Cuesta mucho rebobinar en periodismo. Bien mirado, cuesta muy poco. Por la sencilla razón de que la actualidad destruye pronósticos, análisis previos, vaticinios precipitados. Hemos pasado agosto aturdidos por el fin del Barça tal como lo habíamos conocido en este siglo. La eliminatoria con el Real Madrid fue penosa. La marcha de Neymar causó estupor…