
Las elecciones anticipadas las carga el diablo. Artur Mas gobernaba en solitario y con el apoyo implícito o explícito del Partido Popular. Pedía una mayoría excepcional y ha recibido un castigo excepcional. Tenía 62 escaños y hoy cuenta sólo con 50. Los socialistas sufrieron un batacazo también pero se han quedado la mar de contentos…