejor y lo peor), circunscrito a Iraq y Siria, pero con una gran proyección internacional que hace que otros grupos aparezcan en otros países, se conviertan en sus vasallos, o acudan a miles desde todo el mundo, o estos mismos lleven a cabo acciones en Europa. Lo último del Yemen es posible por este cuadro (allí también hubo una revuelta, un vacío de poder, y los atentados de las mezquitas han sido el detonante) pero obedece a una lógica diferente: los chiítas zaiditas (los habitantes de siempre del norte) han tomado el control frente a la barbarie y han tenido como respuesta los bombardeos de Arabia Saudita. Y esas tenemos, mientras Irán extra oficialmente presta su ayuda a los chiítas de Iraq para combatir al Estado Islámico, en Yemen Arabia Saudita bombardea a los chiítas. ¿Dónde quedan las revueltas? Salvo en Túnez, en la represión del estado (¿Se acuerda alguien de Mohamed Mursi el primer presidente elegido democráticamente en Egipto?), las guerras civiles, y el vacío de poder que llenan poderes tribales, y fundamentalistas políticos religiosos como los del Estado Islámico.
Saludos
Un análisis extraordinario el que nos acaba de realizar, saludos…
Muchas gracias BartoloméC
Leemos,vemos y oimos estas noticias a diario, Francesc, pero tu resumen suena más desgarrador…
Sr Foix: la pregunta es……hay solución ? Quién será capaz de frenar esta barbarie?…..
No sé si hay solución…pero lo cierto Àfrica es que no he visto la misma reacción de solidaridad por la matanza de casi 150 estudiantes cristianos a manos de los islamistas en una universidad de Kenia, que la que hubo en Charlie Hebdo…
Lamentablemente,Bartolomé,…..nos queda lejos. A diario mueren muchas personas y parece que nos hayamos acostumbrada a ello.
Deciamos en un post anterior que la condición humana no cambia…. seguimos matando y destruyendo sin aprender nada de todos los horrores y errores históricos…no aprendemos…
creo que no es un problema de religión ni de ideologías. existe gente (por lo que sea, por su carácter, por su entorno, etc) con un profundo instinto psicópata, que de alguna manera está latente o se manifiesta ocasionalmente como violencia de baja intensidad, machismo, homofobia, racismo, lo que sea. en algún momento eso se descontrola y entonces estos personajes se aferran a cualquier religión que pase por ahí, profeta, ideología o dictador (franco, hitler, etc) para desatar toda su ira y caos interior en guerras, terrorismo, muerte y destrucción. para mí, como digo, históricamente, no es tanto un problema de religiones o ideologías como de psicopatías.
Hitler fue elegido democráticamente….
Hombre hay psicopatas pero también hay formas de pensar que tienden al bien comun y otras que no. Si fomentas la capacidad de discutir, el laicismo en la forma de entenderlo de Magris, la libertad individual y la socialización de las personas es más facil que tengas una socidad menos violenta que si fomentas la superioridad de una raza, la homofia, el clasismo y la no distribución de la riqueza. Las ideologias no son neutras.
por supuesto, francis. a lo que me refiero es que hay ideologías (por llamarlas de alguna manera) que son fruto de mentes psicópatas. para mí, la palabra «ideología» lleva implícita una cierta preocupación por el bien común, que se puede alcanzar de distintas y legítimas maneras. cuando una ideología se diseña para la destrucción, el sometimiento y el terror, estamos adentrándonos en terrenos oscuros de la condición humana que nada tienen que ver con supuestos fines religiosos o políticos, aunque se justifiquen con ellos.
Sr.Foix: a quién se le ocurrió llamar «Primavera Árabe» a todo este proceso…???
…a otro cínico psicocopata, supongo….
…los hay que suspenden la semántica….sin duda.
Así es…