Transitando por la Castilla rural, vaciada, por las anchuras de Soria, Segovia, Guadalajara y Ávila, cielos azules y rasos, calores rutinarios de finales de julio, se observa la soledad de pueblos con muchos campos de rastrojos frescos, recientes, flanqueados por olmos a la vera de un arroyo que sirve sus escuálidas aguas al Duero. He…