El día que el primer ministro James Callaghan llegaba bronceado de una cumbre en las Antillas y contestaba en el aeropuerto que dónde estaba la crisis en Gran Bretaña, el declive de la socialdemocracia que había encarnado el laborismo de Clement Attlee empezaba su declive. Los sindicatos controlaban y dominaban al partido laborista. Las huelgas…