Una noche de verano de 1976 me encontraba en el amplio restaurante de un hotel compuesto por varias chozas en la ciudad de Francistown, un poblado de Botsuana con estación ferroviaria paralela al desierto de Kalahari. Apareció un personaje pelirrojo que resultó ser escocés y se acercó a mi mesa pidiendo compartir cena. Eran tiempos…